La biotecnología y la industria farmacéutica: el ejemplo de la insulina

Los medicamentos que se venden en la farmacia se producen de diversas maneras. Las moléculas simples se producen por síntesis química, mientras que las moléculas complejas generalmente deben ser purificadas a partir de microbios, plantas o animales. Los inconvenientes de esta estrategia son los bajos rendimientos de producción y el riesgo de contaminación del fármaco con toxinas o patógenos, como los virus.

Es por eso que en el caso de medicamentos proteicos, la industria farmacéutica ha optado por el camino de la ingeniería genética o metodología del ADN recombinante. Mediante esta tecnología se pueden obtener grandes cantidades de una proteína, completamente aislada de los componentes celulares del organismo de origen. Esto se consigue por introducción de un gen (por ejemplo: el gen de la insulina humana) en un organismo hospedador fácil de cultivar (por ejemplo: una bacteria). Este organismo se denomina entonces "organismo genéticamente modificado" y la proteína obtenida, "proteína recombinante".

La primer proteína recombinante aprobada como medicamento fue justamente la insulina, en 1982, para el tratamiento de pacientes con diabetes melitus. Hasta ese entonces los pacientes debían inyectarse insulina extraída del páncreas de vacas o cerdos; hoy varios laboratorios farmacéuticos producen insulina humana, tanto a partir de bacterias como a partir de levaduras, de una manera más simple y sin ningún riesgo para la salud. En 2007, Argentina se convirtió en el único país del mundo capaz de producir insulina humana con vacas transgénicas. Nacieron cuatro terneras sin parangón: todas ellas tienen en sus células el gen que les permite producir en su leche esta hormona que se utiliza para tratar la diabetes. Si bien la insulina fabricada en vacas transgénicas no está aún en el mercado, la dinastía Patagonia (el nombre con que se conoce a estas terneras), representa un nuevo hito en el desarrollo de una plataforma tecnológica para la producción de medicamentos: el llamado tambo farmacéutico.

 

Imagen: Louis Reed | Unsplash