Pequeñas refinerías de algas abastecerían el transporte
Ciudades de tamaño medio podrían producir combustible para el transporte a partir de pequeñas biorrefinerías de algas marinas cultivadas en tierra firme, propone un estudio presentado hoy (15 de noviembre) en el Congreso Internacional de Ingeniería Mecánica en Houston, Estados Unidos.
Ciudades de tamaño medio podrían producir combustible para el transporte a partir de pequeñas biorrefinerías de algas marinas cultivadas en tierra firme, propone un estudio presentado hoy (15 de noviembre) en el Congreso Internacional de Ingeniería Mecánica en Houston, Estados Unidos.
Los autores ilustran su trabajo con el diseño de una refinería expandible que usa la macroalga marina Ulva spp para abastecer una ciudad rural de 20 mil personas en la India.
“Hoy se piensa que mientras más grande es una biorrefinería, mejor es. Nuestro trabajo muestra que esto no siempre es verdad”, dijo a SciDev.Net Alexander Golberg, del Centro de Ingeniería Médica de la Facultad de Medicina de Harvard, Estados Unidos, y autor principal del estudio.
Los investigadores usaron macroalgas marinas porque son “una materia prima (para biocombustibles) que no compite con cultivos alimenticios por tierra o agua potable”. Pero el estudio reconoce que las tecnologías para cultivar y descomponer las algas deben mejorar.
La biorrefinería consiste en un sistema de energía solar que genera la energía necesaria para cultivar macroalgas en unas 30 hectáreas de estanques. En los próximos 20 años, el mayor aumento de la demanda de combustibles líquidos se producirá en los países en desarrollo, dicen los investigadores, los cuales pueden fabricar ellos mismos este eficiente sistema de baja tecnología.
“Los próximos pasos serán construir unidades demostrativas y un piloto. Hemos discutido la posibilidad de realizar proyectos en Sudáfrica e India”, dijo a SciDev.Net Gregory Linshiz, coautor del estudio e investigador del Instituto Conjunto de Bioenergía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, Estados Unidos.
Ricardo Radulovich, coordinador del Proyecto Huertos Marinos, de la Universidad de Costa Rica, señala que hay que considerar aspectos claves antes de construir una planta piloto.
Estos son el complicado proceso para producir combustible de algas, el costo y la complejidad de cultivar macroalgas en estanques en tierra firme -lo que podría contaminar las aguas subterráneas con sal- y la necesidad de realizar un análisis financiero del modelo de refinería propuesto.
En cambio, es partidario de cultivar las macroalgas en el mar. Esto es algo, dice, “que ya se hace para producir 28 millones de toneladas de biomasa al año en Asia, no requiere agua dulce en absoluto, permite cultivar otras macroalgas de alta productividad en diversos ambientes marinos y aprovechar nutrientes que contaminan el agua de mar”.
Cristián Agurto Muñoz, director del Laboratorio de Biotecnología en Algas de la Universidad de Concepción, Chile, añadió que las refinerías de algas solo serán posibles una vez que existan tecnologías apropiadas para descomponer algas marinas en azúcares fermentables y cuando el precio de biocombustibles líquidos sea competitivo con el de los combustibles fósiles.
Se puede ver el estudio completo en: http://c96268.r68.cf3.rackcdn.com/IMECE2012-86051.pdf
Los autores ilustran su trabajo con el diseño de una refinería expandible que usa la macroalga marina Ulva spp para abastecer una ciudad rural de 20 mil personas en la India.
“Hoy se piensa que mientras más grande es una biorrefinería, mejor es. Nuestro trabajo muestra que esto no siempre es verdad”, dijo a SciDev.Net Alexander Golberg, del Centro de Ingeniería Médica de la Facultad de Medicina de Harvard, Estados Unidos, y autor principal del estudio.
Los investigadores usaron macroalgas marinas porque son “una materia prima (para biocombustibles) que no compite con cultivos alimenticios por tierra o agua potable”. Pero el estudio reconoce que las tecnologías para cultivar y descomponer las algas deben mejorar.
La biorrefinería consiste en un sistema de energía solar que genera la energía necesaria para cultivar macroalgas en unas 30 hectáreas de estanques. En los próximos 20 años, el mayor aumento de la demanda de combustibles líquidos se producirá en los países en desarrollo, dicen los investigadores, los cuales pueden fabricar ellos mismos este eficiente sistema de baja tecnología.
“Los próximos pasos serán construir unidades demostrativas y un piloto. Hemos discutido la posibilidad de realizar proyectos en Sudáfrica e India”, dijo a SciDev.Net Gregory Linshiz, coautor del estudio e investigador del Instituto Conjunto de Bioenergía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, Estados Unidos.
Ricardo Radulovich, coordinador del Proyecto Huertos Marinos, de la Universidad de Costa Rica, señala que hay que considerar aspectos claves antes de construir una planta piloto.
Estos son el complicado proceso para producir combustible de algas, el costo y la complejidad de cultivar macroalgas en estanques en tierra firme -lo que podría contaminar las aguas subterráneas con sal- y la necesidad de realizar un análisis financiero del modelo de refinería propuesto.
En cambio, es partidario de cultivar las macroalgas en el mar. Esto es algo, dice, “que ya se hace para producir 28 millones de toneladas de biomasa al año en Asia, no requiere agua dulce en absoluto, permite cultivar otras macroalgas de alta productividad en diversos ambientes marinos y aprovechar nutrientes que contaminan el agua de mar”.
Cristián Agurto Muñoz, director del Laboratorio de Biotecnología en Algas de la Universidad de Concepción, Chile, añadió que las refinerías de algas solo serán posibles una vez que existan tecnologías apropiadas para descomponer algas marinas en azúcares fermentables y cuando el precio de biocombustibles líquidos sea competitivo con el de los combustibles fósiles.
Se puede ver el estudio completo en: http://c96268.r68.cf3.rackcdn.com/IMECE2012-86051.pdf