Nuevo aporte al código de barras de ADN para plantas

Un grupo internacional de científicos, incluyendo especialistas en botánica de la Universidad de Toronto, identificó un par de genes que podrían ser empleados para catalogar a las plantas usando la técnica de código de barras de ADN (DNA barcoding).

Un grupo internacional de científicos, incluyendo especialistas en botánica de la Universidad de Toronto, identificó un par de genes que podrían ser empleados para catalogar a las plantas usando la técnica de código de barras de ADN (DNA barcoding).

Se trata de un método automatizado y rápido de clasificación que usa ciertas secuencias cortas del ADN de un organismo para identificarlo como perteneciente a una determinada especie. “El código de barras de ADN nos permite descubrir a las muchas especies aún no descriptas que existen en la Tierra”, explica Spencer Barrett, profesor de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Toronto y líder del grupo canadiense que trabaja en el desarrollo de un código de barras de ADN para plantas. "Este descubrimiento es importante porque entender la biodiversidad es crucial para la vida del hombre en el planeta”.

Desde su invención, hace cinco años, el código de barras de ADN se ha usado para identificar sólo especies animales. Su aplicación a la identificación de plantas se ha visto retrasada por la complejidad de los genomas vegetales y porque los investigadores no se ponían de acuerdo sobre cuáles eran las mejores regiones del ADN para usar.

"Comparamos la utilidad de siete regiones génicas candidatas considerando tres criterios: facilidad para obtener las secuencias, calidad de las secuencias, y capacidad de distinguir especies sobre una base de 550 especies de plantas terrestres”, señala Barrett. "A partir de este análisis recomendamos usar a matK y rbcL, dos genes del cloroplasto, para la técnica de código de barras de ADN en plantas”.

Una de sus aplicaciones más importantes de la técnica es para la identificación de las muchas especies en los centros de biodiversidad donde la falta de especialistas dificulta las tareas de conservación. Puede usarse además para detectar el comercio ilegal de especies en riesgo, identificar organismos invasivos y especies venenosas, y también para determinar el origen de fragmentos de ADN en muestras forenses.

La técnica funciona con cantidades mínimas de tejido, como pequeños fragmentos de material vegetal, e incluso muestras digeridas o procesadas. También será usada en los proyectos globales como el Tree-BOL, dirigido a construir una base de datos de códigos de barra de ADN de todas las especies de árboles del mundo, muchos de ellos importantes desde el punto de vista económico y de la conservación”.

El trabajo fue publicado en el último número de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, por un grupo formado por 52 científicos que trabajan en 10 países.