El potencial del campo y la creciente demanda mundial fueron dos de los ejes de un rico debate en Rosario.
El potencial del campo y la creciente demanda mundial fueron dos de los ejes de un rico debate en Rosario.
Unos 6.000 millones de personas nacerán en las próximas dos décadas y requerirán un esfuerzo enorme en la producción de alimentos, similar al que se ha hecho en toda la historia de la humanidad. El dato, lanzado por Eduardo Trigo, director del Grupo CEO (Consultores en Economía y Organización) y miembro del directorio de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, dejó las cosas en claro en el VII Simposio Nacional de Biotecnología REDBIO, que se organizó la semana pasada en la Bolsa de Comercio de Rosario.
Con ese escenario, Trigo consideró que "la tendencia a pensar en que el uso responsable de los recursos es el no uso, parece un sustrato imposible". Sus palabras fueron el inicio del panel sobre "Usos responsables de la Biotecnología".
También disertó Andrés Bercovich, de Biosidus, quien se refirió a la biotecnología aplicada a la industria farmacéutica. En sus palabras, "los procesos biotecnológicos presentan una serie de ventajas respecto de los procesos químicos, porque implican menos tiempo, y por tanto menos energía y menores costos".
En Biosidus están trabajando sobre una serie de proyectos entre los que resaltan el "Molecular Farming" y el "Tambo Farmacéutico", utilizando biorreactores muy baratos. La necesidad creciente de dar respuestas sanitarias a la población jerarquiza estas alternativas. Y para muestra basta un ejemplo: "Pampa Mansa", una vaca que por su alta concentración de somatotropina (hormona de crecimiento) en leche, podría cubrir por sí sola el déficit de toda Latinoamérica", alegó Bercovich. El disertante afirmó que el trabajo con animales transgénicos en la Argentina cuenta con una buena regulación.
A propósito, Miguel Rapela, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Semilleros (ASA), recordó el sentido de la Propiedad Intelectual (PI) en la protección de obtenciones vegetales. "Propiedad, porque hay un bien con un valor de cambio; e Intelectual, porque son productos de la creatividad".
Hay dos grandes teorías que sustentan la PI. La primera, que existe para soportar las inversiones que supone el desarrollo de las innovaciones. Se establece, así, un círculo virtuoso según el cual la creación y la investigación derivan en el desarrollo y éste es protegido por el derecho de propiedad intelectual. Esto asegura una regalía que alimenta nuevas creaciones y desarrollos.
Por su parte, Gustavo Grobocopatel, en representación de Bioceres, comenzó su disertación con una diapositiva titulada "Argentina, te hemos decepcionado". Se refería a que, como país, "teníamos las cosas dadas para que saliera todo bien y salió todo mal". Y continuó: "Esto es histórico y, aunque no hay culpables a señalar, estamos frente a una oportunidad".
El empresario relató algo de su historia personal. Cuando se recibió, era el tercer ingeniero agrónomo de su pueblo. "Ahora, con la misma población -20.000 habitantes-, hay 60", destacó. "En los viajes a la facultad, veía que las cosas en los campos no se hacían bien. Los productores eran unos quesos en relación a lo que veíamos en la facultad y la erosión de los suelos avanzaba". Corrían los 80' y con la nueva década aparecía el "glifosato" que, entonces, "era oro". "Lo aplicábamos con un pincel sobre la hoja", cuenta Grobo.
A fines de la década del 80' se produce un sistema que converge en una verdadera revolución: "la idea de que es posible sembrar sin arar -por tanto sin erosionar los suelos- implica que podemos dejarle a nuestros hijos mejores tierras que las que nos dejaron nuestros padres", recordó.
"Los OGM supusieron una adopción tardía pero con una tasa de incorporación sideral", agregó. Grobocopatel resaltó que esto fue posible debido a que en todo este proceso los productores contaron con un sistema de adopción y difusión vinculado con una serie de organizaciones e instituciones.
Con respecto al uso responsable de la biotecnología, el representante de Bioceres mostró que los precios de herbicidas bajaron con el paso de los años y, con ello, las ganancias de las empresas de agroquímicos. Grobocopatel finalizó diciendo que "el no uso responsable es cuestión de prejuicios. En los próximos años, el 50 % de la producción agrícola se va a dar en el Mercosur. Estamos en la región correcta y, si bien no estamos condenados al fracaso, tampoco estamos condenados al éxito".