Los cultivos transgénicos en Argentina
El primer cultivo transgénico en Argentina fue la soja tolerante a glifosato. Se aprobó, y sembró por primera vez, en 1996 y desde ese momento el área sembrada con cultivos transgénicos, también llamados genéticamente modificados (GM), ha crecido en forma sostenida. Otro tipo de cultivos transgénicos aprobados, y muy rápidamente adoptados en Argentina, son los cultivos resistentes a insectos (cultivos Bt). Incluso hay varios cultivos transgénicos que combinan la tolerancia a herbicidas y la resistencia a insectos. Con alrededor de 24 millones de hectáreas sembradas, que representan el 12-13% de la superficie global de transgénicos, Argentina está posicionada como el tercer productor mundial de cultivos GM, después de Estados Unidos y Brasil.
La tasa de adopción de cultivos transgénicos es una de las más altas en cuanto a adopción de nuevas tecnologías en el sector agropecuario argentino, y supera inclusive a la observada con la incorporación de los híbridos en el cultivo de maíz. Esto indica un alto grado de satisfacción por parte del agricultor con respecto a los beneficios que provee la biotecnología que ofrece, además de la disminución de los costos, otras ventajas, como mayor flexibilidad en el manejo de los cultivos, disminución en el empleo de insecticidas, mayor rendimiento y mejor calidad de la producción. Adicionalmente, lo cultivos transgénicos se complementan muy bien con prácticas de labranza conservacionistas, como la siembra directa, contribuyendo a la conservación del suelo, la simplificación de manejo y la reducción de costos de producción.