Evalúan beneficios de biofertilización en plantaciones de algodón
Con el fin de optimizar los rendimientos de las plantaciones algodoneras, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE lleva a cabo una investigación para evaluar los efectos de la biofertilización en diferentes variedades y tipos de semillas de algodón.
Con el fin de optimizar los rendimientos de las plantaciones algodoneras, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNNE lleva a cabo una investigación para evaluar los efectos de la biofertilización en diferentes variedades y tipos de semillas de algodón.
El estudio se basa en inocular a las semillas de algodón con una bacteria del genero Azospirillum, que actúa como biofertilizante y aporta a las plantas nutrientes y otros factores de crecimiento. Existe una gran variedad de especies bacterianas, entre ellas Azospirillum brasillense, que además de los posibles efectos favorables en la mejora del rendimiento de las plantas, estimularía la asociación de las plantas de algodón con hongos, microorganismos que actúan también proveyendo nutrientes a las plantas. Esta asociación de hongos y las raíces de las plantas se denomina “micorrización”. Por tanto, el proyecto busca evaluar la biofertilización con Azopirillum en distintas variedades y tipos de semillas de algodón, así como su influencia en la infección de hongos micorrícicos.
“La técnica de inoculación con especies bacterianas surgió como alternativa natural al uso de productos químicos de fertilización” explicó la ingeniera agrónoma María Cándida Iglesias, directora de la investigación. Expresó que se busca aplicar esta técnica a las plantaciones de algodón por ser un cultivo regional con alta existencia de pequeñas producciones que enfrentan tanto problemas de bajos rendimientos por lo que tienen la necesidad de fertilizar el suelo de de algún modo y así aumentar los rindes.
En el marco del proyecto se trabaja con dos variedades conocidas de algodón, Guazuncho y Guazuncho 2000 RR, cuyas semillas se inoculan junto a otras semillas usadas de testigo, es decir sin someterlas a inoculación. A su vez, tanto las semillas inoculadas como la testigo, son evaluadas con y sin aplicación de fungicidas.Los experimentos se concretan en dos tipos de suelo representativos de la región.
Durante el proceso experimental se realizan semanalmente controles de altura de planta, número de hojas y ramificaciones, y cada 30 y 60 días se evalúa peso seco de raíz y peso seco de vástago.“Tenemos expectativas de que esta experiencia de biofertilización optimice el rendimiento de estas variedades de algodón” explicó la especialista.
Iglesias recordó que la Argentina ha sido un tradicional exportador de fibra de algodón, producción que se origina en su mayor parte en la región NEA, con especial protagonismo del Chaco donde el algodón es uno de los principales cultivos de renta. La importancia de la actividad radica tanto en el valor agregado como por ocupación de mano de obra y su impacto social.
En este marco, los productores agrícolas tienen la necesidad de elevar al máximo su producción y mejorar la calidad de su producto, debido a que se trata de un sistema de agricultura continua, donde la extracción de nutrientes alcanza situaciones críticas, empobreciendo el suelo.
Considerando esta situación y la implementación de la biofertilización como una alternativa para paliar la problemática presentada, se plantean estas tareas de investigación en la Cátedra de Microbiología Agrícola a fin de establecer criterios claros y medidas posibles de adoptar por los productores agrícolas de la región.
El estudio se basa en inocular a las semillas de algodón con una bacteria del genero Azospirillum, que actúa como biofertilizante y aporta a las plantas nutrientes y otros factores de crecimiento. Existe una gran variedad de especies bacterianas, entre ellas Azospirillum brasillense, que además de los posibles efectos favorables en la mejora del rendimiento de las plantas, estimularía la asociación de las plantas de algodón con hongos, microorganismos que actúan también proveyendo nutrientes a las plantas. Esta asociación de hongos y las raíces de las plantas se denomina “micorrización”. Por tanto, el proyecto busca evaluar la biofertilización con Azopirillum en distintas variedades y tipos de semillas de algodón, así como su influencia en la infección de hongos micorrícicos.
“La técnica de inoculación con especies bacterianas surgió como alternativa natural al uso de productos químicos de fertilización” explicó la ingeniera agrónoma María Cándida Iglesias, directora de la investigación. Expresó que se busca aplicar esta técnica a las plantaciones de algodón por ser un cultivo regional con alta existencia de pequeñas producciones que enfrentan tanto problemas de bajos rendimientos por lo que tienen la necesidad de fertilizar el suelo de de algún modo y así aumentar los rindes.
En el marco del proyecto se trabaja con dos variedades conocidas de algodón, Guazuncho y Guazuncho 2000 RR, cuyas semillas se inoculan junto a otras semillas usadas de testigo, es decir sin someterlas a inoculación. A su vez, tanto las semillas inoculadas como la testigo, son evaluadas con y sin aplicación de fungicidas.Los experimentos se concretan en dos tipos de suelo representativos de la región.
Durante el proceso experimental se realizan semanalmente controles de altura de planta, número de hojas y ramificaciones, y cada 30 y 60 días se evalúa peso seco de raíz y peso seco de vástago.“Tenemos expectativas de que esta experiencia de biofertilización optimice el rendimiento de estas variedades de algodón” explicó la especialista.
Iglesias recordó que la Argentina ha sido un tradicional exportador de fibra de algodón, producción que se origina en su mayor parte en la región NEA, con especial protagonismo del Chaco donde el algodón es uno de los principales cultivos de renta. La importancia de la actividad radica tanto en el valor agregado como por ocupación de mano de obra y su impacto social.
En este marco, los productores agrícolas tienen la necesidad de elevar al máximo su producción y mejorar la calidad de su producto, debido a que se trata de un sistema de agricultura continua, donde la extracción de nutrientes alcanza situaciones críticas, empobreciendo el suelo.
Considerando esta situación y la implementación de la biofertilización como una alternativa para paliar la problemática presentada, se plantean estas tareas de investigación en la Cátedra de Microbiología Agrícola a fin de establecer criterios claros y medidas posibles de adoptar por los productores agrícolas de la región.