Un argentino creó un medicamento pionero para la hepatitis C crónica
En 2000, el argentino Manuel Vega creó Nautilus Biotech en Francia, una empresa de biotecnología dedicada a la investigación y producción de medicamentos desarrollados por ingeniería genética.
En 2000, el argentino Manuel Vega creó Nautilus Biotech en Francia, una empresa de biotecnología dedicada a la investigación y producción de medicamentos desarrollados por ingeniería genética. Hoy es un éxito, y la FDA norteamericana acaba de darle luz verde para probar en humanos el primer 'biomedicamento' del mundo que en vez de inyectarse será oral. Si todo sale bien, llegará al mercado en 2012 y generará una revolución farmacéutica. Se trata de un interferón clave para tratar la hepatitis C crónica, que afecta a más de 170 millones de personas en el mundo. Vega nació y se formó como biólogo en Bahía Blanca. Hizo un postdoctorado en Alemania y regresó a la Argentina. Cinco años después, en 1997, se volvió a ir; esta vez a Francia. Allí, a 30 kilómetros de París, fundó Nautilus Biotech, empresa biotecnológica dedicada al desarrollo de fármacos de última generación. Hoy Manuel Vega tiene 47 años, seis hijos y un laboratorio en el que trabajan 29 personas y cotiza millones, sobre todo desde que la FDA, el órgano de control de los medicamentos de los Estados Unidos, le dio luz verde para que comience a probar en humanos una droga pionera para tratar la hepatitis C crónica. Si todo sale bien, el nuevo medicamento llegaría al mercado en 2012, provocando una revolución en el mercado de los 'biofármacos', aquellos producidos a partir de proteínas humanas a las que, por ingeniería genética, se las potencia de tal manera que mejoran su eficacia. En el caso del Belerofón, el fármaco pionero en cuestión, lo que Vega y su equipo consiguieron fue modificar la propia estructura del interferón alfa que lo compone, hasta hacerlo resistente a las enzimas que actúan en el intestino. Entonces, en lugar de tener que inyectarse, como ocurre con todos los medicamentos en base a proteínas que existen hoy (salvo la insulina en forma de spray), éste se podrá administrar en píldoras. 'Eso no sólo va a beneficiar a los pacientes, sino que además brindará ventajas económicas. Es que, para poder inyectarse, se necesita una jeringa, a veces un diluyente, y casi siempre alguien que la aplique. Hay gastos asociados que terminan siendo importantes para los servicios de salud', explicó Vega a PERFIL desde su laboratorio. La aplicación principal del interferón alfa es la hepatitis C; se lo usa también en hepatitis B y el tratamiento de algunas formas de cáncer como el hepático, melanoma y mieloma múltiple.