Consiga ADN en su casa
Una forma de acercar la ciencia es demostrando que algunas experiencias se pueden realizar con elementos sencillos. Científicos de la UNL enseñan a estudiantes a cocinar sus propias sopas moleculares.
Una forma de acercar la ciencia es demostrando que algunas experiencias se pueden realizar con elementos sencillos. Científicos de la UNL enseñan a estudiantes a cocinar sus propias sopas moleculares.
El ADN, o ácido desoxirribonucleico, ya forma parte de la jerga de todos los días. Se lo nombra cuando se debe esclarecer un crimen o cuando está en juego el reconocimiento de un hijo, por ejemplo. Se trata de estudios complejos de la información genética que contiene esa molécula descrita por James Watson y Francis Crick en 1953. Pero extraer ADN es otra cosa, ya que parece ser algo que se puede hacer en casa, según enseñan investigadores de la UNL-CONICET mediante talleres destinados a estudiantes secundarios.
Según contó Marina Flores Pogliani, becaria posdoctoral del grupo de Ingeniería de los Fotorreactores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (Intec), la gente ve muy alejado el tema, por lo cual se les ocurrió hacer un taller sobre extracción de ADN de frutas en el Centro Universitario Gálvez (CUG), donde existen carreras sobre alimentos y salud.
“Hicimos ejercicios destinados a chicos en los que les compartimos patrones de ADN con incógnitas. Por ejemplo, casos de homicidios que los estudiantes debían resolver. Era muy simple, una especie de química de la cocina, pero no hicimos todo el procedimiento legal que se hace normalmente o cuando se hace una extracción para producir un organismo modificado genéticamente”, contó Flores.
La idea era simplemente acercar la ciencia a estudiantes secundarios durante la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología y en la oferta de carreras que hace el CUG a la comunidad de Gálvez y alrededores. Junto a Flores trabajaron Juan Carlos Luy y Gustavo Hein.
Una sopa molecular
“Cuando uno piensa en el ADN se imagina la escalera helicoidal y en nada más, pero nosotros demostramos que, por medio de un procedimiento sencillo hecho en casa, se lo puede extraer de una fruta, por ejemplo. En las experiencias se visualizaba muy bien la separación del ADN. Fue muy interesante”, destacó Flores.
Los talleristas propusieron una especie de “sopa molecular” con elementos que se encuentran en casa: una multiprocesadora, agua desmineralizada, sal de mesa, bicarbonato de sodio, detergente, filtro para café y frutillas o bananas.
“El procedimiento es muy simple. Volcamos en un vaso limpio 150 mililitros de agua desmineralizada, una cucharadita de sal de mesa, 5 gramos de bicarbonato de sodio, 5 ml de detergente. Luego mezclamos bien y enfriamos”, detalló.
El segundo paso es cortar la fruta en trocitos, colocarla en la procesadora, agregar un poco de agua desmineralizada y procesar todo en periodos breves de 10 segundos.
“Luego agregamos a la procesadora la solución preparada en el paso uno y procesamos en pulsos cortos durante 1,5 minutos. Después, usando un embudo y filtros de café, filtramos nuestra mezcla y durante todo el tiempo mantenemos el filtrado bien frío. Finalmente, con mucho cuidado, agregamos etanol 96º bien frío sobre nuestra sopa de moléculas. En la interface entre los dos líquidos veremos un material gelatinoso: ¡Es el ADN!”.
Acercar la ciencia
Todos los elementos utilizados son de uso cotidiano, porque la idea es acercar la ciencia a los alumnos del secundario e involucrarlos. “Queremos hacer comprender que la ciencia no es algo inalcanzable, alejado y relegado a los laboratorios, sino que es algo en lo que las personas se pueden involucrar por medio de prácticas sencillas”, manifestó Flores.
En este sentido, resaltó que se trata de acortar la brecha que existe, aunque cada vez menor, entre los científicos y el resto de la población: es desmitificar la idea del científico como un ser alejado de su entorno, que vive en un laboratorio, aislado y acercar la ciencia a nuestra vida cotidiana”.
El ADN, o ácido desoxirribonucleico, ya forma parte de la jerga de todos los días. Se lo nombra cuando se debe esclarecer un crimen o cuando está en juego el reconocimiento de un hijo, por ejemplo. Se trata de estudios complejos de la información genética que contiene esa molécula descrita por James Watson y Francis Crick en 1953. Pero extraer ADN es otra cosa, ya que parece ser algo que se puede hacer en casa, según enseñan investigadores de la UNL-CONICET mediante talleres destinados a estudiantes secundarios.
Según contó Marina Flores Pogliani, becaria posdoctoral del grupo de Ingeniería de los Fotorreactores del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (Intec), la gente ve muy alejado el tema, por lo cual se les ocurrió hacer un taller sobre extracción de ADN de frutas en el Centro Universitario Gálvez (CUG), donde existen carreras sobre alimentos y salud.
“Hicimos ejercicios destinados a chicos en los que les compartimos patrones de ADN con incógnitas. Por ejemplo, casos de homicidios que los estudiantes debían resolver. Era muy simple, una especie de química de la cocina, pero no hicimos todo el procedimiento legal que se hace normalmente o cuando se hace una extracción para producir un organismo modificado genéticamente”, contó Flores.
La idea era simplemente acercar la ciencia a estudiantes secundarios durante la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología y en la oferta de carreras que hace el CUG a la comunidad de Gálvez y alrededores. Junto a Flores trabajaron Juan Carlos Luy y Gustavo Hein.
Una sopa molecular
“Cuando uno piensa en el ADN se imagina la escalera helicoidal y en nada más, pero nosotros demostramos que, por medio de un procedimiento sencillo hecho en casa, se lo puede extraer de una fruta, por ejemplo. En las experiencias se visualizaba muy bien la separación del ADN. Fue muy interesante”, destacó Flores.
Los talleristas propusieron una especie de “sopa molecular” con elementos que se encuentran en casa: una multiprocesadora, agua desmineralizada, sal de mesa, bicarbonato de sodio, detergente, filtro para café y frutillas o bananas.
“El procedimiento es muy simple. Volcamos en un vaso limpio 150 mililitros de agua desmineralizada, una cucharadita de sal de mesa, 5 gramos de bicarbonato de sodio, 5 ml de detergente. Luego mezclamos bien y enfriamos”, detalló.
El segundo paso es cortar la fruta en trocitos, colocarla en la procesadora, agregar un poco de agua desmineralizada y procesar todo en periodos breves de 10 segundos.
“Luego agregamos a la procesadora la solución preparada en el paso uno y procesamos en pulsos cortos durante 1,5 minutos. Después, usando un embudo y filtros de café, filtramos nuestra mezcla y durante todo el tiempo mantenemos el filtrado bien frío. Finalmente, con mucho cuidado, agregamos etanol 96º bien frío sobre nuestra sopa de moléculas. En la interface entre los dos líquidos veremos un material gelatinoso: ¡Es el ADN!”.
Acercar la ciencia
Todos los elementos utilizados son de uso cotidiano, porque la idea es acercar la ciencia a los alumnos del secundario e involucrarlos. “Queremos hacer comprender que la ciencia no es algo inalcanzable, alejado y relegado a los laboratorios, sino que es algo en lo que las personas se pueden involucrar por medio de prácticas sencillas”, manifestó Flores.
En este sentido, resaltó que se trata de acortar la brecha que existe, aunque cada vez menor, entre los científicos y el resto de la población: es desmitificar la idea del científico como un ser alejado de su entorno, que vive en un laboratorio, aislado y acercar la ciencia a nuestra vida cotidiana”.