Un país privilegiado por la productividad de sus cultivos
Gracias a la mejora genética y al perfeccionamiento de la tecnología en cultivos, la Argentina se destaca por cubrir una parte de las necesidades mundiales con materia prima o productos elaborados a partir de ésta.
Por Rubén Miranda - Director del Criadero de Cereales de la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA).
La Argentina agrícola nació con la llegada de los inmigrantes. Desde 1880 la economía ganadera comenzó a compartir posiciones con la agricultura, cuyos productos eran demandados por Europa. Los cultivos pioneros fueron trigo, avena, maíz y lino. Hoy, hay más de una docena que ocupan una importante superficie con gran aporte a la economía nacional, al igual que otros con significativa contribución y que se cultivan intensivamente.
Los primeros materiales se cultivaron a partir de la simiente traída por los inmigrantes o de importaciones sin demasiado control. La falta de adaptación llevó a que rápidamente se tratara de buscar soluciones, al principio con selecciones sobre las poblaciones introducidas y luego buscando mejores combinaciones.
Ambas etapas constituyeron los primeros trabajos de mejoramiento vegetal en el país. La contribución inicial en todas las tareas de genotecnia surgió por iniciativa gubernamental, desde el Ministerio de Agricultura, ministerios provinciales, universidades y, desde su creación, el INTA. En las especies de mayor importancia económica, la participación de la actividad privada se incrementó y llegó a tener una participación decisiva.
Gracias a la acción combinada de la mejora genética y del perfeccionamiento de la tecnología para aplicar en los cultivos, estas actividades colocaron a la Argentina en una situación de privilegio en cuanto a la productividad y a la posibilidad de abastecer a una parte de las necesidades del mundo con materia prima o productos elaborados a partir de aquella. Sin embargo, el crecimiento demográfico y la dificultad de producir alimentos suficientes es una espada oscilante sobre la masa de la humanidad.
La ciencia sigue volcando esfuerzos para que el conocimiento permita cumplir con la premisa de producir más por unidad de superficie, a lo que se agrega el compromiso de que ello pueda lograrse sin alterar la sustentabilidad de los sistemas productivos, para asegurar la producción alimentaria en el largo plazo.
Así, en los últimos 30 años, conceptos como cultivo de tejidos, marcadores moleculares, mapas genómicos y transformaciones genéticas, entre otros, dinamizaron el mejoramiento vegetal: permitieron generar y analizar la diversidad genética, reducir a la mitad el tiempo –en relación a los métodos convencionales– para llegar a un producto final o incorporar en una especie factores genéticos que no están presentes en su genoma original. La Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) es una federación de segundo grado que agrupa a más de 120 cooperativas de agricultores diseminadas a la largo y a lo ancho del país.