Usando a la mandioca para combatir la deficiencia de vitamina A
Estudiando diferentes variedades, los científicos descubrieron cómo hacer para que la mandioca (yuca) común tuviera niveles altos de carotenoides. Este descubrimiento, también aplicable a otros cultivos, podría emplearse para prevenir la deficiencia de vitamina A.
Estudiando diferentes variedades, los científicos descubrieron cómo hacer para que la mandioca (yuca) común tuviera niveles altos de carotenoides. Este descubrimiento, también aplicable a otros cultivos, podría emplearse para prevenir la deficiencia de vitamina A.
Las raíces de la mandioca (cassava o yuca, Manihot esculenta) son la fuente principal de carbohidratos para las personas que habitan muchas regiones áridas del mundo, incluyendo las más de 250 millones que viven en el África subsahariana. Sin embargo, la mandioca contiene niveles bajos de micronutrientes, y al mismo tiempo las deficiencias de micronutrientes son comunes en esas regiones. Además de los programas diseñados para proporcionar suplementos de vitamina A, se ha realizado un considerable esfuerzo dirigido a la biofortificación, es decir, aumentar la cantidad de micronutrientes directamente en los cultivos, como en este caso, la mandioca. Un artículo recientemente publicado en la revista Plant Cell describe los resultados obtenidos por el equipo del profesor Peter Beyer, de la Universidad de Freiberg, Alemania, junto con investigadores del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia. Estos investigadores estudiaron una variedad de la mandioca que tiene raíces amarillas, para entender cómo es la síntesis del carotenoide provitamina A, precursor dietario de la vitamina A. Beyer fue también uno de los investigadores que participó en el desarrollo del arroz dorado, biofortificado con provitamina A.
En este trabajo, los científicos compararon diferentes variedades de mandioca, desde las más blancas hasta las más amarillas, con el fin de entender cómo se producen los carotenoides. Vieron que en las más amarillas había un cambio en un único aminoácido en la enzima fitoeno sintasa, que participa en la síntesis de carotenoides. Incluso llegaron a demostrar que el mismo cambio en las enzimas fitoeno sintasas de otras especies también se traduce en un aumento en la síntesis de carotenoides, sugiriendo que el hallazgo también podría servir para incrementar carotenoides en otros cultivos importantes. Empleando la ingeniería genética, lograron que la variedad blanca de mandioca (la más usada comercialmente), conservara todas sus propiedades pero acumulase provitamina A.
La investigación fue financiada por el consorcio de investigación HarvestPlus, que recibió un subsidio de la Fundación Bill y Melinda Gates.