Japón aprueba la importación de papaya transgénica

La papaya transgénica resistente a virus se produce en Hawai y se consume en todo Estados Unidos. Recientemente, ha ganado la aprobación para ser consumida también en Japón.

La papaya transgénica resistente a virus se produce en Hawai y se consume en todo Estados Unidos. Recientemente, ha ganado la aprobación para ser consumida también en Japón.


La papaya modificada genéticamente (GM) se produce en Estados unidos, concretamente en Hawai desde 1998. Se trata de una papaya que tiene la característica de ser resistente al virus de la mancha anular de la papaya (PRSV, por sus siglas en inglés). Esta es la enfermedad más peligrosa que ataca a este cultivo y que estuvo a punto de diezmar la producción de Hawai, lo que se evitó con la introducción de la papaya transgénica.

Japón, que es uno de los principales importadores de papaya, ha decidido dar el visto bueno a las importaciones de papaya GM de EEUU. Según el Centro de Investigación Agraria de Hawai, esta aprobación se ha conseguido tras años, no de negociación política, sino de debate científico en el que los investigadores de EEUU han aportado toda la información requerida por las autoridades japonesas.

Dennis Gonsalves, director del Departamento de Agricultura del Pacific Basin Agricultural Research Center en Hilo, Hawai, y profesor emérito de patología de plantas en Cornell, fue el líder del proyecto para salvar a la industria de la papaya de Hawai, de más de 47 millones dólares.

La papaya es el segundo cultivo frutícola más grande de Hawai. Se cultiva comercialmente para su consumo en Estados Unidos y exporta del 25 al 30 por ciento de su producción a Japón. Los árboles de papaya pueden ser gravemente dañados por el virus de la mancha anillada de la papaya (PRSV), que se transmite rápidamente por áfidos. De hecho, este virus es la enfermedad más grave que puede tener la papaya. El virus PRSV fue descubierto en Hawai en la década de 1940. Prácticamente eliminó una gran producción de papaya en Oahu en la década de 1950, obligando a la industria de la papaya a trasladarse a la zona de Puna en la Isla Grande cerca de Hilo, en la década de 1960. Aunque el virus se encontraba a 19 millas de distancia de la isla de Puna, el aislamiento geográfico y la vigilancia y los esfuerzos diligentes han mantenido el virus alejado de la isla de Puna desde hace años.

Los agricultores de Puna producen el 95 por ciento de la papaya de Hawai. Sin embargo, la mayoría de los productores y los científicos entendieron que el virus de la mancha anillada eventualmente llegaría a Puna, y por eso iniciaron el proyecto de investigación a finales de 1980 para desarrollar papaya transgénica para controlar el virus mediante el uso de una estrategia llamada "resistencia derivada del patógeno", en la que se usa un gen del patógeno para luchar contra el mismo patógeno. La primera línea prometedora de papaya transgénica fue identificada en 1991, y el ensayo de campo a pequeña escala se inició en Oahu al siguiente año. El mismo año, el virus se encontró por primera vez en la isla Puna.

Afortunadamente, las pruebas realizadas demostraron que la línea era muy resistente al virus. El momento no podría ser mejor, ya que a finales de 1994, casi la mitad de la superficie de Puna ya estaba infectada por el virus y un número importante de agricultores estaban destinados a la quiebra. La rápida evolución de la investigación produjo las variedades comerciales de papaya SunUp y Rainbow.

Con la industria de la papaya de Hawai enfrentando una inminente desaparición, la industria fue a la Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y a la Administración de Alimentos y Drogas (FDA), y para septiembre de 1997 obtuvo la aprobación para la comercialización de papaya transgénica. Un año más tarde las semillas transgénicas se pusieron a disposición de los productores.

Los productores de papaya enfocaron su atención en obtener la aprobación de los japoneses para comercializar la papaya transgénica allí, ya que Japón es un mercado clave para la papaya hawaiana. Sin embargo, Japón no es propenso a aceptar productos agrícolas comestibles transgénicos. Según Gonsalves, el proceso regulatorio de aprobación de Japón es "difícil", pero sin embargo ahora obtuvieron la aprobación de Japón para la exportación de papaya a este país, ya que los hawaianos proporcionaron toda la información y los datos científicos necesarios que Japón solicitaba.

Europa es otro mercado importante para la papaya. Sin embargo, Gonsalves opinó que la papaya transgénica nunca ganará la aprobación europea, sin importar la cantidad de información que se proporcione, ya que allí de decisión es más política que científica.

Gonsalves está dirigiendo su atención a Tailandia, donde como Hawai, la papaya es un cultivo importante. Los científicos tailandeses reconocen la obra realizada en Hawai y sembraron ensayos a campo desde 1999 hasta 2004. Desafortunadamente, Greenpeace asaltó uno de estos campos de ensayo de investigación con papaya transgénica, y destruyeron el material vegetal. Gonsalves no es optimista sobre el futuro de papaya transgénica en Tailandia, a pesar de que está convencido de que podría tener un impacto económico importante en la industria de ese país, y sin ningún impacto ambiental.

Científicos y los agricultores de otros países, como Bangladesh, Jamaica, Venezuela, Brasil y países africanos, han estado trabajando con Gonsalves para desarrollar variedades resistentes a las enfermedades propias de sus países.