Probióticos y biocompuestos marcan el pulso de una nueva Unidad Tecnológica del CONICET
La conformación de Unidades Tecnológicas en torno a temas estratégicos para la industria es el desafío de la Dirección de Vinculación Tecnológica que en el mes de julio constituyó una más.
La conformación de Unidades Tecnológicas en torno a temas estratégicos para la industria es el desafío de la Dirección de Vinculación Tecnológica que en el mes de julio constituyó una más.
Los probióticos son todos aquellos microorganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, proporcionan beneficios saludables a quien los recibe. Los biocompuestos son compuestos químicos presentes en los seres vivos que se forman por la unión de bioelementos; ejemplos de ellos son los carbohidratos, lípidos, proteínas, hormonas y enzimas. Ambos- probióticos y biocompuestos- son los ejes conceptuales de la nueva Unidad Tecnológica (UT) del CONICET que se dedicará a promover el desarrollo tecnológico y la transferencia de conocimientos hacia el sector socioproductivo ampliando los alcances y la complementación de capacidades en dichas temáticas.
Esta UT está conformada por ocho institutos que en forma coordinada podrán responder a las demandas de soluciones tecnológicas provenientes de industrias, empresas e instituciones. “Es un desafío de trabajo interesante porque nos permite vincularnos con otros grupos de trabajo en el país con temáticas afines e integrar nuestras capacidades técnicas y científicas para poder responder a demandas del sector productivo, además de mejorar, aprender y formar recursos humanos”, expresó Diego Libkind, investigador representante del Nodo correspondiente al Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET- UNCo).
Por su parte, Gabriel Vinderola, investigador representante del Nodo Instituto de Lactología Industrial (INLAIN, CONICET- UNL) manifestó: “Es la posibilidad de que el trabajo que hacemos en el laboratorio sea aprovechado al máximo y no termine sólo en publicaciones; permite que nuestro conocimiento se pueda transferir a una empresa o a un producto de apropiación social para explotarlo y obtener fondos que vuelvan a nutrir la investigación que hacemos”.
Entre los servicios y capacidades que ofrece la nueva UT se pueden mencionar diversas aplicaciones de bacterias lácticas en salud tanto humana como animal, desarrollo de alimentos funcionales – también tanto para personas como animales-, formulación de fermentos tecnológicos y probióticos, asesorías en aspectos microbiológicos, provisión de cepas de microorganismos como levaduras, etc.
Un punto interesante de destacar es la fuerte vinculación y experiencia de varios institutos que conforman la UT con el sector industrial. Los controles de calidad, asesoramientos, desarrollos de productos, entre otras, son variables que prácticamente forman parte del quehacer cotidiano de los investigadores que supieron estrechar lazos de confianza con las empresas de su región. “A veces mediante un asesoramiento resolvemos un problema microbiológico que tiene una empresa que no pudo resolverlo con sus capacidades; eso puede abrir la puerta para una vinculación de la que luego puede surgir un desarrollo más innovador e integral. El primer vínculo es fundamental para generar confianza y que luego las empresas depositen en nosotros sus proyectos de innovación”, asegura Vinderola.
La experiencia en transferencia tecnológica de la UT también quedó manifiesta en palabras de María Pía Taranto, investigadora del Nodo Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA- CONICET): “Estamos muy insertados en el mundo industrial, hay un ida y vuelta que se ha afianzado en los últimos años y esto me parece una idea muy interesante en cuanto a la intervinculación con pares. A veces por regionalidad o porque estamos muy concentrados en lo que hacemos en nuestra Unidad Ejecutora, perdemos de enriquecernos con otras capacidades en las que se especializan otros institutos. Esta nueva UT abarca todo el territorio con una vasta variedad de temáticas, lo que lejos de atentar contra el propósito que nos planteamos, más bien nos enriquece y potencia”.
La conformación de Unidades Tecnológicas en torno a temas estratégicos para la industria es el desafío de la Dirección de Vinculación Tecnológica que en el mes de julio constituyó una más.
Los probióticos son todos aquellos microorganismos vivos que, administrados en la cantidad adecuada, proporcionan beneficios saludables a quien los recibe. Los biocompuestos son compuestos químicos presentes en los seres vivos que se forman por la unión de bioelementos; ejemplos de ellos son los carbohidratos, lípidos, proteínas, hormonas y enzimas. Ambos- probióticos y biocompuestos- son los ejes conceptuales de la nueva Unidad Tecnológica (UT) del CONICET que se dedicará a promover el desarrollo tecnológico y la transferencia de conocimientos hacia el sector socioproductivo ampliando los alcances y la complementación de capacidades en dichas temáticas.
Esta UT está conformada por ocho institutos que en forma coordinada podrán responder a las demandas de soluciones tecnológicas provenientes de industrias, empresas e instituciones. “Es un desafío de trabajo interesante porque nos permite vincularnos con otros grupos de trabajo en el país con temáticas afines e integrar nuestras capacidades técnicas y científicas para poder responder a demandas del sector productivo, además de mejorar, aprender y formar recursos humanos”, expresó Diego Libkind, investigador representante del Nodo correspondiente al Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC, CONICET- UNCo).
Por su parte, Gabriel Vinderola, investigador representante del Nodo Instituto de Lactología Industrial (INLAIN, CONICET- UNL) manifestó: “Es la posibilidad de que el trabajo que hacemos en el laboratorio sea aprovechado al máximo y no termine sólo en publicaciones; permite que nuestro conocimiento se pueda transferir a una empresa o a un producto de apropiación social para explotarlo y obtener fondos que vuelvan a nutrir la investigación que hacemos”.
Entre los servicios y capacidades que ofrece la nueva UT se pueden mencionar diversas aplicaciones de bacterias lácticas en salud tanto humana como animal, desarrollo de alimentos funcionales – también tanto para personas como animales-, formulación de fermentos tecnológicos y probióticos, asesorías en aspectos microbiológicos, provisión de cepas de microorganismos como levaduras, etc.
Un punto interesante de destacar es la fuerte vinculación y experiencia de varios institutos que conforman la UT con el sector industrial. Los controles de calidad, asesoramientos, desarrollos de productos, entre otras, son variables que prácticamente forman parte del quehacer cotidiano de los investigadores que supieron estrechar lazos de confianza con las empresas de su región. “A veces mediante un asesoramiento resolvemos un problema microbiológico que tiene una empresa que no pudo resolverlo con sus capacidades; eso puede abrir la puerta para una vinculación de la que luego puede surgir un desarrollo más innovador e integral. El primer vínculo es fundamental para generar confianza y que luego las empresas depositen en nosotros sus proyectos de innovación”, asegura Vinderola.
La experiencia en transferencia tecnológica de la UT también quedó manifiesta en palabras de María Pía Taranto, investigadora del Nodo Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA- CONICET): “Estamos muy insertados en el mundo industrial, hay un ida y vuelta que se ha afianzado en los últimos años y esto me parece una idea muy interesante en cuanto a la intervinculación con pares. A veces por regionalidad o porque estamos muy concentrados en lo que hacemos en nuestra Unidad Ejecutora, perdemos de enriquecernos con otras capacidades en las que se especializan otros institutos. Esta nueva UT abarca todo el territorio con una vasta variedad de temáticas, lo que lejos de atentar contra el propósito que nos planteamos, más bien nos enriquece y potencia”.