Las bacterias antárticas podrían remediar contaminación con hidrocarburos
Un grupo de científicos argentinos investigan cómo remediar los daños ecológicos provocados por el derrame de combustibles en la Antártida y la Patagonia por medio de bacterias capaces de "comerse" los hidrocarburos.
"La idea es aprovechar las bacterias antárticas capaces de usar hidrocarburos como alimento para diseñar procesos que permitan reducir la contaminación con combustibles en los suelos", dijo hoy Walter Mac Cormack, quien dirige las investigaciones, en una entrevista con Efe.
Mac Cormack, jefe de proyectos del Instituto Antártico Argentino, que desde hace dos décadas realiza estudios en biotecnología, matizó que también están bajo la lupa aquellos virus que atacan a las bacterias capaces de "comerse" los hidrocarburos.
La investigación abre la puerta a una solución relativamente simple para la contaminación de los suelos en la Antártida y podría incluso aplicarse en otras regiones de bajas temperaturas, como la Patagonia, en la que hay una intensa actividad petrolera, explicó.
Pero "es clave" para la Antártida, donde por tratados internacionales no pueden llevarse microorganismos "exógenos", es decir que no son naturales de la región.
Desde el punto de vista ambiental, el llamado "Continente Blanco" es la región más limpia del mundo, aunque en los sitios cercanos a las bases científicas se han registrado ciertos niveles de contaminación superiores a los normales, en particular junto a tanques de almacenamiento de combustibles.
Los expertos argentinos lograron aislar numerosas cepas bacterianas sicrófilas (esto es, que trabajan a muy bajas temperaturas) y que son muy eficientes para utilizar diversos tipos de hidrocarburos como única fuente de energía.
La "biorremediación" mediante el uso de esas bacterias evita tener que utilizar para la limpieza químicos que generan un significativo impacto ambiental.
Según Mac Cormack, pruebas ya realizadas permitieron establecer que estas bacterias son capaces de eliminar, en condiciones óptimas, hasta el 80 por ciento del combustible vertido durante el corto verano antártico, de enero a mediados de marzo.
El grupo de expertos liderado por Mac Cormack investiga dos estrategias de biorremediación, denominadas "bioestimulación" y "bioaumento".
La primera consiste en facilitar a las bacterias ya presentes en el suelo la actividad de "comer" los contaminantes mediante la aplicación de nutrientes y otros elementos, mientras que la segunda incrementa el número de bacterias "comensales" para que cooperen con la actividad de las bacterias autóctonas.
Cuando se trata de suelos previamente no afectados que reciben repentinamente una carga de contaminantes importante, el "bioaumento" podría ser la mejor estrategia, "especialmente a fin de acelerar los tiempos de la biodegradación", comentó el jefe del grupo de científicos argentinos.
Mac Cormack indicó que un quinto de los contaminantes vertidos es de todas formas muy difícil de erradicar mediante estas bacterias por lo que estudian qué factores impiden elevar el nivel de eficiencia de estos métodos de "biorremediación".
En este sentido, estudian si determinados virus son los responsables de la muerte de ciertas bacterias inoculadas en las técnicas de "bioaumento".
"Cuando empezamos a estudiar este aspecto descubrimos que no se sabe casi nada sobre los virus de la Antártida que atacan a organismos inferiores -como bacterias o protozoos- y por eso hoy estudiamos la biodiversidad de los virus, qué tipos hay y en qué proporción están presentes en la Antártida", señaló.
La información genética de estos virus, además de permitir a los científicos mejorar las técnicas de biorremediación, podrían eventualmente tener otras aplicaciones biotecnológicas, apuntó Mac Cormack.