“No consigo comprender la resistencia a los transgénicos”
Lo dijo Roger Beachy, funcionario de agricultura de Obama, creador del primer cultivo modificado genéticamente quien habló en exclusiva con PERFIL de los OGM a la carne de clon.
Hay algo que diferencia al investigador en plantas Roger Beachy de otros interesados en difundir los organismos genéticamente modificados (OGM): él luce genuinamente perplejo por el modo en que países y consumidores discriminan e imponen leyes rigurosas para productos que, dice, saben y alimentan igual que los obtenidos por otras vías “naturales”. “No hay ninguna evidencia científica que avale la posición anti OGM”, dijo el creador de la técnica que llevó a concebir el primer transgénico del mundo (un tomate, en 1985) y aseguró que eso lo hizo a pensar en las “razones irracionales” por las que el ser humano toma decisiones. “Llevo 25 años en esto y hace mucho que intento entender la resistencia a consumir transgénicos”, dijo.
A Beachy lo acusan de ser un hombre de Monsanto (primera productora mundial de semillas), pero él jura que es apenas un científico que se dedicó a cuestiones técnicas en su laboratorio, hasta que hace un año lo llamó el presidente Barack Obama para transformarlo en funcionario, aunque alguna vez reconoció que cuando trabajaba en la Universidad de Saint Louis recibió fondos para investigación de la compañía multinacional. “Mi trabajo ahora es hacer crecer la visibilidad de la ciencia detrás de la agricultura. En EE.UU. ésta última no es percibida como sofisticada, pero tiene tanto o más ciencia que otras ramas de la producción”, explicó.
En calidad de Director del Instituto Nacional de Alimentos y Agricultura, organismo que no existía antes de la administración Obama, Beachy estuvo en Buenos Aires para participar de un simposio internacional sobre la Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados. Dialogó con PERFIL sobre los transgénicos y pidió regulaciones más laxas. “Tener reglas al principio fue muy bueno y hoy también. Pero debemos ver que llevamos veinte años de éxitos y quizás no se necesitan las mismas leyes.”
—¿Por qué continúa la resistencia a los OGM?
—Un poco es por el miedo a lo desconocido; se prefiere no arriesgar. Hay un estudio que explica qué otras razones hacen que la gente decida hacer algo o no, más allá de argumentos científicos. Como en el caso de las vacunas: está claro que no provocan autismo, pero ciertas madres a veces tienen miedo y en el fondo de sus conciencias piensan que quizás los científicos están equivocados.
—Una nueva polémica se centra en el consumo de carne de animales clonados...
—Ese es otro debate que debería apagarse rápido. No hay evidencia de que clonar produzca cambios en los genes. La pregunta es: ¿comerías o no? Yo diría que sí, por supuesto. En la nutrición, en la estabilidad genética o en cualquier otra característica, la carne es igual.