Autos a mostaza, la nueva apuesta en biocombustibles
Avanzan los ensayos con especies que no recortan la producción de alimentos.
Avanzan los ensayos con especies que no recortan la producción de alimentos.
En un futuro no muy lejano, los argentinos podríamos echar mostaza no sólo sobre los panchos que comemos sino también en el tanque de nuestros autos gasoleros. La Universidad de Buenos Aires, a través de un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía, ha cosechado por primera vez en el país algunos lotes de dos variedades de la familia de las mostazas, que bien podrían servir para la producción a gran escala de biodiesel, el combustible orgánico sustituto del gasoil. Los cultivos en cuestión, conocidos como Mostaza Etíope y Mostaza Parda o India, son primos de los que se utilizan para elaborar la tradicional salsa. No son comestibles, pero tienen un altísimo contenido de aceite (40%), la materia prima del biodiesel. Eso convenció a los agrónomos Daniel Sorlino y Patricia Gimenez a iniciar los ensayos en el país, donde prácticamente toda la producción de ese biocombustible proviene de la soja. La FAUBA firmó un convenio con su par de Córdoba (España) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) de ese país, que aportaron las semillas y algo de dinero. La iniciativa se suma a otras que involucran cultivos sustitutos a la soja (como la jatropha y el carraspique) como fuente de biodiesel. Y de allí su valor: si la posibilidad de los biocombustibles es reemplazar un producto no renovable como el petróleo, mala manera de hacerlo sería con cultivos que son pilares para la alimentación. "La producción de energía en el futuro no tiene que competir con la produccción de alimentos. Es el conflicto que se va a presentar a cortísimo plazo", explicó Sorlino. Los ensayos a campo con estas mostazas comenzaron el último invierno en lotes de Córdoba, Bahía Blanca, Santiago del Estero y Buenos Aires, en la propia sede de Agronomía. Salvo en este caso, se buscaron zonas agrícolas marginales, donde ni siquiera la soja entra por falta de lluvias. La primera cosecha del cultivo, que en algunas zonas resistió la dura sequía de esta temporada, partirá este lunes hacia España, donde se investigará su calidad aceitera. Todavía falta, pero de allí al tanque de combustible hay un solo paso.
En un futuro no muy lejano, los argentinos podríamos echar mostaza no sólo sobre los panchos que comemos sino también en el tanque de nuestros autos gasoleros. La Universidad de Buenos Aires, a través de un grupo de investigadores de la Facultad de Agronomía, ha cosechado por primera vez en el país algunos lotes de dos variedades de la familia de las mostazas, que bien podrían servir para la producción a gran escala de biodiesel, el combustible orgánico sustituto del gasoil. Los cultivos en cuestión, conocidos como Mostaza Etíope y Mostaza Parda o India, son primos de los que se utilizan para elaborar la tradicional salsa. No son comestibles, pero tienen un altísimo contenido de aceite (40%), la materia prima del biodiesel. Eso convenció a los agrónomos Daniel Sorlino y Patricia Gimenez a iniciar los ensayos en el país, donde prácticamente toda la producción de ese biocombustible proviene de la soja. La FAUBA firmó un convenio con su par de Córdoba (España) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS) de ese país, que aportaron las semillas y algo de dinero. La iniciativa se suma a otras que involucran cultivos sustitutos a la soja (como la jatropha y el carraspique) como fuente de biodiesel. Y de allí su valor: si la posibilidad de los biocombustibles es reemplazar un producto no renovable como el petróleo, mala manera de hacerlo sería con cultivos que son pilares para la alimentación. "La producción de energía en el futuro no tiene que competir con la produccción de alimentos. Es el conflicto que se va a presentar a cortísimo plazo", explicó Sorlino. Los ensayos a campo con estas mostazas comenzaron el último invierno en lotes de Córdoba, Bahía Blanca, Santiago del Estero y Buenos Aires, en la propia sede de Agronomía. Salvo en este caso, se buscaron zonas agrícolas marginales, donde ni siquiera la soja entra por falta de lluvias. La primera cosecha del cultivo, que en algunas zonas resistió la dura sequía de esta temporada, partirá este lunes hacia España, donde se investigará su calidad aceitera. Todavía falta, pero de allí al tanque de combustible hay un solo paso.