Nuestra agricultura y la OMC
Por Alfredo Chiaradia. Secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales. El órgano de Solución de Controversias de la Organización Mundial del Comercio (OMC) adoptó el informe de un panel que dio la razón a la Argentina respecto de medidas de la Unión Europea que afectaban a sus exportaciones de productos biotecnológicos.
Por Alfredo Chiaradia. Secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales. El órgano de Solución de Controversias de la Organización Mundial del Comercio (OMC) adoptó el informe de un panel que dio la razón a la Argentina respecto de medidas de la Unión Europea que afectaban a sus exportaciones de productos biotecnológicos. Específicamente, se constató que la Unión Europea ignoró sus propias evaluaciones científicas, que señalaban que los productos de biotecnología son seguros, y suspendió las aprobaciones de esos productos desde 1998. Por su parte, varios miembros de la Unión Europea acentuaban los efectos negativos de tales medidas, obstaculizando, adicionalmente, la comercialización de otros productos de biotecnología que ya habían sido aprobados a nivel comunitario. La importancia de este fallo para la Argentina se manifiesta en que, más del 50% de las exportaciones nacionales a la Unión Europea, son de origen agrícola, de las cuales el 30% son de origen biotecnológico (soja, maíz, algodón y sus productos derivados como aceites). La Argentina es el segundo productor y exportador de biotecnología en el mundo, después de EE.UU. y antes de Canadá. La agricultura argentina presenta un avance significativo por el uso de la biotecnología que aumenta la productividad agrícola. Su utilización ha permitido a nuestros productores ser más competitivos en el mercado internacional. Por ello, la Argentina no podía observar pasivamente medidas de restricción de importaciones como las señaladas. Este resultado es valioso para toda la gama de empresas y trabajadores involucrados. Sólo en el sector de procesos y productos biotecnológicos, como semillas, en el caso agrícola, hay en nuestro país alrededor de 80 empresas dedicadas al desarrollo de productos y procesos biotecnológicos, las cuales facturan 950 millones de pesos anuales, exportan por un valor de 72 millones de dólares y emplean a más de 5 mil personas. Aproximadamente un 80% son firmas de capital nacional con un fuerte predominio de pequeñas y medianas empresas. La Argentina presentó esta demanda contra la UE pensando en el desarrollo ulterior de la biotecnología en nuestro país y en el acceso de nuestros productores a la mejora constante que implican los nuevos desarrollos en tecnología agrícola. Es claro que si estos productos sufrieran medidas como las europeas estaríamos frente a un fuerte desincentivo para el desarrollo de cualquier mejora en este campo y, consecuentemente, se frenaría la innovación que ayuda a nuestros productores a competir más eficientemente en un mercado internacional plagado de subsidios a la agricultura. Por supuesto, no es menos relevante, desde el punto de vista sistémico, el hecho de que el panel haya determinado que no se pueden establecer medidas arbitrarias que no cuenten con evidencia científica para incumplir obligaciones asumidas internacionalmente. Esto significa, en la práctica, que ningún miembro de la OMC podrá imponer medidas basadas en supuestos riesgos que no sea capaz de probar de modo veraz y objetivo. Es de señalar, finalmente, que este accionar en la OMC constituye el resultado del trabajo conjunto de la Cancillería y de la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), órgano dependiente de la secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, que agrupó a personal calificado del Estado nacional en beneficio del sector privado exportador, sin necesidad de contratar costosos estudios jurídicos especializados. En otras palabras, no constituyó sólo una efectiva protección de los intereses exportadores argentinos, sino que implicó un acertado uso de los recursos humanos del Estado nacional. La Argentina acaba de remover una importante traba comercial encubierta y ha evitado así que este tipo de restricciones pudieran ser aplicadas por otros países importadores de nuestros productos. El resultado reforzará la posición de los países que, como la Argentina buscan eliminar todo tipo de distorsión comercial que afecte sus exportaciones.