Vacunas comestibles basadas en ARN de interferencia
La Fundación Gates otorgó un subsidio de U$100.000 a Eric Lam y sus colegas de la Universidad Rutgers (Nueva Jersey) para la generación de vacunas antivirales en tomates y otras plantas.
Con la prevalencia de las enfermedades virales en todo el mundo, como la hepatitis C, influenza (incluyendo la porcina, aviar y otras), y el HIV/SIDA, el desarrollo de nuevas vacunas es un gran desafío. Además, la enorme variabilidad de los virus, que los ayuda a evadir al sistema inmune y a los medicamentos, hace que las vacunas y terapias tradicionales no sean efectivas a largo plazo. Por eso Lam se concentró en el uso del ARN de interferencia combinatorial, con el fin de evitar la evasión viral.
Es decir, en lugar de enfocarse en una determinada proteína o antígeno del virus, la estrategia se basa en una combinación de moléculas de ARN capaces de bloquear el ciclo de vida del virus atacando varios genes al mismo tiempo. Así, si un gen vitral muta (cambia) impidiendo que actúe un medicamento, la vacuna igual sigue funcionando actuando sobre otros puntos del ciclo.
Sin embargo, uno de los principales problemas de este tipo de terapia es cómo hacer para administrar estas moléculas de una manera económicamente viable y a todas las personas que la necesiten. En este sentido, Lam logró modificar genéticamente tomates que tienen genes que codifican para los ARN que evitarán que funcionen determinados genes virales esenciales. La idea es hacer vacunas comestibles, que en lugar de llevar proteínas que funcionen como antígenos, lleven moléculas de ARN que bloqueen el ciclo del virus y éste no pueda replicarse.