El INTA asume el compromiso tecnológico de recuperar y desarrollar el potencial algodonero

Se analizarán las líneas de trabajo para obtener una variedad de semilla transgénica para controlar el Picudo.

Se analizarán las líneas de trabajo para obtener una variedad de semilla transgénica para controlar el Picudo.

La directora regional del INTA Chaco-Formosa, Diana Piedra, aseguró que existe la decisión y el respaldo institucional para avanzar hacia la colocación en el mercado de variedades transgénicas surgidas de investigaciones del organismo. “Todo eso facilita el camino”, ponderó. Sin embargo, hasta que esté disponible la oferta de semillas genéticamente modificadas con la marca INTA (no antes de dos años), el mercado seguirá estando en manos de una sola empresa, Gensus S.A. (compradora de Genética Mandiyú, del Grupo Monsanto).

Piedra resaltó que entre las líneas de investigación expuestas en el Segundo Encuentro de la Actualidad Algodonera, realizado la semana pasada en Sáenz Peña, hay una variedad que facilita el control del Picudo. “Vamos detrás de la súper-variedad. Llevará años, pero tenemos la capacidad instalada y un equipo de técnicos jóvenes. Es cuestión de ir apilando eventos y llegado el caso queremos apuntar a la variedad que tenga varios eventos”, expuso en declaraciones a radio Universidad.

Comentó que la jornada, programada con varios meses de anticipación, sirvió para mostrar las líneas de investigación en nuevas variedades de semillas. “Estamos en la búsqueda de lograr los transgénicos. Sabemos que nuestras variedades convencionales no son lo que el productor está dispuesto a sembrar. Sino que, si bien piensa en las variedades del INTA por la calidad de su fibra, también necesita tener la forma de facilitar sus tareas en el campo con eventos transgénicos”, analizó la directora regional.

En ese orden, contó que en principio la jornada no estaba planificada para ser “tan abierta”, sino que apuntaban a profundizar cuestiones técnicas del cultivo y mostrar los avances logrados por investigadores del organismo. “Hubo más gente que la esperada y estamos pensando en repetir la jornada para mostrar ensayos de variedades próximas a inscribirse en algunos años para comenzar la otra etapa que es la comercialización de las semillas”, indicó.

Trabajo silencioso

”Es el rumbo que trazamos hace varios años. Venimos buscando lo que el productor quiere sembrar. Es un trabajo silencioso de un equipo que tenía claro su objetivo. Lo que estábamos haciendo no era suficiente y dimos el salto. Lo más importante es que probamos que tenemos la capacidad para hacer en el Chaco variedades transgénicas”, subrayó la especialista.

Ponderó así “el potencial” de investigación del organismo. “No es sólo el mejoramiento genético en sí mismo, sino que ahí están los especialistas en validar y comprobar que las variedades sean resistentes a las principales enfermedades y un grupo que trabaja en calidad de fibra”, explicó y agregó: “Significa que, por más variedad transgénica que logremos, también debemos chequear que la fibra posterior esté dentro de los parámetros óptimos del mercado. Todo eso es lo que mostramos y vamos a empezar a discutir mientras avanzamos en la inscripción de estas variedades”.

”Estoy contenta porque hay un fuerte respaldo del presidente del INTA (Amadeo Nicora) y de toda la línea directiva en la gestión de estas variedades”, valoró Piedra y consideró de “alto impacto” que una institución nacional “dirija sus ojos a una cuestión muy regional”. “Sin embargo tenemos todo el apoyo”, enfatizó. Resaltó así el “alto impacto político y social” que tiene el algodón en tanto cultivo regional que está “en las venas de mucha gente”.

Destacó que más allá del desarrollo de esas nuevas variedades por el INTA, la empresa que abastece hoy al mercado con semillas transgénicas redobló su apuesta, mientras que hay productores y desmotadores “apostando a generar una red para salir de la crisis” en la producción generada por el impacto del Picudo.

”El mensaje del INTA es a aquellos productores que quieran optar por el algodón, que nosotros tenemos la obligación de brindarles la mejor tecnología posible y disponible”, resaltó. Y aseguró que existen en el organismo “un banco de germoplasma con más de 800 variedades de todo el mundo. Un especialista norteamericano me decía que es uno de los bancos más grandes del mundo y eso no se sabe”, comentó y afirmó: “Podemos elegir características para luego introducir en nuestras variedades. No hay límites”.

Reconoció que desde el INTA hubo cierto silencio en el peor momento del cultivo, pero de igual forma siguió “siendo parte y acompañando”. “Hoy redoblamos la apuesta. Tenemos con qué salir en cuanto a tecnología”, ratificó. Y dijo también que existe la predisposición a seguir trabajando en busca de una asociación de productores algodoneros, que permita sentar al sector de igual a igual en cualquier foro. “En los momentos de crisis es donde se ven los compromisos”, afirmó.

Fuera del área núcleo


En otro punto, la directora regional reconoció que la Estación Experimental de Sáenz Peña del INTA quedó virtualmente fuera de la principal área algodonera chaqueña, corrida hacia el sudoeste. “Vemos al algodón como parte de un sistema donde es uno más de los cultivos”, marcó y recordó que en épocas de crisis por sequía “es el que más aguanta”.

Por otra parte, destacó el uso de protocolos. “En el mercado se busca algodón certificado y pagan mejor en el mundo un algodón de determinadas condiciones (donde se cuidad el ambiente y no hay trabajo infantil). A nosotros nos facilita porque el uso de protocolos es un paso que dimos”, marcó finalmente.