El bovino criollo, otra especie en extinción

El bovino criollo patagónico es una especie que corre riesgo de desaparecer. Es por eso que un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) lleva a cabo un trabajo de conservación de este recurso zoogenético. Buscan conservar su germoplasma.

El bovino criollo patagónico es una especie que corre riesgo de desaparecer. Es por eso que un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ) lleva a cabo un trabajo de conservación de este recurso zoogenético. Buscan conservar su germoplasma.

El bovino criollo se encuentra entre las maravillas naturales del Parque Nacional Los Glaciares y es una población que corre peligro de extinción. La particularidad de ser únicos es lo que caracteriza a esta especie y es por eso que docentes investigadores de la UNLZ desarrollan un programa de conservación del recurso zoogenético para preservar su carácter.

Hasta 1989 se desconocía la existencia de un rodeo criollo puro, cuando se descubrió una población asilvestrada de bovinos criollos, descendientes directos de los primeros bovinos que llegaron a América. Desde esa fecha, docentes de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ llevan adelante un trabajo de preservación de estos ejemplares. Rubén Martínez está a cargo de la coordinación del proyecto y fue el primero en llegar hasta la Patagonia para investigar sobre esta especie. “La idea nuestra es poder conservar el material genético. No hay que perderlo por la selección natural que tiene. Queremos mantener el germoplasma que es el conjunto de genes que se transmite en la reproducción a la descendencia por medio de células reproductoras, y la mayor variabilidad posible”, indicó el docente a InfoUniversidades. Aunque es impreciso definir qué cantidad de bovinos se encuentran en el lugar, a causa de las barreras naturales que complican el acceso, se cree que cerca de mil vacunos se pasean por los bosques cercanos al Lago Argentino, que en invierno alcanzan temperaturas de 15 grados bajo cero.

Con el objetivo de conservar el recurso, los investigadores desarrollaron un plan para trasladar a los animales ya que no pueden continuar allí. “Hay un problema administrativo que radica en que dentro de parques nacionales los únicos animales que pueden preservarse son los autóctonos, por lo que debemos trasladarlos para no perder el recurso genético”, indicó Martínez.

La importancia de esta raza es que son hijos directos del criollo pampeano y descendientes de los primeros bovinos que dejaron los españoles. Éstos llegaron de la mano de las expediciones de Cristóbal Colón y se propagaron por todo el territorio continental, estableciéndose sobre todo en la próspera zona pampeana, hasta llegar a la Patagonia. Por ello es que fueron unos de los pocos sobrevivientes al mestizaje generado por el ingreso de bovinos británicos, a mitad del siglo XIX. “El lugar donde se encuentran es garantía de pureza, ya que están solos y toda la evolución de la raza se produjo bajo selección natural, sin intervención del hombre. Tanto es así que se mantienen con lo que les provee la naturaleza”, explica el coordinador del proyecto.

Así, desde 1989, los investigadores realizan tareas de extracción de los animales del Parque hacia distintos arrendamientos, para preservar el recurso zoogenético. “Hay un grupo manejado por el productor privado Horacio Echeverría, en Lago Argentino, con un rodeo 60 o 70 animales. Y el rodeo más grande está en Chascomús, que es el que manejamos nosotros. Allí se lleva la genealogía y apareamientos dirigidos para evitar el incremento de la consanguinidad, lo que se llama conservación ‘in vivo ex situ’. Suponíamos que como eran originarios de la Patagonia iban a sufrir manifestaciones de desadaptación, pero al contrario, llama la atención cómo en Buenos Aires están muy bien desde el punto de vista sanitario” señaló Martínez.

En el mismo grupo de trabajo se encuentra el ingeniero zootecnista y docente de la Facultad de Ciencias Agrarias Eduardo Fernández, quien sostiene que a esta altura “el proyecto está consolidado”. Esto se debe a que se logró la conservación de germoplasma a través de criopreservación de semen de 16 toros y se está formando un banco de embriones. “Hay una caracterización morfológica de los animales, y una comparación genética a través de marcadores moleculares y microsatélites. Estamos evaluando diferentes estrategias de apareamientos, para poder controlar la tasa de consanguinidad y mantener la mayor variabilidad posible a largo plazo” cerró Fernández.