Chile: científicos evalúan el efecto potencial de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad
El potencial impacto de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad, por medio del cruzamiento con variedades nativas, introducidas y agrícolas sexualmente compatibles, es una de las principales preocupaciones que se abordan en las evaluaciones de riesgo ambiental que llevan a cabo los países antes de permitir el uso de estos cultivos.
El potencial impacto de los cultivos transgénicos sobre la biodiversidad, por medio del cruzamiento con variedades nativas, introducidas y agrícolas sexualmente compatibles, es una de las principales preocupaciones que se abordan en las evaluaciones de riesgo ambiental que llevan a cabo los países antes de permitir el uso de estos cultivos.
En este contexto, científicos chilenos lograron evaluar la posibilidad de cruzamiento entre 11 cultivos transgénicos y toda la flora chilena descrita incluyendo variedades nativas, introducidas, cultivadas y no cultivadas. El trabajo, publicado por la prestigiosa revista científica Plan Biotechnology Journal, fue realizado por un grupo de científicos liderado por el doctor Humberto Prieto de la Unidad de Recursos Genéticos y Banco de Germoplasma, de la Estación de Investigación La Platina del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA.
El investigador del INIA explica “la probabilidad de cruzamiento y flujo de genes a través del polen tanto en el caso de los cultivos transgénicos como de los cultivos no transgénicos se explican por los mismos principios y dependen principalmente de la biología de la especie y no de si son transgénicos”.
El trabajo comprendió el desarrollo de una base de datos sistematizada que incluía todas las plantas presentes en Chile descritas en la literatura, ya sean nativas o introducidas, cultivadas y no cultivadas. La base incluyó las distribuciones geográficas y características biológicas para 3505 especies introducidas y 4993 especies nativas. De estas, 257 eran especies cultivadas, de los cuales sólo 11 eran nativas y 246 fueron introducidas. Se evaluó la posibilidad de cruzamiento de cultivos transgénicos de algodón, soja, maíz, uva, trigo, arroz, remolacha azucarera, alfalfa, canola, tomate y papa.
Sólo la papa y el tomate presentaron parientes nativos (66 especies en total), descartando para los otros 9 cultivos la posibilidad de cruzarse con especies nativas en Chile. En relación a las especies introducidas, luego de un análisis de cada región del país, se reportó que entre los cultivos transgénicos analizados estaban aquellos que tenían uno o ningún pariente con potencial de cruzamiento (algodón y soja); los que tenían hasta dos parientes (arroz, uva, maíz y trigo); y los que tenían de 2 a 7 especies emparentadas con potencial de cruzamiento (remolacha azucarera, alfalfa, canola, tomate y papa). Los cultivos transgénicos que presentaron especies emparentadas introducidas no cultivadas fueron la canola (1 especie emparentada), alfalfa (hasta 4), arroz (1), tomate (hasta 2) y papa (hasta 2).
Con esta información, teniendo en cuenta la presencia o ausencia de especies vegetales emparentadas, junto con las características biológicas de los cultivos, se desarrolló un programa matemático que permitió determinar el potencial de cruzamiento entre especies, entregando valores en una escala que iba de “muy bajo” (1) a “muy alto” (5). Cuando existió presencia de especies nativas emparentadas (tomate y papa) se obtuvieron valores medios (3) de potencial de cruzamiento. Se obtuvieron valores de potencial de cruzamiento bajo (2) cuando hubo presencia de especies introducidas no cultivadas, y en el caso de las vides se obtuvo un potencial de cruzamiento alto (4) cuando hubo presencia de especies emparentadas.
Los autores concluyen que aparte de las probabilidades de cruzamientos estimadas por la herramienta desarrollada, es necesario incluir en el análisis el manejo agronómico que se realiza a cada cultivo. Por ejemplo, las papas se reproducen en el campo principalmente por tubérculos (reproducción asexual), por lo que la posibilidad de cruzamiento disminuye considerablemente. Por su parte, las vides se mantienen principalmente por reproducción asexual y no por polen y semillas, por lo que nuevamente su manejo agrícola disminuye su probabilidad de cruzamiento con especies emparentadas a valores cercanos a cero.
Así, el estudio concluye que no existen riesgos relevantes para los cultivos tradicionales ni para los nativos en caso de una futura introducción de cultivos transgénicos en Chile.
El doctor en Ciencias Biológicas, Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio y coautor del estudio, indica que es primera vez que se realiza un estudio tan amplio, que analice toda la flora chilena y su grado de interacción con cultivos transgénicos. “El estudio es de gran utilidad para una eventual evaluación de la posibilidad de utilizar cultivos transgénicos en Chile, o bien para la regulación del uso de estos en base a información científica y datos reales y no en base a supuestos”, afirma.
