Investigación sobre seguridad alimentaria: los resultados
Se hicieron públicos los resultados de una investigación académica sobre alimentación saludable de los argentinos y el potencial exportador del sistema agroalimentario del país.
Se hicieron públicos los resultados de una investigación académica sobre alimentación saludable de los argentinos y el potencial exportador del sistema agroalimentario del país.
La investigación titulada: “Comer saludable y exportar seguridad alimentaria al mundo: Aportes para una Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional”, es un trabajo conjunto entre el Centro de Agronegocios y Alimentos (CEAg) de la Universidad Austral, FAUBA y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) junto con la Escuela de Nutrición de la UBA.
Argentina puede y debe alimentar a su población de manera saludable, sin dejar de potenciar y desarrollar su capacidad exportadora. Incluso convirtiéndose en un verdadero exportador de seguridad alimentaria para el mundo”. Ésta es una de las principales conclusiones de esta investigación.
Este trabajo académico se propuso armonizar la necesidad de asegurar un estándar saludable de alimentación saludable para la población argentina y la competitividad del sector agroalimentario incrementando las exportaciones del país. El aporte más relevante del trabajo es la propuesta de lineamientos para una política nacional de seguridad alimentaria.
Las preguntas centrales que guiaron el trabajo son: ¿Argentina tiene condiciones para garantizar a sus habitantes un pleno acceso a una alimentación suficiente y saludable en toda la extensión de su definición, y al mismo tiempo ser proveedor de alimentos y seguridad alimentaria al resto del mundo? ¿Qué otras experiencias pueden servir de modelo para la Argentina de manera que el país pueda garantizar la seguridad alimentaria interna mientras se convierte en proveedor internacional de alimentos?
Para sumar una reflexión constructiva que responda a las distintas necesidades, todas tendientes al importante objetivo de cuidar la alimentación suficiente y saludable de los argentinos (especialmente de aquellos que están en situación de indigencia) sin desalentar la producción ni cediendo en la pérdida de competitividad, se elaboraron lineamientos para el diseño de políticas públicas, algunos de ellos:
•Coordinación y articulación de los Programas de Seguridad Alimentaria.
•Fomento de la exportación de alimentos al mundo aprovechando las oportunidades existentes.
•Asociar la Asignación Universal por Hijo (AUH) como instrumento para promover una alimentación saludable a través de descuentos a alimentos saludables.
•Generación de Sistemas de Información Integrados.
•Desarrollo y la aplicación de herramientas de monitoreo y evaluación.
•Diseño de una amplia estrategia comunicacional de Educación Alimentaria.
•Diseño de una Política Nacional de Alimentación Escolar.
•Subsidiar la demanda sin ofertar la oferta.
•Análisis de la conveniencia de reducción a los Impuestos a los Alimentos.
•Alineación de las políticas de producción agropecuaria con las políticas alimentarias.
El trabajo concluye que existe suficiente evidencia de que la calidad de la dieta y de los entornos que la rodean son el principal problema y desafío de la seguridad alimentaria de la población en general y de los pobres en particular. En este marco, las estrategias que desde los diversos programas alimentarios o la AUH han incidido sobre la demanda y las intervenciones restrictivas sobre la oferta no parecen haber abordado la cuestión de la calidad nutricional. La investigación sostiene que abordar la cuestión de la calidad en las políticas de Seguridad Alimentaria implica un salto cualitativo significativo, una nueva generación de programas alimentarios, que no tienen por qué resentir sino incluso potenciar la participación argentina en el comercio internacional de alimentos. Esto es así porque una mejor calidad de dieta implicaría en forma progresiva mayores saldos exportables. Todo indica que con una visión estratégica de políticas públicas, no existirían conflictos entre la cobertura de las necesidades internas y una favorable inserción exportadora.
Enfoque del trabajo
El trabajo de investigación buscó el abordaje integral del tema, para esto cada referente pudo realizar su aporte específico. Sergio Britos de CEPEA y Escuela de Nutrición de la UBA estudió cuáles son las principales brechas (déficits y excesos) en los hábitos alimentarios de los argentinos. Tomando como referencia una canasta de alimentos saludables, el análisis resulta en excesos significativos en el consumo de azucares, carnes, papa y panificados, entre otros productos, y déficits muy elevados en verduras frescas, frutas, productos lácteos, legumbres, pastas y arroz integral. La calidad nutricional de la dieta promedio de hogares pobres equivale al 42% de un estándar saludable.
Por su parte, Fernando Vilella, de la Facultad de Agronomía de la UBA, aportó su conocimiento y experiencia en lo relativo al aprovechamiento de las oportunidades de exportación de alimentos al mundo desde la Argentina. Dicha oportunidad la cuantifica indicando que al año 2030 sólo en Asia, 900 a 1000 millones de personas necesitarán importar todos sus alimentos cada día.
A partir del trabajo de Roberto Feeney, del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y a partir de datos de CEPEA y la Escuela de Nutrición de la UBA, se evaluó cuánto le costaría a la Argentina subsidiar la demanda, y no la oferta cómo se está haciendo actualmente, el acceso a una canasta de alimentos saludables para la población que hoy no tiene seguridad alimentaria en nuestro país. Según los escenarios de subsidios que se tomen, este costo se estima entre 4.800 y 6.600 millones de dólares por año (parcialmente ya cubiertos por planes de seguridad alimentaria hoy vigentes) para cubrir necesidades de 5.600.000 personas que hoy tienen algún grado de inseguridad alimentaria.
El trabajo establece que el 58% de las exportaciones totales de la Argentina provienen de su sistema agroalimentario y en esa línea también se estimó cómo se incrementarían los saldos exportables en función de un consumo más saludable acompañado de una política de subsidio al consumo.
