Vacas que dan leche naturalmente descremada

En poco tiempo, la nutrigenómica, que estudia cómo se relacionan los genes con la nutrición, permitirá hacer aportes sustanciales a la calidad de la leche y de la carne de las diferentes especies animales que consumimos. Investigadores llevan a cabo distintas experiencias a partir de esta nueva disciplina cuya finalidad es mejorar la alimentación y la salud y ofrecer una nutrición cada vez más personalizada. En poco tiempo, la nutrigenómica, que estudia cómo se relacionan los genes con la nutrición, permitirá hacer aportes sustanciales a la calidad de la leche y de la carne de las diferentes especies animales que consumimos. Investigadores llevan a cabo distintas experiencias a partir de esta nueva disciplina cuya finalidad es mejorar la alimentación y la salud y ofrecer una nutrición cada vez más personalizada.
 
La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) avanza en el estudio de una disciplina que tiene poco desarrollo en la Argentina, pero mucho potencial: la nutrigenómica. Esta ciencia estudia la interacción entre los nutrientes que poseen las dietas de los animales y la expresión génica, y podría permitir producir leche con un alto valor nutricional y naturalmente descremada, por ejemplo. Los trabajos actuales se concentran en mejorar la calidad de la leche y de la carne en bovinos, porcinos y ovinos, e involucran a otros grupos de investigación sobre biología molecular del país y de EEUU.


“La nutrigenómica estudia cómo se pueden expresar o silenciar ciertos genes de interés a partir de cambios en la alimentación”, explicó a Argentina Investiga Alejandro Palladino, docente de la FAUBA, quien regresó de la Universidad de Illinois (Urbana-Champaign), EEUU, hasta donde viajó para conocer las últimas técnicas utilizadas en ese país y realizar una estancia de investigación de dos meses.


Una de las líneas de trabajo que se analizan en la nutrigenómica son los procesos involucrados en el metabolismo de las vacas lecheras durante el período de transición del preparto al postparto inmediato. Por ejemplo, se estudia el efecto que provocan algunas modificaciones inducidas en la alimentación sobre la performance productiva de los animales. En particular, se evalúan cambios en la expresión de genes asociados con la movilización y la utilización de las grasas como fuente de energía.


“En la FAUBA, en el marco de los proyectos que realizamos en el tambo ovino, queremos estudiar la interacción entre algunos nutrientes y la síntesis de grasa butirosa en la glándula mamaria. Sabemos que a partir de la nutrición podemos alterar la cantidad y la calidad de los ácidos grasos de la leche, y muchos de estos efectos tienen base sobre la expresión de ciertos genes y sobre cómo puede ser modificada. También trabajamos en los cambios inducidos sobre las poblaciones microbianas del rumen, en conjunto con la cátedra de Microbiología”, señaló Palladino.


“Hay mucho por hacer”


Sonia Moisá apuntó: “Estudio la expresión de genes relacionados con la deposición de grasa intramuscular y el crecimiento del músculo en bovinos de carne que recibieron distintas dietas (diferente nivel de energía y proteína) y manejos (destete precoz y normal)”. “Mi proyecto consiste en realizar biopsias a terneros provenientes de vacas que recibieron distintas dietas durante los 90 últimos días de gestación y, luego, en el período de crecimiento de los terneros de estas madres, proporcionar diferentes dietas en cuanto a nivel de energía y proteína, para ver cómo se comportan los genes que determinarán la performance carnicera de estos animales de engorde”, explicó desde EEUU.
A su regreso, Moisá planea iniciar la disciplina en nuestro país.

“Estoy muy entusiasmada porque en la Argentina hay mucho por hacer en nutrigenómica. La idea es formar un grupo que realice investigación y docencia en este área en la FAUBA, en conjunto con otras facultades e instituciones como el INTA, porque para realizar estas técnicas en la identificación y estimación de variabilidad genética -marcadores genéticos- (como microarrays, qPCR, SAM y QTLs) se necesita contar con equipamiento específico”.
“La aplicación de prácticas de manejo como el destete precoz, acompañadas por una inmediata administración de una dieta alta en almidón, hacen que los genes que producen la activación del proceso de deposición de grasa y crecimiento muscular se activen en forma temprana y permitan la terminación del engorde de los animales a menor edad. Los genes que determinan estos procesos podrían presentar mutaciones que serían utilizadas como marcadores genéticos a la hora de realizar la selección de futuros reproductores para carne en nuestros rodeos”, detalló.