Estudios sobre la diversidad genética de los peces del Paraná
La Dra. en Ciencias Biológicas Gabriela Villanova está desarrollando marcadores moleculares microsatelitales para el estudio del recurso ictícola del río Paraná.
La Dra. en Ciencias Biológicas Gabriela Villanova está desarrollando marcadores moleculares microsatelitales para el estudio del recurso ictícola del río Paraná.
El proyecto tiene por objetivo implementar la metodología de los marcadores moleculares para analizar la diversidad genética y estudiar las especies de importancia económica que pueden encontrarse en riesgo debido al exceso de la pesca extractiva o a la presencia de barreras que dificultan su reproducción.
Los marcadores moleculares son zonas en el ADN, características de una especie o una población. Los microsatélites, en particular, son regiones repetitivas y variables presentes en el ADN. Es decir que diferentes individuos de una misma especie pueden tener distinto tamaño de este marcador, lo que permite identificarlos. También sirven “para saber si entre un grupo y otro hay alguna relación de parentesco y así evitar cruzarlos ya que cuando aumenta la endogamia, pueden surgir problemas de crecimiento y hay mayores riesgos de infección y enfermedades en los peces en cultivo”, sostuvo Villanova.
A partir del Programa de Promoción de la Universidad Argentina, la investigadora realizó hace dos años una estadía en el laboratorio de genética de la Universidad de Santiago de Compostela, España, para adquirir experiencia en la metodología e incorporarla en el laboratorio en el cual realiza su trabajo posdoctoral, la Plataforma de Biotecnología aplicada a la acuicultura en el IBR-CONICET.
La Dra. en Ciencias Biológicas contó que se mandaron a secuenciar al INDEAR una pequeña porción del genoma de cuatro especies de peces del Paraná: pejerrey, surubí, pacú y boga. Y actualmente está realizando estudios de crecimiento del pejerrey para reproducción y acuicultura.
Dado que se trata de una especie que crece lento, a través de los marcadores se podrían seleccionar los individuos con mayor tasa de crecimiento. “Ante un grupo que crece más rápido que otro, empezamos a formar familia y obtener la progenie de esos individuos. Esto puede servir a nivel comercial para desarrollar una línea que en vez de llegar al tamaño adecuado en dos años y medio lo haga en un tiempo menor”, explicó.
Paralelamente, está realizando un estudio de comparación de la diversidad de los pejerreyes que se encuentran en el río con los de un centro de reproducción de la provincia de Buenos Aires para constatar si la diversidad genética de los peces en cautiverio es comparable con lo que hay en la naturaleza. La importancia de este trabajo reside en asegurarse que si las crias son devueltas al medio natural tengan una diversidad genética similar.
En cuanto al sábalo, Villanova expresó que estuvo sometido a una presión de pesca muy grande pero hace unos años se empezó a regular el tamaño de redes y se determinaron períodos de veda. Los estudios que se están realizando de diversidad genética muestran la presencia de una alta diversidad lo que indicaría que la población tendría la capacidad de sobreponerse. Para que esta especie, base de toda la cadena trófica, no esté en riesgo deben conservarse los ambientes de reproducción y respetarse los tamaños mínimos y máximos impuestos.
Sobre los alcances económicos y de cuidado del medio ambiente que tiene el proyecto, la investigadora explica que “la posibilidad de disponer de un set de marcadores moleculares específicos para las especies de interés comercial de la región permitirá asistir a productores de nuestro país en la evaluación de la diversidad genética de las poblaciones, la selección y organización de los stocks de reproductores y la filiación de los especímenes.”
Estos marcadores también podrán ser de utilidad para organismos gubernamentales responsables de llevar a cabo la evaluación de la diversidad genética de las poblaciones de peces en su ámbito natural así como el impacto de escapes de poblaciones en cultivo sobre las naturales.
El proyecto tiene por objetivo implementar la metodología de los marcadores moleculares para analizar la diversidad genética y estudiar las especies de importancia económica que pueden encontrarse en riesgo debido al exceso de la pesca extractiva o a la presencia de barreras que dificultan su reproducción.
Los marcadores moleculares son zonas en el ADN, características de una especie o una población. Los microsatélites, en particular, son regiones repetitivas y variables presentes en el ADN. Es decir que diferentes individuos de una misma especie pueden tener distinto tamaño de este marcador, lo que permite identificarlos. También sirven “para saber si entre un grupo y otro hay alguna relación de parentesco y así evitar cruzarlos ya que cuando aumenta la endogamia, pueden surgir problemas de crecimiento y hay mayores riesgos de infección y enfermedades en los peces en cultivo”, sostuvo Villanova.
A partir del Programa de Promoción de la Universidad Argentina, la investigadora realizó hace dos años una estadía en el laboratorio de genética de la Universidad de Santiago de Compostela, España, para adquirir experiencia en la metodología e incorporarla en el laboratorio en el cual realiza su trabajo posdoctoral, la Plataforma de Biotecnología aplicada a la acuicultura en el IBR-CONICET.
La Dra. en Ciencias Biológicas contó que se mandaron a secuenciar al INDEAR una pequeña porción del genoma de cuatro especies de peces del Paraná: pejerrey, surubí, pacú y boga. Y actualmente está realizando estudios de crecimiento del pejerrey para reproducción y acuicultura.
Dado que se trata de una especie que crece lento, a través de los marcadores se podrían seleccionar los individuos con mayor tasa de crecimiento. “Ante un grupo que crece más rápido que otro, empezamos a formar familia y obtener la progenie de esos individuos. Esto puede servir a nivel comercial para desarrollar una línea que en vez de llegar al tamaño adecuado en dos años y medio lo haga en un tiempo menor”, explicó.
Paralelamente, está realizando un estudio de comparación de la diversidad de los pejerreyes que se encuentran en el río con los de un centro de reproducción de la provincia de Buenos Aires para constatar si la diversidad genética de los peces en cautiverio es comparable con lo que hay en la naturaleza. La importancia de este trabajo reside en asegurarse que si las crias son devueltas al medio natural tengan una diversidad genética similar.
En cuanto al sábalo, Villanova expresó que estuvo sometido a una presión de pesca muy grande pero hace unos años se empezó a regular el tamaño de redes y se determinaron períodos de veda. Los estudios que se están realizando de diversidad genética muestran la presencia de una alta diversidad lo que indicaría que la población tendría la capacidad de sobreponerse. Para que esta especie, base de toda la cadena trófica, no esté en riesgo deben conservarse los ambientes de reproducción y respetarse los tamaños mínimos y máximos impuestos.
Sobre los alcances económicos y de cuidado del medio ambiente que tiene el proyecto, la investigadora explica que “la posibilidad de disponer de un set de marcadores moleculares específicos para las especies de interés comercial de la región permitirá asistir a productores de nuestro país en la evaluación de la diversidad genética de las poblaciones, la selección y organización de los stocks de reproductores y la filiación de los especímenes.”
Estos marcadores también podrán ser de utilidad para organismos gubernamentales responsables de llevar a cabo la evaluación de la diversidad genética de las poblaciones de peces en su ámbito natural así como el impacto de escapes de poblaciones en cultivo sobre las naturales.