La prioridad es preservar el agua en el campo

La biotecnología es, hoy, un pilar en el que se asienta el sistema productivo mundial, donde las investigaciones lograron poner, al alcance del productor, eventos biotecnológicos que permiten mejorar la productividad por unidad de superficie, colaborar con el suministro alimenticio futuro, preservar recursos como el agua y el suelo, a la vez que se lucha contra los efectos del cambio climático. La biotecnología es, hoy, un pilar en el que se asienta el sistema productivo mundial, donde las investigaciones lograron poner, al alcance del productor, eventos biotecnológicos que permiten mejorar la productividad por unidad de superficie, colaborar con el suministro alimenticio futuro, preservar recursos como el agua y el suelo, a la vez que se lucha contra los efectos del cambio climático.

La actual situación de sequías temporales que azotan desde hace ya más de dos años la mayoría de las zonas productoras de granos del país, de la que Tucumán y el NOA no están exentas, lleva a asegurar que el principal reto que tiene el país y el mundo es la disponibilidad del recurso agua y la forma de amortiguar los efecto de esta faltante. Sobre todo, por que se acentúa el efecto climático. 

Disponer del recurso agua no solo es poner la vista en el cielo y que el productor le rece a quien cree conveniente, para que el agua caiga rápidamente en el momento que la necesita; más ahora que los cultivadores están "desesperados" para poder no solo empezar con labores, sino para planificar la futura siembra. 



El agua es un recurso indispensable para producir alimentos, y debe ir acompañado por el recurso suelo y la tecnología de siembra y producción que el hombre, con su conocimiento, pone al alcance del "hombre de campo". 



Según diferentes estudios realizados en todas partes del mundo, la disponibilidad del recurso agua se agravará en los próximos años. Por eso, desde esta sección venimos afirmando que los productores deben tener conciencia de los efectos de la seca, y que la actitud debe ser defensiva a la hora de tomar la decisión de siembra. 



La población mundial superará los 9.000 millones de personas en algo más de 30 años, por lo que el objetivo es que la producción de alimentos se incremente un 70% para alimentar a todos los habitantes. 

Actualmente, la disponibilidad de tierras y de agua es cada vez más escasa, a lo que se suma que el agua dulce debe, a la vez, servir para el consumo humano, como primera medida y, después, para riego, uso industrial y bebida para ganado. 

Por todo ello, una gestión óptima -de un recurso tan escaso y valioso como el agua- es fundamental para la supervivencia humana, un valor que la tecnología aplicada al campo y la biotecnología pueden ayudar a preservar. 



Preservar el agua es, hoy, lo primero que se debe realizar, y no dejar que el líquido como viene se va, y que no exista nada que permita usarlo eficientemente. 

La inteligencia del hombre busca embalsarla, encauzarla y distribuirla en los campos de la mejor manera posible, con adecuados equipos de riego.



La tecnología aplicada al campo puso al alcance del productor herramientas como la siembra directa, las rotaciones y los manejos adecuados de las tierras, para lograr que estas capten y almacenen -de la mejor manera posible- el agua de lluvia, que muchas veces precipita en momentos en que el cultivo no necesita, pero queda guardado en el suelo para el momento oportuno. 

Un pilar 
La biotecnología es, hoy, un nuevo pilar en el que se asienta el sistema productivo mundial, donde las investigaciones lograron poner, al alcance del productor, eventos biotecnológicos que permiten mejorar la productividad por unidad de superficie. 



La Organización de las Naciones Unida para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma que los cultivos transgénicos son una de las herramientas clave para asegurar el suministro alimenticio futuro, y para permitir que la actividad agrícola siga siendo productiva, a la vez que se lucha contra los efectos del cambio climático. 

El aporte de la biotecnología no es la creación de una única variedad resistente a sequía, sino el desarrollo de un abanico de variedades que se adaptan, de una forma óptima, a las condiciones climatológicas extremas de la región donde se vaya a producir dicho cultivo. 

Frente al actual contexto mundial que se vive, con récord de aumentos en los precios de los alimentos, la biotecnología es un aliado importantísimo para mitigar los efectos de la sequía y permitir que las pérdidas en granos no sean tan altas como las que se hubieran padecido de no contar con las herramientas existentes. 



Todo el paquete productivo que viene de la mano de la tecnología y de la biotecnología, como la siembra directa, el control de malezas, la mayor libertad para decidir la fecha de siembra y la resistencia a insectos y enfermedades, produce un salto cualitativo y cuantitativo que se traduce en más alimentos para más gente.

Hoy, la sequía golpea, pero el impacto sería mayor si no existiesen los aportes tecnológicos que se vienen dando. 



Debemos entender que la escasez de agua durante los períodos críticos de los cultivos, es una de las variables que provoca la mayor disminución del rendimiento y, en muchos casos, las pérdidas totales del cultivo. Por ello, la investigación y el desarrollo en pos de lograr un mejor y más eficiente uso del recurso agua, servirá para mitigar -de alguna manera- los efectos de las sequías que se están dando. Pero sin duda que la prudencia debe reinar al momento de tomar una decisión de siembra.