De vacas y capa de ozono
La Fauba estudia cómo reducir el impacto negativo de la ganadería en la atmósfera utilizando microorganimos y biotecnología.
La Fauba estudia cómo reducir el impacto negativo de la ganadería en la atmósfera utilizando microorganimos y biotecnología.
Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) evalúan cómo disminuir los gases de efecto invernadero que genera la ganadería a partir de modificaciones en la dieta de los rumiantes, que son los principales animales emisores de metano, un gas que tiene un poder de calentamiento global 25 veces mayor al dióxido de carbono.
“Estudiamos las diferencias que la ingestión de plantas forrajeras tendrían sobre la producción de metano, generado por microorganismos presentes en el rumen de bovinos y ovinos. Estos animales son responsables del 75% de las 80 millones de toneladas de metano que genera por año la ganadería en el mundo”, explicó Gustavo Jaurena, docente de la cátedra de Nutrición y Alimentación Animal de la Fauba.
“Estamos evaluando los mecanismos subyacentes para derivar posibles estrategias de alimentación, modificando la composición de las dietas, utilizando aditivos o incluso variando la composición de la planta por técnicas de biotecnología”, agregó.
Las investigaciones comenzaron hace cuatro años y son dirigidas por el grupo de Nutrición de Rumiantes de la FAUBA. “Trabajamos con ovejas como modelo animal, a partir de las cuales obtenemos los microorganismos ruminales para efectuar estudios de digestión in vitro”, dijo Juan Manuel Cantet, investigador de FAUBA y becario del Conicet, quien lleva adelante su tesis doctoral sobre este tema.
Los estudios de la Fauba ya arrojaron algunas conclusiones. Al respecto, el investigador explicó que los sistemas ganaderos basados en alimentación pastoril producen más metano por animal que los sistemas de alimentación intensivos con granos. “Si bien uno de los mecanismos para reducir el gas es agregar granos a la ración, en muchos lugares esta no es la mejor solución, por cuestiones económicas y sociales”. Por esa razón, se propone mejorar la calidad y eficiencia en el uso del forraje, como estrategia para reducir las emisiones de gas metano.
Por ejemplo, Cantet detalló que existen ciertos compuestos secundarios de los forrajes tropicales (también llamados megatérmicos) que naturalmente actúan como mecanismos de defensa de la planta y evitan su depredación por herbívoros, pero que suministrados en pequeñas dosis pueden disminuir el metano producido en la fermentación, sin alterar el consumo ni la digestibilidad.
Esta afirmación es el resultado de las investigaciones que realiza desde la FAUBA, para analizar el impacto del agregado de estos compuestos secundarios aislados (taninos, saponinas y aceites esenciales) a dietas basadas en forrajeras tropicales sobre la productividad animal y la emisión de gases con efecto invernadero.
Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) evalúan cómo disminuir los gases de efecto invernadero que genera la ganadería a partir de modificaciones en la dieta de los rumiantes, que son los principales animales emisores de metano, un gas que tiene un poder de calentamiento global 25 veces mayor al dióxido de carbono.
“Estudiamos las diferencias que la ingestión de plantas forrajeras tendrían sobre la producción de metano, generado por microorganismos presentes en el rumen de bovinos y ovinos. Estos animales son responsables del 75% de las 80 millones de toneladas de metano que genera por año la ganadería en el mundo”, explicó Gustavo Jaurena, docente de la cátedra de Nutrición y Alimentación Animal de la Fauba.
“Estamos evaluando los mecanismos subyacentes para derivar posibles estrategias de alimentación, modificando la composición de las dietas, utilizando aditivos o incluso variando la composición de la planta por técnicas de biotecnología”, agregó.
Las investigaciones comenzaron hace cuatro años y son dirigidas por el grupo de Nutrición de Rumiantes de la FAUBA. “Trabajamos con ovejas como modelo animal, a partir de las cuales obtenemos los microorganismos ruminales para efectuar estudios de digestión in vitro”, dijo Juan Manuel Cantet, investigador de FAUBA y becario del Conicet, quien lleva adelante su tesis doctoral sobre este tema.
Los estudios de la Fauba ya arrojaron algunas conclusiones. Al respecto, el investigador explicó que los sistemas ganaderos basados en alimentación pastoril producen más metano por animal que los sistemas de alimentación intensivos con granos. “Si bien uno de los mecanismos para reducir el gas es agregar granos a la ración, en muchos lugares esta no es la mejor solución, por cuestiones económicas y sociales”. Por esa razón, se propone mejorar la calidad y eficiencia en el uso del forraje, como estrategia para reducir las emisiones de gas metano.
Por ejemplo, Cantet detalló que existen ciertos compuestos secundarios de los forrajes tropicales (también llamados megatérmicos) que naturalmente actúan como mecanismos de defensa de la planta y evitan su depredación por herbívoros, pero que suministrados en pequeñas dosis pueden disminuir el metano producido en la fermentación, sin alterar el consumo ni la digestibilidad.
Esta afirmación es el resultado de las investigaciones que realiza desde la FAUBA, para analizar el impacto del agregado de estos compuestos secundarios aislados (taninos, saponinas y aceites esenciales) a dietas basadas en forrajeras tropicales sobre la productividad animal y la emisión de gases con efecto invernadero.