Se hicieron públicos los resultados de una investigación académica sobre alimentación saludable de los argentinos y el potencial exportador del sistema agroalimentario del país.
La investigación titulada: “Comer saludable y exportar seguridad alimentaria al mundo: Aportes para una Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional”, es un trabajo conjunto entre el Centro de Agronegocios y Alimentos (CEAg) de la Universidad Austral, FAUBA y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) junto con la Escuela de Nutrición de la UBA.
Argentina puede y debe alimentar a su población de manera saludable, sin dejar de potenciar y desarrollar su capacidad exportadora. Incluso convirtiéndose en un verdadero exportador de seguridad alimentaria para el mundo”. Ésta es una de las principales conclusiones de esta investigación.
Este trabajo académico se propuso armonizar la necesidad de asegurar un estándar saludable de alimentación saludable para la población argentina y la competitividad del sector agroalimentario incrementando las exportaciones del país. El aporte más relevante del trabajo es la propuesta de lineamientos para una política nacional de seguridad alimentaria.
Las preguntas centrales que guiaron el trabajo son: ¿Argentina tiene condiciones para garantizar a sus habitantes un pleno acceso a una alimentación suficiente y saludable en toda la extensión de su definición, y al mismo tiempo ser proveedor de alimentos y seguridad alimentaria al resto del mundo? ¿Qué otras experiencias pueden servir de modelo para la Argentina de manera que el país pueda garantizar la seguridad alimentaria interna mientras se convierte en proveedor internacional de alimentos?
Para sumar una reflexión constructiva que responda a las distintas necesidades, todas tendientes al importante objetivo de cuidar la alimentación suficiente y saludable de los argentinos (especialmente de aquellos que están en situación de indigencia) sin desalentar la producción ni cediendo en la pérdida de competitividad, se elaboraron lineamientos para el diseño de políticas públicas, algunos de ellos:
•Coordinación y articulación de los Programas de Seguridad Alimentaria.
•Fomento de la exportación de alimentos al mundo aprovechando las oportunidades existentes.
•Asociar la Asignación Universal por Hijo (AUH) como instrumento para promover una alimentación saludable a través de descuentos a alimentos saludables.
•Generación de Sistemas de Información Integrados.
•Desarrollo y la aplicación de herramientas de monitoreo y evaluación.
•Diseño de una amplia estrategia comunicacional de Educación Alimentaria.
•Diseño de una Política Nacional de Alimentación Escolar.
•Subsidiar la demanda sin ofertar la oferta.
•Análisis de la conveniencia de reducción a los Impuestos a los Alimentos.
•Alineación de las políticas de producción agropecuaria con las políticas alimentarias.
El trabajo concluye que existe suficiente evidencia de que la calidad de la dieta y de los entornos que la rodean son el principal problema y desafío de la seguridad alimentaria de la población en general y de los pobres en particular. En este marco, las estrategias que desde los diversos programas alimentarios o la AUH han incidido sobre la demanda y las intervenciones restrictivas sobre la oferta no parecen haber abordado la cuestión de la calidad nutricional. La investigación sostiene que abordar la cuestión de la calidad en las políticas de Seguridad Alimentaria implica un salto cualitativo significativo, una nueva generación de programas alimentarios, que no tienen por qué resentir sino incluso potenciar la participación argentina en el comercio internacional de alimentos. Esto es así porque una mejor calidad de dieta implicaría en forma progresiva mayores saldos exportables. Todo indica que con una visión estratégica de políticas públicas, no existirían conflictos entre la cobertura de las necesidades internas y una favorable inserción exportadora.
Enfoque del trabajo
El trabajo de investigación buscó el abordaje integral del tema, para esto cada referente pudo realizar su aporte específico. Sergio Britos de CEPEA y Escuela de Nutrición de la UBA estudió cuáles son las principales brechas (déficits y excesos) en los hábitos alimentarios de los argentinos. Tomando como referencia una canasta de alimentos saludables, el análisis resulta en excesos significativos en el consumo de azucares, carnes, papa y panificados, entre otros productos, y déficits muy elevados en verduras frescas, frutas, productos lácteos, legumbres, pastas y arroz integral. La calidad nutricional de la dieta promedio de hogares pobres equivale al 42% de un estándar saludable.
Por su parte, Fernando Vilella, de la Facultad de Agronomía de la UBA, aportó su conocimiento y experiencia en lo relativo al aprovechamiento de las oportunidades de exportación de alimentos al mundo desde la Argentina. Dicha oportunidad la cuantifica indicando que al año 2030 sólo en Asia, 900 a 1000 millones de personas necesitarán importar todos sus alimentos cada día.
A partir del trabajo de Roberto Feeney, del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral y a partir de datos de CEPEA y la Escuela de Nutrición de la UBA, se evaluó cuánto le costaría a la Argentina subsidiar la demanda, y no la oferta cómo se está haciendo actualmente, el acceso a una canasta de alimentos saludables para la población que hoy no tiene seguridad alimentaria en nuestro país. Según los escenarios de subsidios que se tomen, este costo se estima entre 4.800 y 6.600 millones de dólares por año (parcialmente ya cubiertos por planes de seguridad alimentaria hoy vigentes) para cubrir necesidades de 5.600.000 personas que hoy tienen algún grado de inseguridad alimentaria.
El trabajo establece que el 58% de las exportaciones totales de la Argentina provienen de su sistema agroalimentario y en esa línea también se estimó cómo se incrementarían los saldos exportables en función de un consumo más saludable acompañado de una política de subsidio al consumo.