En INTA Castelar ya pueden generar animales transgénicos
El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, y el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Amadeo Nicora, dejaron inaugurado el nuevo Centro de Reproducción y Biotecnología Animal en Castelar. En esas instalaciones, grupos de investigadores locales podrán encarar el desarrollo de Organismos Animales Genéticamente Modificados (OAGM).
El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, y el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), Amadeo Nicora, dejaron inaugurado el nuevo Centro de Reproducción y Biotecnología Animal en Castelar. En esas instalaciones, grupos de investigadores locales podrán encarar el desarrollo de Organismos Animales Genéticamente Modificados (OAGM).
El nuevo laboratorio nació como fruto de una alianza entre el Inta y la Universidad Maimónides. Esa casa de estudios invirtió 6,5 millones de dólares, a partir de un convenio firmado en 2015, para renovar los boxes de alojamiento de animales y corrales ubicados en el Inta Castelar, además de acondicionar un nuevo quirófano y salas de transferencia embrionaria, levantar un mini tambo y un espacio para acopio de material, montar una sala de necropsia con un horno pirolítico, y construir un laboratorio de Fisiología Animal y oficinas para los investigadores. Todo funcionará dentro del campo experimental del Instituto de Patobiología del INTA.
Allí la idea es “sumar la experiencia público/privada permitiéndole al país abrir un espectro mayor de intervención en Salud y Producción Animal”. Pero sobre todo se apunta a “nuevos conocimientos en tecnologías recombinantes para obtener animales con capacidades diferenciadas y genéticamente modificados, ya sea por transgénesis o edición génica”, indicó el Ministerio de Agroindustria.
Con la inversión, las áreas pudieron adaptarse a las más exigentes medidas de bioseguridad de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y así obtuvieron permiso para funcionar en la obtención de ejemplares por técnicas clonación y transgénesis. La normativa vigente en la materia fue dictada en 2003.
En el acto realizado en Castelar se presentó además el nuevo edificio que se destinará al Centro de Investigación de Agroindustria (CIA) y se firmó el acta de inicio de obra para la construcción del edifico INCUINTA, que demandará una inversión de $75 millones. Contará con dos líneas de producción para organismos eucariotas y procariotas, que podrán ser utilizadas simultáneamente. Un sistema de agua purificada calidad farmacéutica y un sistema de acondicionamiento de aire limpio en los sectores productivos.
“Nos estamos planteando un sueño para que el Inta Castelar se transforme en un Polo de Innovación Agroindustrial”, se entusiasmó Nicora. “Para nosotros esta inversión es profundizar la investigación en biotecnología y genética, es avanzar en la prevención de enfermedades para que los animales puedan nacer inmunes, y por lo tanto no sean transmisores de patologías a los seres humanos”, añadió Buryaile.
El nuevo laboratorio nació como fruto de una alianza entre el Inta y la Universidad Maimónides. Esa casa de estudios invirtió 6,5 millones de dólares, a partir de un convenio firmado en 2015, para renovar los boxes de alojamiento de animales y corrales ubicados en el Inta Castelar, además de acondicionar un nuevo quirófano y salas de transferencia embrionaria, levantar un mini tambo y un espacio para acopio de material, montar una sala de necropsia con un horno pirolítico, y construir un laboratorio de Fisiología Animal y oficinas para los investigadores. Todo funcionará dentro del campo experimental del Instituto de Patobiología del INTA.
Allí la idea es “sumar la experiencia público/privada permitiéndole al país abrir un espectro mayor de intervención en Salud y Producción Animal”. Pero sobre todo se apunta a “nuevos conocimientos en tecnologías recombinantes para obtener animales con capacidades diferenciadas y genéticamente modificados, ya sea por transgénesis o edición génica”, indicó el Ministerio de Agroindustria.
Con la inversión, las áreas pudieron adaptarse a las más exigentes medidas de bioseguridad de la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y así obtuvieron permiso para funcionar en la obtención de ejemplares por técnicas clonación y transgénesis. La normativa vigente en la materia fue dictada en 2003.
En el acto realizado en Castelar se presentó además el nuevo edificio que se destinará al Centro de Investigación de Agroindustria (CIA) y se firmó el acta de inicio de obra para la construcción del edifico INCUINTA, que demandará una inversión de $75 millones. Contará con dos líneas de producción para organismos eucariotas y procariotas, que podrán ser utilizadas simultáneamente. Un sistema de agua purificada calidad farmacéutica y un sistema de acondicionamiento de aire limpio en los sectores productivos.
“Nos estamos planteando un sueño para que el Inta Castelar se transforme en un Polo de Innovación Agroindustrial”, se entusiasmó Nicora. “Para nosotros esta inversión es profundizar la investigación en biotecnología y genética, es avanzar en la prevención de enfermedades para que los animales puedan nacer inmunes, y por lo tanto no sean transmisores de patologías a los seres humanos”, añadió Buryaile.