Pollo con papas, un sano menú
El INTA Castelar utiliza papas transgénicas para combatir la enfermedad de Newcastle en ave.
El INTA Castelar utiliza papas transgénicas para combatir la enfermedad de Newcastle en aves
Mediante una metodología recientemente patentada, los investigadores del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar (Buenos Aires) obtuvieron plantas de papa transgénicas que pueden ser utilizadas como vacunas orales para combatir el virus de la enfermedad de Newcastle (NDV), que afecta a muchas especies de aves domésticas y silvestres.
Con este mecanismo pueden lograrse vacunas comestibles contra el virus para aves comerciales y, asimismo, se presenta como una mejor alternativa a las vacunas inyectables tradicionales, indicó un informe del INTA.
Otra de las ventajas de este nuevo avance es que “el método de aplicación de las vacunas comestibles disminuye los efectos colaterales y elimina la manipulación de los animales, además de que los productos provenientes de plantas transgénicas están libres de contaminaciones, patógenos, toxinas microbianas o secuencias oncogénicas”, sostuvieron a la vez la coordinadora de la investigación, Analía Berinstein, y la especialista en patógenos virales y fúngicos, Cecilia Vázquez Rovere.
El control que hace esta vacuna comestible es a través del ADN de las plantas de papa, las cuales contienen la información para generar proteínas que despiertan una respuesta inmune en los animales susceptibles a esta enfermedad. De esa manera, “el gen de interés, que dispara la respuesta en las aves, queda incorporado en el genoma de la papa, como si fuera propio”, agregó Vázquez Rovere.
El virus de Newcastle es altamente contagioso, y durante la infección las aves presentan problemas respiratorios y/o nerviosos como jadeo y tos, alas caídas, cuellos torcidos, desplazamiento en círculos, depresión, inapetencia y parálisis completa, entre otros síntomas.
La importancia de esta enfermedad viral radica en su alto nivel de contagio y su capacidad para traspasar las fronteras de un país. Esto ocasiona importantes consecuencias socioeconómicas y sanitarias para toda una región.
Es por este motivo que los investigadores en epidemiologías aviares investigan las formas de prevenir el ingreso al país, pensando en las importantes pérdidas económicas que podría ocasionar, a pesar de que en un relevamiento realizado por el Senasa y el INTA, entre los años 1995 y 1997, se confirmó la ausencia de brotes, lo que contribuyó a obtener en aquel momento la declaración de la Argentina como país libre de cepas virulentas de Newcastle en aves comerciales.
Mediante una metodología recientemente patentada, los investigadores del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar (Buenos Aires) obtuvieron plantas de papa transgénicas que pueden ser utilizadas como vacunas orales para combatir el virus de la enfermedad de Newcastle (NDV), que afecta a muchas especies de aves domésticas y silvestres.
Con este mecanismo pueden lograrse vacunas comestibles contra el virus para aves comerciales y, asimismo, se presenta como una mejor alternativa a las vacunas inyectables tradicionales, indicó un informe del INTA.
Otra de las ventajas de este nuevo avance es que “el método de aplicación de las vacunas comestibles disminuye los efectos colaterales y elimina la manipulación de los animales, además de que los productos provenientes de plantas transgénicas están libres de contaminaciones, patógenos, toxinas microbianas o secuencias oncogénicas”, sostuvieron a la vez la coordinadora de la investigación, Analía Berinstein, y la especialista en patógenos virales y fúngicos, Cecilia Vázquez Rovere.
El control que hace esta vacuna comestible es a través del ADN de las plantas de papa, las cuales contienen la información para generar proteínas que despiertan una respuesta inmune en los animales susceptibles a esta enfermedad. De esa manera, “el gen de interés, que dispara la respuesta en las aves, queda incorporado en el genoma de la papa, como si fuera propio”, agregó Vázquez Rovere.
El virus de Newcastle es altamente contagioso, y durante la infección las aves presentan problemas respiratorios y/o nerviosos como jadeo y tos, alas caídas, cuellos torcidos, desplazamiento en círculos, depresión, inapetencia y parálisis completa, entre otros síntomas.
La importancia de esta enfermedad viral radica en su alto nivel de contagio y su capacidad para traspasar las fronteras de un país. Esto ocasiona importantes consecuencias socioeconómicas y sanitarias para toda una región.
Es por este motivo que los investigadores en epidemiologías aviares investigan las formas de prevenir el ingreso al país, pensando en las importantes pérdidas económicas que podría ocasionar, a pesar de que en un relevamiento realizado por el Senasa y el INTA, entre los años 1995 y 1997, se confirmó la ausencia de brotes, lo que contribuyó a obtener en aquel momento la declaración de la Argentina como país libre de cepas virulentas de Newcastle en aves comerciales.