Un nuevo abono adsorbe los fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente
Un equipo formado por investigadores de la Universidad de La Rioja y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca ha determinado que el compost elaborado a partir del sustrato en el que crecen hongos tiene capacidad como adsorbente de fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente, dos características de gran utilidad para usos agrícolas.
Un equipo formado por investigadores de la Universidad de La Rioja y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca ha determinado que el compost elaborado a partir del sustrato en el que crecen hongos tiene capacidad como adsorbente de fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente, dos características de gran utilidad para usos agrícolas.
Investigadores de la Universidad de La Rioja (UR) y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), España, ha determinado que un abono a base de un compuesto de sustrato postcultivo de hongos tiene capacidad como adsorbente de fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente. "La mezcla heterogénea del sustrato comprende el material del compost inicial usado para la producción de hongos, con un mayor o menor grado de desarrollo dependiendo del hongo cultivado, y el proceso posterior de alteración y/o compostaje a que se vea sometido", explican los expertos.
Marisol Andrades, profesora del departamento de Agricultura y Alimentación de la UR; Jesús Mª Marín-Benito, Mª Sonia Rodríguez-Cruz y Mª Jesús Sánchez-Martín, investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) trabajaron en colaboración con el Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón (CTICH), en La Rioja, y la empresa Intraval para evaluar la capacidad de diferentes sustratos postcultivo de hongos (SPCH) en términos de naturaleza y/o tratamiento como adsorbente de ocho fungicidas de diferente estructura química.
Los SPCH usados fueron generados después de la producción de los tres principales tipos de hongos: champiñón común (Agaricus bisporus), seta común (Pleurotus spp) y shiitake (Lentinula edades), que suponen más del 70% de la producción mundial de hongos, y los fungicidas fueron compuestos químicos representativos de grupos de alaninato, triazoles, pirimidamina, carbamatos o estrobilurin.
Adsorbentes de fungicidas
Las diferencias obtenidas fueron debidas principalmente a la hidrofobicidad de los compuestos orgánicos y a la polaridad de los adsorbentes. Después de varios ciclos de desorción con agua, los porcentajes de fungicida adsorbido remanente fueron >20% para ciprodinil, penconazol, tebuconazol, benalaxil o azoxistrobin desde los adsorbentes menos polares, y para ciprodinil, penconazol y tebuconazol desde los adsorbentes más polares.
Los resultados de este trabajo ponen de manifiesto la capacidad de los SPCH como adsorbentes de fungicidas y la baja desorción observada para algunos en concreto. También sugieren que deberían ser obtenidos materiales más humificados para facilitar su eficiencia en el diseño de tecnologías o estrategias fisicoquímicas para la inmovilización de fungicidas en suelos.
Así, un agricultor puede aprovechar y aplicar SPCH al suelo directamente, si bien es un residuo compostado el que ralentizaría la movilidad de los fungicidas. En conclusión, diferentes tipos de SPCH podrían ser usados para adsorber pesticidas dentro del diseño de métodos fisicoquímicos para la inmovilización de estos compuestos en el suelo, la regulación de su movilidad en el ambiente y la prevención de contaminación de las aguas. Algo que precisamente en La Rioja sería de gran utilidad en usos agrícolas dado que el cultivo del champiñón es el más destacado después del viñedo.
Investigadores de la Universidad de La Rioja (UR) y el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), España, ha determinado que un abono a base de un compuesto de sustrato postcultivo de hongos tiene capacidad como adsorbente de fungicidas y regula su dispersión en el medio ambiente. "La mezcla heterogénea del sustrato comprende el material del compost inicial usado para la producción de hongos, con un mayor o menor grado de desarrollo dependiendo del hongo cultivado, y el proceso posterior de alteración y/o compostaje a que se vea sometido", explican los expertos.
Marisol Andrades, profesora del departamento de Agricultura y Alimentación de la UR; Jesús Mª Marín-Benito, Mª Sonia Rodríguez-Cruz y Mª Jesús Sánchez-Martín, investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) trabajaron en colaboración con el Centro Tecnológico de Investigación del Champiñón (CTICH), en La Rioja, y la empresa Intraval para evaluar la capacidad de diferentes sustratos postcultivo de hongos (SPCH) en términos de naturaleza y/o tratamiento como adsorbente de ocho fungicidas de diferente estructura química.
Los SPCH usados fueron generados después de la producción de los tres principales tipos de hongos: champiñón común (Agaricus bisporus), seta común (Pleurotus spp) y shiitake (Lentinula edades), que suponen más del 70% de la producción mundial de hongos, y los fungicidas fueron compuestos químicos representativos de grupos de alaninato, triazoles, pirimidamina, carbamatos o estrobilurin.
Adsorbentes de fungicidas
Las diferencias obtenidas fueron debidas principalmente a la hidrofobicidad de los compuestos orgánicos y a la polaridad de los adsorbentes. Después de varios ciclos de desorción con agua, los porcentajes de fungicida adsorbido remanente fueron >20% para ciprodinil, penconazol, tebuconazol, benalaxil o azoxistrobin desde los adsorbentes menos polares, y para ciprodinil, penconazol y tebuconazol desde los adsorbentes más polares.
Los resultados de este trabajo ponen de manifiesto la capacidad de los SPCH como adsorbentes de fungicidas y la baja desorción observada para algunos en concreto. También sugieren que deberían ser obtenidos materiales más humificados para facilitar su eficiencia en el diseño de tecnologías o estrategias fisicoquímicas para la inmovilización de fungicidas en suelos.
Así, un agricultor puede aprovechar y aplicar SPCH al suelo directamente, si bien es un residuo compostado el que ralentizaría la movilidad de los fungicidas. En conclusión, diferentes tipos de SPCH podrían ser usados para adsorber pesticidas dentro del diseño de métodos fisicoquímicos para la inmovilización de estos compuestos en el suelo, la regulación de su movilidad en el ambiente y la prevención de contaminación de las aguas. Algo que precisamente en La Rioja sería de gran utilidad en usos agrícolas dado que el cultivo del champiñón es el más destacado después del viñedo.