El genoma de la rana es casi tan complejo como el del ser humano
Por primera vez, se logró secuenciar el genoma de un anfibio. Se trata de una especie de rana africana, la Xenopus tropicalis, una de las más utilizadas en la investigación en laboratorio, que se une a la lista de más de 175 organismos, cuyo mapa genético ha sido casi completamente desvelado.
Por primera vez, se logró secuenciar el genoma de un anfibio. Se trata de una especie de rana africana, la Xenopus tropicalis, una de las más utilizadas en la investigación en laboratorio, que se une a la lista de más de 175 organismos, cuyo mapa genético ha sido casi completamente desvelado.
La rana africana Xenopus tropicalis tiene hasta 21.000 genes, casi a la altura del ser humano. No se trata sólo de una anécdota científica. El hallazgo puede dar lugar a importantes avances en el estudio de la salud humana, ya que el batracio comparte con nosotros 1.700 genes que provocan enfermedades como el cáncer, el asma o las patologías coronarias, lo que lo convierte en un estupendo animal para abrir con bisturí. El trabajo, publicado en la prestigiosa revista Science, también podrá ayudar a comprender los factores causantes de la gran mortalidad de anfibios en todo el mundo.
La secuencia del genoma de la Xenopus tropicalis es fruto del esfuerzo conjunto de investigadores de dos docenas de instituciones científicas de todo el mundo, dirigidos por Uffe Hellsten, del Joint Genome Institute en Walnut Creek, California (EE.UU.).
El genoma de esta rana, que habita las charcas del África subsahariana, se compone de más de 1,7 mil millones de bases químicas desplegadas en diez cromosomas. Tiene entre 20.000 y 21.000 genes, casi tantos como el ser humano, que tiene 23.000. Entre ellos, y aquí está lo interesante, 1.700 que son muy similares a los genes de las personas relacionados con enfermedades como el cáncer, el asma y las patologías coronarias.
Los hallazgos se basan en el ADN de una sola rana africana. Este material se dividió en pequeños trozos que se repitieron muchas, muchas veces y que luego se enviaron a laboratorios de todo el mundo para que los científicos puedan analizarlos y les ayuden a entender cómo se regulan los genes. «Es un gran paso adelante. Ahora comienza el verdadero trabajo, comprender cómo y cuándo los genes se activan y cómo funcionan durante el desarrollo de la enfermedad», explica Jacques Robert, un inmunólogo de la Universidad del Rochester Medical Center. El equipo identificó las regiones del genoma de la rana donde los genes están dispuestos casi de la misma forma que en el ser humano y el pollo.
Estas «zonas comunes» son esencialmente fragmentos de un genoma antiguo que el hombre y la rana compartían en las primeras etapas de su desarrollo, que se remonta al tiempo anterior al momento en el que tomaron caminos separados hace 360 millones de años, el último ancestro común de todos los mamíferos, aves, ranas, salamandras y dinosaurios que alguna vez recorrieron el planeta. Esto es importante, ya que los científicos tratan de comprender cómo trabajan juntos los grupos de genes, lo que puede dar respuesta a muchas dudas sobre el desarrollo de las enfermedades del corazón o del cáncer. También podrán avanzar en el conocimiento de cómo funciona el sistema inmunológico y ayudar a millones de personas con asma, lupus, esclerosis múltiple, artritis reumatoide, cáncer o Alzheimer.