La Iglesia defiende el uso de los transgénicos para luchar contra la inseguridad alimentaria

La Iglesia toma como punto de partida para defender el uso de transgénicos el considerar a la naturaleza como un don entregado al hombre y cuya intervención en la misma no es algo negativo, siempre que se mejoren sus características.

La Iglesia toma como punto de partida para defender el uso de transgénicos el considerar a la naturaleza como un don entregado al hombre y cuya intervención en la misma no es algo negativo, siempre que se mejoren sus características.

Una visión que podría resumirse en las palabras del Cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio de Cardenales: "La Biotecnología no debe ser satanizada, si no utilizada para el bien común de la humanidad".
En una semana en la que los transgénicos están presentes en gran número de medios, Fundación Antama ha querido reunir en un completo documento la postura de la Iglesia Católica ante este complejo y actual debate. Todas las referencias reunidas han sido sacadas de documentos oficiales emitidos por el Vaticano o de declaraciones públicas de miembros de la Iglesia.
Este detallado documento refleja el reconocimiento por parte de la Iglesia hacia la Biotecnología y los transgénicos como una vía fundamental en la lucha contra el hambre en el mundo. Una tecnología por la que hay que apostar manteniendo, como se está haciendo hasta ahora, el máximo control científico para garantizar la seguridad humana y ambiental.
Ya en 1982, el Papa Juan Pablo II afirmaba que la Biotecnología es "un precioso instrumento en la solución de graves problemas como el hambre, produciendo variedades de plantas más avanzadas y resistentes, además de crear medicamentos más efectivos".
A día de hoy, el Papa Benedicto XVI ha apostado por la difusión de la Biotecnología como una de las vías para afrontar el problema de la inseguridad alimentaria, tecnología que "logra un mejor uso de los recursos económicos, humanos, naturales y socioeconómicos, garantizando su sostenibilidad a largo plazo".
Para ello, la Iglesia insta a los países desarrollados a que fomenten el intercambio de conocimientos científicos con aquellos que están en vías de desarrollo. Así, se busca que los países más pobres puedan desarrollar dichas tecnologías, adaptarlas a sus necesidades, ser autosuficientes, y poder luchar así activamente contra el hambre y las enfermedades que azotan sus pueblos.
Una visión a favor de la Biotecnología que toma como punto de partida el considerar a la naturaleza como un don entregado al hombre y cuya intervención en la misma no es algo negativo, siempre que se mejoren sus características. Una visión que podría resumirse en las palabras del Cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio de Cardenales: "La Biotecnología no debe ser satanizada, si no utilizada para el bien común de la humanidad".