Buscando una luz en la oscuridad
En Rosario, un evento internacional apuntó a plantear soluciones para los desafíos de producción y ambiente.
"Como herramienta, la biotecnología tiende a mejorar el estándar de vida de la gente, ya que hablamos de un producto o servicio puesto en el mercado. Pero también cuenta con estrategias que permitirán mitigar los cambios que ya están produciéndose en el mundo a partir del cambio climático y la escasez de energía", explicó el presidente de REDBIO Argentina, Alejandro Escandón, del Instituto de Floricultura del INTA Castelar, durante el VII Simposio Nacional de Biotecnología y II Congreso Internacional REDBIO Argentina, que se llevó a cabo esta semana en Rosario.
Justamente, el lema del evento fue "La biotecnología y los futuros escenarios mundiales". Para el especialista, los efectos de este fenómeno se observan en las sequías más prolongadas, la modificación en la distribución de lluvias y la creciente falta de energía y combustibles, por ejemplo. "Por eso se eligió este tema -añadió-, para que los expertos provenientes de España, Brasil y EE.UU., entre otros países, muestren las herramientas que ya existen y las que existirán para enfrentar estos escenarios".
Con más de 500 asistentes que se interesaron por las últimas tendencias en un tema con múltiples dimensiones, y bajo la organización de REDBIO Argentina, la Bolsa rosarina se llenó de estudiantes, investigadores y profesionales de todo el mundo ligados a la actividad, que participaron de ricos debates y escucharon a destacados especialistas.
La conferencia inaugural, "Cultivos y Cambio Climático Global", estuvo a cargo de Francisco García Olmedo, de la Universidad Politécnica de Madrid. Comenzó diciendo que "las crisis están comunicadas, son las distintas caras del mismo problema: la relación entre los recursos disponibles y la humanidad". Recordó que la agricultura nació de una de esas crisis y que "probablemente ésta sea la última". Y destacó que, en materia de biocombustibles, "la producción industrial de biomasa está en su infancia".
El abanico de temas que incluyó el Congreso fue muy amplio. Uno de ellos, que generó un importante interés, fue el de estrés biótico. En ese marco, se presentó el "Proyecto regional Mercosur Southnomics: Plataforma biotecnológica para el control de la roya asiática de la soja", a cargo de Ruth Heinz, del Instituto de Biotecnología del INTA. Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, bajo la Coordinación de Ricardo Vilela, del Embrapa, en Brasil, unieron esfuerzos con el objetivo de fomentar la autonomía de la región en esta materia de desarrollos biogenéticos. Se eligió la roya asiática por su peligrosidad en la región. En una primera etapa del proyecto, se abocaron al estudio del germoplasma de soja en los mencionados países. Para ello se trabajó en la estandarización de las características fenotípicas y genotípicas, así como en la evaluación de la diversidad genética del patógeno. En la segunda etapa, que se inicia en 2009, se establece un Plan Estratégico, financiado por organismos públicos de los distintos países intervinientes. "El propósito es profundizar los estudios para encontrar los patrones de expresión génica de la roya".
El miércoles por la mañana fue el tiempo de Eloísa Pajuelo Domínguez, Ingeniera Química de la Universidad de Sevilla, quien habló de la Biorremediación y la Biotecnología Medioambiental, técnicas que utilizan los distintos procesos por los que interactúan las plantas con el ambiente para remediar, sobre todo, la contaminación por metales pesados.
En este escenario, una de las aristas más delicadas del actual panorama productivo mundial tiene que ver con los problemas relacionados con la administración del uso de agua, en un marco de desaprovechamiento y contaminación creciente del recurso. "¿Dispondremos de agua potable para regar hortalizas en el conurbano bonaerense?", se preguntó, sobre este punto, el presidente de REDBIO Argentina. Frente a esa situación, la agricultura compite con el consumo humano por el agua potable. El desafío de la biotecnología, en esta instancia, consiste en crear plantas que consuman menor cantidad de agua, o agua de peor calidad.
En esa línea, la biotecnología también avanza hacia lograr cultivos más productivos para que el crecimiento de la producción no vengan sólo de una mayor superficie, sino de un aumento en la productividad.