Sequía activa debate sobre transgénicos en Bolivia
La caída de precios y ahora una prolongada sequía por efecto del fenómeno de El Niño está impulsando a miles de agricultores bolivianos a reclamar al gobierno de Evo Morales el uso de cultivos genéticamente mejorados para hacer frente a millonarias pérdidas.
La caída de precios y ahora una prolongada sequía por efecto del fenómeno de El Niño está impulsando a miles de agricultores bolivianos a reclamar al gobierno de Evo Morales el uso de cultivos genéticamente mejorados para hacer frente a millonarias pérdidas.
"El 50% de los cultivos de trigo, girasol, maíz y sorgo se han perdido de 511.000 hectáreas sembradas en este invierno; unas 3600.000 toneladas de alimentos se dejarán de producir con pérdidas por más de 100 millones de dólares para unos 14.000 agricultores entre pequeños, medianos y grandes", dijo el miércoles Raynaldo Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Aleaginosas (ANAPO) durante un foro promovido por los agricultores.
Díaz dijo que las pérdidas se han hecho recurrentes por efectos climáticos, por lo que instó al gobierno a reabrir el debate sobre el uso se semillas resistentes a plagas que actualmente sólo está permitido para la soja.
El "gusano cogollero está destruyendo hasta el 80% de la producción de maíz que es la base de la cadena alimentaria. Si no aplicamos biotecnología como nuestros vecinos (Argentina y Brasil), la seguridad alimentaria del país está en riesgo", dijo.
Cultivadores de los valles y las montañas andinas donde se práctica una agricultura tradicional y familiar rechazan la ampliación de cultivos transgénicos porque temen contagios a variedades nativas o posibles daños a la tierra, mientras que productores como Díaz -asentados en el oriente donde se produce el 90% de los alimentos que consumen los bolivianos en una agricultura a mayor escala- reclaman al gobierno el uso de la biotecnología. Morales se ha declarado partidario de abrir el debate, pero la demora está causando perjuicios a los agroexportadores, "frente a efectos climáticos que golpean cada año", dijo Díaz.
El ministro de Desarrollo Rural, César Cocarico, dijo antes que la biotecnología se debe evaluar junto a otras alternativas como el mejoramiento de semillas nativas. Las exportaciones agrícolas sobre todo de soja ocupan el tercer lugar de las exportaciones después del gas y minerales y generan más empleo. El Fondo de Naciones Unidas para Agricultura y Alimentación (FAO) reconoce que la biotecnología se usa de forma creciente para aliviar el hambre, contribuir a la adaptación al cambio climático y reconoce que puede ser una ayuda importante si se integra a otras tecnologías, pero también afirma que no ha beneficiado lo suficiente a pequeños agricultores.
La biotecnóloga María Mercedes Roca dijo en el foro que el activismo anti-transgénico "es más ideología que ciencia".
"El 50% de los cultivos de trigo, girasol, maíz y sorgo se han perdido de 511.000 hectáreas sembradas en este invierno; unas 3600.000 toneladas de alimentos se dejarán de producir con pérdidas por más de 100 millones de dólares para unos 14.000 agricultores entre pequeños, medianos y grandes", dijo el miércoles Raynaldo Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Aleaginosas (ANAPO) durante un foro promovido por los agricultores.
Díaz dijo que las pérdidas se han hecho recurrentes por efectos climáticos, por lo que instó al gobierno a reabrir el debate sobre el uso se semillas resistentes a plagas que actualmente sólo está permitido para la soja.
El "gusano cogollero está destruyendo hasta el 80% de la producción de maíz que es la base de la cadena alimentaria. Si no aplicamos biotecnología como nuestros vecinos (Argentina y Brasil), la seguridad alimentaria del país está en riesgo", dijo.
Cultivadores de los valles y las montañas andinas donde se práctica una agricultura tradicional y familiar rechazan la ampliación de cultivos transgénicos porque temen contagios a variedades nativas o posibles daños a la tierra, mientras que productores como Díaz -asentados en el oriente donde se produce el 90% de los alimentos que consumen los bolivianos en una agricultura a mayor escala- reclaman al gobierno el uso de la biotecnología. Morales se ha declarado partidario de abrir el debate, pero la demora está causando perjuicios a los agroexportadores, "frente a efectos climáticos que golpean cada año", dijo Díaz.
El ministro de Desarrollo Rural, César Cocarico, dijo antes que la biotecnología se debe evaluar junto a otras alternativas como el mejoramiento de semillas nativas. Las exportaciones agrícolas sobre todo de soja ocupan el tercer lugar de las exportaciones después del gas y minerales y generan más empleo. El Fondo de Naciones Unidas para Agricultura y Alimentación (FAO) reconoce que la biotecnología se usa de forma creciente para aliviar el hambre, contribuir a la adaptación al cambio climático y reconoce que puede ser una ayuda importante si se integra a otras tecnologías, pero también afirma que no ha beneficiado lo suficiente a pequeños agricultores.
La biotecnóloga María Mercedes Roca dijo en el foro que el activismo anti-transgénico "es más ideología que ciencia".