Biotecnología: el Sur también existe (y mucho)
La Unión Europea y los países del Mercosur desarrollan proyectos juntos en las cadenas bovina, avícola y sojera.
En el marco del convenio establecido en 2005 entre la Comunidad Europea y los países del Mercosur para el desarrollo de la biotecnología, el martes pasado se presentaron los resultados de 5 proyectos iniciados en 2008 a través de la plataforma Biotecsur. Para su ejecución, Europa invirtió 3 millones de euros.
Estos progresos son la antesala de sojas más resistentes frente a estrés biótico y abiótico; mayor prevención y control de enfermedades avícolas (gripe y Newcastle); mejores vacunas y matrices para la detección de enfermedades en bovinos, y la genotipificación del Eucalyptus, por ejemplo. Se trata de desarrollos sustentados en la posibilidad de aumentar el valor agregado y la competitividad de los productos de los países del Mercosur en los mercados internacionales.
“La plataforma de biotecnología articula un trabajo integrado entre el sector público, privado y académico”, explicó Esteban Corley, director de Biotecsur. Y agregó que “es un instrumento financiero que permite capitalizar los resultados y los recursos humanos”.
Biotecsur se estructura dentro de la Dirección Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Su accionar se define en el Mercosur, a través de tres referentes en biotecnología por cada país, en representación de los distintos sectores.
Corley aclaró: “no inventamos nada; las instituciones y las personas ya estaban, los problemas ya existían, pero nosotros les dimos el marco para trabajar juntos”.
Para la sanidad avícola se acordaron protocolos, se analizaron las muestras y la prevalencia de cepas en los criaderos, lo que permite bajar la carga de bacterias e incrementar la vigilancia epidemiológica. “Ahora tenemos información estadística sobre cómo circula la gripe aviar en nuestra región”, agregó Corley, sin disimular su orgullo.
Por el lado de la soja, se mapearon genes nuevos que podrían conferir resistencia a roya y a sequía, por ejemplo. “Podemos pensar en sojas mejoradas que serán pasibles de menores cargas de agroquímicos”, anticipó el director.
En materia de sanidad bovina, por un lado, se creó un macroarreglo (matriz) para la detección de enfermedades. “A futuro, el productor podrá saber rápidamente si tiene animales enfermos mediante una tira reactiva”, enfatizó Corley.
Por otro lado, se están probando versiones mejoradas de vacunas antiaftosa y evaluando cambios en el animal que permitan probar que la vacuna es eficaz (“firma inmunológica”).
Los avances para la industria forestal permitirán la obtención de germoplasmas que ya se están analizando. Corley destacó que “pudimos reunir la información agronómica con la genómica, lo que en 5 años tendrá un impacto muy importante en la industria”.
Según el experto, la ventaja de encarar proyectos regionales es que la cooperación acorta los tiempos, porque aumenta la capacidad de gestión y la sinergia de conocimientos.
“Necesitamos aumentar la tasa de transferencia del sector del conocimiento hacia el sector productivo y promover la innovación”, advirtió Corley. Y anticipó que, en virtud de los resultados, Europa se comprometió a sostener su participación en los proyectos y extender su ayuda financiera a otros sobre biocombustibles y salud humana