Las principales semillas transgénicas producidas hoy en Chile son maíz, soja y canola. En todos los casos, bajo estrictas regulaciones y sólo con fines de exportación. A nivel mundial, los principales cultivos transgénicos disponibles comercialmente incluyen maíz, soja, canola y algodón; la remolacha azucarera y la alfalfa se producen en superficies agrícolas muy reducidas comparadas a los otros cultivos. Otras especies genéticamente modificadas como las papas, arroz, tomate, uvas y trigo, son cultivos que se encuentran en etapa de investigación y desarrollo y no están disponibles comercialmente.
En este contexto, científicos chilenos lograron evaluar la posibilidad de cruzamiento entre 11 cultivos transgénicos y toda la flora chilena descrita incluyendo variedades nativas, introducidas, cultivadas y no cultivadas. El trabajo, publicado por la prestigiosa revista científica Plan Biotechnology Journal, fue realizado por un grupo de científicos liderado por el doctor Humberto Prieto de la Unidad de Recursos Genéticos y Banco de Germoplasma, de la Estación de Investigación La Platina del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA.
El investigador del INIA explica “la probabilidad de cruzamiento y flujo de genes a través del polen tanto en el caso de los cultivos transgénicos como de los cultivos no transgénicos se explican por los mismos principios y dependen principalmente de la biología de la especie y no de si son transgénicos”.
El trabajo comprendió el desarrollo de una base de datos sistematizada que incluía todas las plantas presentes en Chile descritas en la literatura, ya sean nativas o introducidas, cultivadas y no cultivadas. La base incluyó las distribuciones geográficas y características biológicas para 3505 especies introducidas y 4993 especies nativas. De estas, 257 eran especies cultivadas, de los cuales sólo 11 eran nativas y 246 fueron introducidas. Se evaluó la posibilidad de cruzamiento de cultivos transgénicos de algodón, soja, maíz, uva, trigo, arroz, remolacha azucarera, alfalfa, canola, tomate y papa.
Sólo la papa y el tomate presentaron parientes nativos (66 especies en total), descartando para los otros 9 cultivos la posibilidad de cruzarse con especies nativas en Chile. En relación a las especies introducidas, luego de un análisis de cada región del país, se reportó que entre los cultivos transgénicos analizados estaban aquellos que tenían uno o ningún pariente con potencial de cruzamiento (algodón y soja); los que tenían hasta dos parientes (arroz, uva, maíz y trigo); y los que tenían de 2 a 7 especies emparentadas con potencial de cruzamiento (remolacha azucarera, alfalfa, canola, tomate y papa). Los cultivos transgénicos que presentaron especies emparentadas introducidas no cultivadas fueron la canola (1 especie emparentada), alfalfa (hasta 4), arroz (1), tomate (hasta 2) y papa (hasta 2).
Con esta información, teniendo en cuenta la presencia o ausencia de especies vegetales emparentadas, junto con las características biológicas de los cultivos, se desarrolló un programa matemático que permitió determinar el potencial de cruzamiento entre especies, entregando valores en una escala que iba de “muy bajo” (1) a “muy alto” (5). Cuando existió presencia de especies nativas emparentadas (tomate y papa) se obtuvieron valores medios (3) de potencial de cruzamiento. Se obtuvieron valores de potencial de cruzamiento bajo (2) cuando hubo presencia de especies introducidas no cultivadas, y en el caso de las vides se obtuvo un potencial de cruzamiento alto (4) cuando hubo presencia de especies emparentadas.
Los autores concluyen que aparte de las probabilidades de cruzamientos estimadas por la herramienta desarrollada, es necesario incluir en el análisis el manejo agronómico que se realiza a cada cultivo. Por ejemplo, las papas se reproducen en el campo principalmente por tubérculos (reproducción asexual), por lo que la posibilidad de cruzamiento disminuye considerablemente. Por su parte, las vides se mantienen principalmente por reproducción asexual y no por polen y semillas, por lo que nuevamente su manejo agrícola disminuye su probabilidad de cruzamiento con especies emparentadas a valores cercanos a cero.
Así, el estudio concluye que no existen riesgos relevantes para los cultivos tradicionales ni para los nativos en caso de una futura introducción de cultivos transgénicos en Chile.
El doctor en Ciencias Biológicas, Miguel Ángel Sánchez, Director Ejecutivo de ChileBio y coautor del estudio, indica que es primera vez que se realiza un estudio tan amplio, que analice toda la flora chilena y su grado de interacción con cultivos transgénicos. “El estudio es de gran utilidad para una eventual evaluación de la posibilidad de utilizar cultivos transgénicos en Chile, o bien para la regulación del uso de estos en base a información científica y datos reales y no en base a supuestos”, afirma.
Las principales semillas transgénicas producidas hoy en Chile son maíz, soja y canola. En todos los casos, bajo estrictas regulaciones y sólo con fines de exportación. A nivel mundial, los principales cultivos transgénicos disponibles comercialmente incluyen maíz, soja, canola y algodón; la remolacha azucarera y la alfalfa se producen en superficies agrícolas muy reducidas comparadas a los otros cultivos. Otras especies genéticamente modificadas como las papas, arroz, tomate, uvas y trigo, son cultivos que se encuentran en etapa de investigación y desarrollo y no están disponibles comercialmente.