Convirtiendo al tabaco en una fuente de combustibles
Cuando se habla de biocombustibles, en muchos casos se hace referencia al etanol producido a partir del maíz, pero nadie pensaría en producirlos a partir del tabaco. Esto podría cambiar gracias a trabajos llevados a cabo por el Laboratorio Berkeley del Departamento de Energía de los Estados Unidos.
El grupo que lidera el Dr. Christer Jansson, científico del Laboratorio Berkeley del Departamento de Energía de los Estados Unidos, está explorando una forma de producir gasolina, diesel y combustible para aviones a partir del tabaco. Su objetivo es modificar genéticamente la planta de tabaco para producir directamente, utilizando la energía solar, moléculas de combustible en sus hojas. Las hojas luego serían machacadas y el combustible extraído y separado. Los científicos estiman que a partir de aproximadamente 400 hectáreas de tabaco, se podrían generar más de 3,5 millones de litros de combustible.
La elección del tabaco como cultivo para producir combustibles se sustenta en varios argumentos: es cultivado en más de 100 países, permite múltiples cosechas al año, posee una gran biomasa, no es comestible, y puede ser transformado genéticamente con facilidad. Para lograr este objetivo, Jansson y sus colaboradores quieren generar un “atajo” dentro del camino por el cuál la energía solar es convertida en moléculas utilizables para la generación de biocombustibles. Actualmente, una estrategia para producir biocombustibles consiste en desestructurar la biomasa vegetal y utilizar microorganismos para fermentar los azúcares resultantes en alcohol. Por el contrario, este grupo de científicos está trabajando para desarrollar una planta capaz de tomar el dióxido de carbono del aire y convertirlo directamente en un combustible prácticamente listo para ser utilizado.
Para conseguir este propósito, es necesario desarrollar plantas de tabaco optimizadas en la captación de CO2 y energía solar, y en la producción de moléculas de hidrocarburos. Respecto al último punto, Jansson utilizará versiones sintéticas de genes presentes en las cianobacterias que codifican enzimas para la síntesis de alcanos, una clase de hidrocarburo. En paralelo, el Dr. Tasios Melis, de la Universidad de Berkeley, utilizará genes de algas verdes que codifican enzimas para la síntesis de isoprenoides, otra clase de hidrocarburo.
Para aumentar la captación de CO2, el equipo de Jansson planea utilizar nuevamente genes de cianobacterias que están involucrados en la incorporación de carbonato a partir del agua circundante, buscando así facilitar, en el caso de las plantas, el transporte del carbono presente en el aire, al interior de los cloroplastos.
Finalmente, el Dr. Melis utilizará una técnica por el desarrollada para permitir la manipulación del complejo antena, clave para la captación de la energía solar en las plantas.
Este grupo de investigadores espera obtener en menos de dos años, una planta de tabaco en la cuál entre el 20 y el 30% de su peso seco sean hidrocarburos.
El grupo que lidera el Dr. Christer Jansson, científico del Laboratorio Berkeley del Departamento de Energía de los Estados Unidos, está explorando una forma de producir gasolina, diesel y combustible para aviones a partir del tabaco. Su objetivo es modificar genéticamente la planta de tabaco para producir directamente, utilizando la energía solar, moléculas de combustible en sus hojas. Las hojas luego serían machacadas y el combustible extraído y separado. Los científicos estiman que a partir de aproximadamente 400 hectáreas de tabaco, se podrían generar más de 3,5 millones de litros de combustible.
La elección del tabaco como cultivo para producir combustibles se sustenta en varios argumentos: es cultivado en más de 100 países, permite múltiples cosechas al año, posee una gran biomasa, no es comestible, y puede ser transformado genéticamente con facilidad. Para lograr este objetivo, Jansson y sus colaboradores quieren generar un “atajo” dentro del camino por el cuál la energía solar es convertida en moléculas utilizables para la generación de biocombustibles. Actualmente, una estrategia para producir biocombustibles consiste en desestructurar la biomasa vegetal y utilizar microorganismos para fermentar los azúcares resultantes en alcohol. Por el contrario, este grupo de científicos está trabajando para desarrollar una planta capaz de tomar el dióxido de carbono del aire y convertirlo directamente en un combustible prácticamente listo para ser utilizado.
Para conseguir este propósito, es necesario desarrollar plantas de tabaco optimizadas en la captación de CO2 y energía solar, y en la producción de moléculas de hidrocarburos. Respecto al último punto, Jansson utilizará versiones sintéticas de genes presentes en las cianobacterias que codifican enzimas para la síntesis de alcanos, una clase de hidrocarburo. En paralelo, el Dr. Tasios Melis, de la Universidad de Berkeley, utilizará genes de algas verdes que codifican enzimas para la síntesis de isoprenoides, otra clase de hidrocarburo.
Para aumentar la captación de CO2, el equipo de Jansson planea utilizar nuevamente genes de cianobacterias que están involucrados en la incorporación de carbonato a partir del agua circundante, buscando así facilitar, en el caso de las plantas, el transporte del carbono presente en el aire, al interior de los cloroplastos.
Finalmente, el Dr. Melis utilizará una técnica por el desarrollada para permitir la manipulación del complejo antena, clave para la captación de la energía solar en las plantas.
Este grupo de investigadores espera obtener en menos de dos años, una planta de tabaco en la cuál entre el 20 y el 30% de su peso seco sean hidrocarburos.