La biotecnología genera más de U$S 20 mil millones en el país
Ya hay más de 21 millones de hectáreas de cultivos transgénicos en Argentina y 125 millones en el mundo. Soja, maíz y algodón son los principales. También hay avances en tomates, zapallos y muchas frutas y hortalizas.
El desarrollo y uso de la ingeniería genética del sector agroindustrial argentino ha colocado a nuestro país como pionero en muchas áreas. Por citar sólo un dato, conforme a modelos matemáticos desarrollados por el INTA se estima los beneficios totales en más de 20 mil millones de dólares para tres cultivos: soja, maíz y algodón. Suplemento Verde de Diario de Cuyo participó la pasada semana de la "Jornada Biotecnología: ¿Dónde estamos y hacia donde vamos?", organizada por el Círculo Argentino de Periodistas Agrarios y el Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio) para unos 15 periodistas argentinos en la Ciudad de Rosario. Los disertantes explicaron cómo la biotecnología puede definirse como el empleo de organismos vivos para la obtención de un bien o servicio útil para el hombre.
Así, la biotecnología tiene una larga historia, que se remonta a la fabricación del vino, el pan, el queso y el yogurt. El descubrimiento de que el jugo de uva fermentado se convierte en vino, que la leche puede convertirse en queso o yogurt, o que se puede hacer cerveza fermentando soluciones de malta y lúpulo, fue el comienzo de la biotecnología, hace miles de años. La biotecnología moderna surge en la década de los '80, y utiliza técnicas, denominadas en su conjunto "ingeniería genética", para modificar y transferir genes de un organismo a otro. Así es posible producir insulina humana en bacterias y mejorar el tratamiento de la diabetes. Por ingeniería genética también se fabrica la quimosina, enzima clave para la fabricación del queso y que evita el empleo del cuajo en este proceso. La ingeniería genética también es hoy una herramienta para el mejoramiento de los cultivos vegetales. También es posible transferir un gen proveniente de una bacteria a una planta, tal es el ejemplo del maíz Bt. En este caso, los bacilos del suelo fabrican una proteína que mata a las larvas de un insecto que normalmente ataca al maíz. Al transferirle el gen correspondiente a esta proteína, el maíz puede fabricar esta proteína y así resistir a la plaga.
La ingeniería genética permite hoy:
Mejoras agronómicas: Resistencia a plagas o enfermedades, tolerancia a herbicida, mayor rendimiento, tolerancia a sequía, salinidad, heladas, etc. Los cultivos que actualmente se comercializan en el mundo pertenecen a este grupo de mejoras: soja tolerante a glifosato, maíz resistente a insectos, entre otros.
Mejores alimentos: Mayor contenido proteico, de azúcar o vitaminas, composición de ácidos grasos más saludable, menor cantidad de alérgenos o toxinas. Ya están llegando al mercado algunos alimentos de este tipo, como soja alto oleico y maíz alta lisina, y hay una extensa lista de desarrollos que incluye al arroz dorado (con beta caroteno), soja con omega 3, papa y batata con más proteínas, maní hipoalergénico, etc.
Obtención de moléculas industriales: Producción de vacunas, medicamentos, bioplásticos, entre otros compuestos de valor industrial.