Maíz transgénico rico en vitaminas y hecho en España
Un equipo dirigido por investigadores del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal de la Universidad de Lleida ha desarrollado maíz transgénico que contiene altas cantidades de tres vitaminas que suelen estar ausentes en las variedades naturales.
Un equipo dirigido por investigadores del Departamento de Producción Vegetal y Ciencia Forestal de la Universidad de Lleida ha desarrollado maíz transgénico que contiene altas cantidades de tres vitaminas que suelen estar ausentes en las variedades naturales.
Los autores, que publican el avance en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, esperan que su método ayude a aliviar la malnutrición y las enfermedades asociadas a las deficiencias vitamínicas existentes en los países más pobres.
Los científicos, dirigidos por Paul Christou, crearon un tipo de maíz blanco fortificado biológicamente que contiene altos niveles de betacaroteno (precursor de la vitamina A), vitamina C y vitamina B9. Según explicó Paul Christou a Europa Press, "por primera vez hemos demostrado que es posible crear de forma simultánea múltiples características nutricionales en plantas, en concreto crear cultivos alimenticios fortificados con múltiples nutrientes".
Los autores implantaron embriones de maíz de entre 10 y 14 días con una serie de partículas de metal recubiertas con ADN, conteniendo cinco genes: dos genes para sintetizar el betacaroteno, un gen para el folato, uno para la vitamina C y un marcador genético.
En comparación con el maíz blanco no modificado, el transgénico contenía seis veces más vitamina C y el doble de folatos. Los niveles de betacaroteno en el maíz modificado eran 169 veces la cantidad normal y cinco veces más elevados que el que se encuentra en el arroz transgénico enriquecido denominado arroz dorado."La principal novedad es que hemos utilizado un nuevo método de transformación genética que en principio nos permite introducir un ilimitado número de transgenes en importantes cultivos", añade el investigador. El método ha sido desarrollado en la Universidad de Lleida gracias a fondos del Ministerio de Ciencia en Innovación y fue publicado el pasado año también en PNAS.
La investigación demuestra, según apunta Christou, que la ingeniería genética puede acelerar y simplificar el proceso de mejora de las cosechas y suministrar plantas mejoradas nutricionalmente que ayuden a aliviar la malnutrición y las enfermedades asociadas con deficiencias vitamínicas en el mundo desarrollado.
La técnica desarrollada en el centro español permite la modificación, reconstrucción y mejora de mecanismos metabólicos multigenéticos en plantas, algo que hasta el momento había sido casi imposible de realizar.
"Vemos el trabajo actual sólo como el principio de una serie de excitantes avances por llegar que implicarán el desarrollo de características muy complejas y multigenéticas en plantas".
Sobre la posibilidad de llevar a la práctica este tipo de cultivos el investigador señala que "esto sólo sucederá, por supuesto, si los políticos y las organizaciones ambientales extremistas, sobre todo en Europa, dejan de detener el desarrollo de la tecnología por razones que tienen que ver sólo con agendas políticas y económicas partidistas".
En el equipo de la Universidad de Lleida han participado junto a Christou y Teresa Capell, Gemma Farre, Changfu Zhu y Shaista Naqvi. Otros centros españoles que han contribuido han sido la Universidad de Murcia y el Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados en Barcelona, además de la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt (Alemania).
Los autores, que publican el avance en la edición digital de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, esperan que su método ayude a aliviar la malnutrición y las enfermedades asociadas a las deficiencias vitamínicas existentes en los países más pobres.
Los científicos, dirigidos por Paul Christou, crearon un tipo de maíz blanco fortificado biológicamente que contiene altos niveles de betacaroteno (precursor de la vitamina A), vitamina C y vitamina B9. Según explicó Paul Christou a Europa Press, "por primera vez hemos demostrado que es posible crear de forma simultánea múltiples características nutricionales en plantas, en concreto crear cultivos alimenticios fortificados con múltiples nutrientes".
Los autores implantaron embriones de maíz de entre 10 y 14 días con una serie de partículas de metal recubiertas con ADN, conteniendo cinco genes: dos genes para sintetizar el betacaroteno, un gen para el folato, uno para la vitamina C y un marcador genético.
En comparación con el maíz blanco no modificado, el transgénico contenía seis veces más vitamina C y el doble de folatos. Los niveles de betacaroteno en el maíz modificado eran 169 veces la cantidad normal y cinco veces más elevados que el que se encuentra en el arroz transgénico enriquecido denominado arroz dorado."La principal novedad es que hemos utilizado un nuevo método de transformación genética que en principio nos permite introducir un ilimitado número de transgenes en importantes cultivos", añade el investigador. El método ha sido desarrollado en la Universidad de Lleida gracias a fondos del Ministerio de Ciencia en Innovación y fue publicado el pasado año también en PNAS.
La investigación demuestra, según apunta Christou, que la ingeniería genética puede acelerar y simplificar el proceso de mejora de las cosechas y suministrar plantas mejoradas nutricionalmente que ayuden a aliviar la malnutrición y las enfermedades asociadas con deficiencias vitamínicas en el mundo desarrollado.
La técnica desarrollada en el centro español permite la modificación, reconstrucción y mejora de mecanismos metabólicos multigenéticos en plantas, algo que hasta el momento había sido casi imposible de realizar.
"Vemos el trabajo actual sólo como el principio de una serie de excitantes avances por llegar que implicarán el desarrollo de características muy complejas y multigenéticas en plantas".
Sobre la posibilidad de llevar a la práctica este tipo de cultivos el investigador señala que "esto sólo sucederá, por supuesto, si los políticos y las organizaciones ambientales extremistas, sobre todo en Europa, dejan de detener el desarrollo de la tecnología por razones que tienen que ver sólo con agendas políticas y económicas partidistas".
En el equipo de la Universidad de Lleida han participado junto a Christou y Teresa Capell, Gemma Farre, Changfu Zhu y Shaista Naqvi. Otros centros españoles que han contribuido han sido la Universidad de Murcia y el Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados en Barcelona, además de la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt (Alemania).