La ciencia argentina desde sus laboratorios
El INTA presenta en Tecnópolis una oportunidad para descubrir el potencial científico-tecnológico de la Argentina en el stand de Laboratorios Nacionales.
El INTA presenta en Tecnópolis una oportunidad para descubrir el potencial científico-tecnológico de la Argentina en el stand de Laboratorios Nacionales.
Uniformes especiales, manipulación de muestras y hasta duchas químicas de esterilización forman parte de “Laboratorios Nacionales”, uno de los espacios que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación presenta en Tecnópolis –Villa Martelli, Buenos Aires–. El stand, interactivo y de exploración, permite ingresar a un ambiente futurista y disfrutar de la posibilidad de ser científico por un rato.
El INTA también integra esa propuesta, ya que el organismo cuenta con más de 250 laboratorios en todo el país y recientes inversiones que superan los 20 millones de pesos en equipamiento, en lo que constituye una apuesta a mejorar sus capacidades científico-tecnológicas para la innovación en productos, procesos y servicios ligados a la producción agroalimentaria/agroindustrial en busca de desarrollo equitativo de los territorios.
De hecho, las obras de infraestructura y mejoras en equipamiento realizadas en los últimos años, así como distinciones internacionales, resultaron en beneficios directos para la investigación. De acuerdo con Casamiquela, las inversiones del organismo se incrementaron “veinte veces desde 2003 hasta ahora. Hoy estamos con una ejecución promedio de entre 48 y 50 millones de pesos anuales de recursos propios y, antes de 2003, el monto era de 1,5 o 1,8 millón por año”.
A pesar de ello, el funcionario explicó que estas cifras aún son insuficientes, teniendo en cuenta que el organismo afrontó épocas en las que no se priorizaba la ciencia y la tecnología, como ahora.
En este contexto, en mayo de 2010, Casamiquela y el ministro Julián Domínguez inauguraron un nuevo complejo de laboratorios en el INTA Manfredi –Córdoba–, con 2.600 metros de superficie, que reúne laboratorios de biotecnología, calidad nutricional de granos, forrajes y nutrición animal, suelos y agua, además de instalaciones de uso general.
En el INTA Mendoza, por otra parte, se inauguró un laboratorio de biotecnología que permitió profundizar la investigación básica en genética de cultivos frutícolas y hortícolas y aportará, principalmente, al conocimiento de la cadena vitivinícola.
Las actividades se centran en el área de microbiología –desarrollo de levaduras enológicas–, el mejoramiento vitícola –obtención de nuevas variedades de uva de mesa– y el apoyo técnico para las selección clonal de las cultivares Malbec, Syrah y Torrontés que realiza el INTA. Al respecto, Casamiquela subrayó el hecho positivo de “inaugurar un nuevo laboratorio de biotecnología, que es un testimonio concreto de la visión política del gobierno y del INTA de recuperar el rol del Estado”.
Además, la International Wool Textile Organization (IWTO) renovó el licenciamiento otorgado por primera vez en 2006 al Laboratorio de Fibras Textiles del INTA Bariloche –Río Negro–. Ese reconocimiento lo mantiene dentro de un selecto grupo del que sólo forman parte 18 laboratorios del mundo, ubicados en Australia, Francia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, España, Inglaterra, Uruguay y la Argentina.
A partir de la distinción, esta área quedó autorizada para emitir certificados de calidad, aceptados mundialmente para transacciones de lana. El ingeniero zootecnista Diego Sacchero, quien dirige el laboratorio desde 2001, subrayó que “este logro ubica al INTA como referente en el sector de la producción lanera mundial”.
Uniformes especiales, manipulación de muestras y hasta duchas químicas de esterilización forman parte de “Laboratorios Nacionales”, uno de los espacios que el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación presenta en Tecnópolis –Villa Martelli, Buenos Aires–. El stand, interactivo y de exploración, permite ingresar a un ambiente futurista y disfrutar de la posibilidad de ser científico por un rato.
El INTA también integra esa propuesta, ya que el organismo cuenta con más de 250 laboratorios en todo el país y recientes inversiones que superan los 20 millones de pesos en equipamiento, en lo que constituye una apuesta a mejorar sus capacidades científico-tecnológicas para la innovación en productos, procesos y servicios ligados a la producción agroalimentaria/agroindustrial en busca de desarrollo equitativo de los territorios.
De hecho, las obras de infraestructura y mejoras en equipamiento realizadas en los últimos años, así como distinciones internacionales, resultaron en beneficios directos para la investigación. De acuerdo con Casamiquela, las inversiones del organismo se incrementaron “veinte veces desde 2003 hasta ahora. Hoy estamos con una ejecución promedio de entre 48 y 50 millones de pesos anuales de recursos propios y, antes de 2003, el monto era de 1,5 o 1,8 millón por año”.
A pesar de ello, el funcionario explicó que estas cifras aún son insuficientes, teniendo en cuenta que el organismo afrontó épocas en las que no se priorizaba la ciencia y la tecnología, como ahora.
En este contexto, en mayo de 2010, Casamiquela y el ministro Julián Domínguez inauguraron un nuevo complejo de laboratorios en el INTA Manfredi –Córdoba–, con 2.600 metros de superficie, que reúne laboratorios de biotecnología, calidad nutricional de granos, forrajes y nutrición animal, suelos y agua, además de instalaciones de uso general.
En el INTA Mendoza, por otra parte, se inauguró un laboratorio de biotecnología que permitió profundizar la investigación básica en genética de cultivos frutícolas y hortícolas y aportará, principalmente, al conocimiento de la cadena vitivinícola.
Las actividades se centran en el área de microbiología –desarrollo de levaduras enológicas–, el mejoramiento vitícola –obtención de nuevas variedades de uva de mesa– y el apoyo técnico para las selección clonal de las cultivares Malbec, Syrah y Torrontés que realiza el INTA. Al respecto, Casamiquela subrayó el hecho positivo de “inaugurar un nuevo laboratorio de biotecnología, que es un testimonio concreto de la visión política del gobierno y del INTA de recuperar el rol del Estado”.
Además, la International Wool Textile Organization (IWTO) renovó el licenciamiento otorgado por primera vez en 2006 al Laboratorio de Fibras Textiles del INTA Bariloche –Río Negro–. Ese reconocimiento lo mantiene dentro de un selecto grupo del que sólo forman parte 18 laboratorios del mundo, ubicados en Australia, Francia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, España, Inglaterra, Uruguay y la Argentina.
A partir de la distinción, esta área quedó autorizada para emitir certificados de calidad, aceptados mundialmente para transacciones de lana. El ingeniero zootecnista Diego Sacchero, quien dirige el laboratorio desde 2001, subrayó que “este logro ubica al INTA como referente en el sector de la producción lanera mundial”.