Hacen plástico con bacterias modificadas
En el Laboratorio de Ecología y Genética Microbianas de la FCEyN se trabaja desde hace años en la búsqueda de un procedimiento de síntesis de bioplásticos que sea sostenible, es decir, que no agote los recursos naturales y que sea económicamente factible.
En el Laboratorio de Ecología y Genética Microbianas de la FCEyN se trabaja desde hace años en la búsqueda de un procedimiento de síntesis de bioplásticos que sea sostenible, es decir, que no agote los recursos naturales y que sea económicamente factible. En ese camino, los científicos comprobaron que una de las responsables del alto consumo energético de los procesos actuales es la "aireación" (la provisión de oxígeno) que debe aportarse a las bacterias para que puedan crecer. En busca de nuevas cepas bacterianas y gracias a la optimización de las estrategias de cultivo, los investigadores produjeron, mediante técnicas de ingeniería genética, mutaciones en el gen arcA, que es responsable del metabolismo aeróbico en la bacteria Escherichia coli : "Obtuvimos una cepa con una mutación que le otorga muy alta capacidad respiratoria y, por lo tanto, le permite crecer en condiciones de microaireación", consigna la doctora Julia Pettinari, investigadora del Conicet, y también autora del trabajo. "Prácticamente, para hacer crecer al microorganismo no utilizamos más que un pequeño burbujeo de aire, y cien veces menos agitación que en condiciones aeróbicas", explica Méndez. La cepa en cuestión no sólo produjo una buena cantidad de PHA - polihidroxialcanoatos (PHAs), moléculas que, por sus propiedades físicas y químicas, son consideradas sustitutos posibles de los plásticos convencionales - sino que, además, utiliza como fuente de carbono el glicerol, un residuo de la industria del biodiésel que se está convirtiendo en un contaminante del medioambiente. Los resultados de estos trabajos han sido recientemente aceptados para su publicación en el Journal of Molecular Microbiology and Biotechnology . Mientras continúan haciendo modificaciones al proceso para optimizar el rendimiento de PHA, el equipo de investigadores, que también incluye a Alejandra de Almeida y Pablo Nikel, ya imagina el momento en que pueda llevarlo a escala. Esto no sólo sería provechoso para el medio ambiente, sino que además conllevaría un doble beneficio para las empresas productoras de biodiésel: se le daría valor económico a un desecho, y se evitarían los costos de su procesamiento previo a la liberación al ambiente