Made in Exactas
El proyecto “Films biodegradables” elaborado por un equipo encabezado por la física Silvia Goyanes, fue elegido como “Mejor Proyecto Innovador” en los “Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento”. Se basa en un material plástico biodegradable, obtenido a partir de recursos renovables.
El proyecto “Films biodegradables” elaborado por un equipo encabezado por la física Silvia Goyanes, fue elegido como “Mejor Proyecto Innovador” en los “Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento”. Se basa en un material plástico biodegradable, obtenido a partir de recursos renovables.
“Nos sentimos muy contentos. No creímos que fuéramos a ganar. Para nosotros fue una gran sorpresa”, asegura Silvia Goyanes, directora del Laboratorio de Polímeros y Materiales Compuestos, del Departamento de Física de la Facultad y una de las integrantes del equipo que obtuvo el galardón al “Mejor Proyecto Innovador” en el área de productos y servicios de los “Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento”.
El proyecto ganador “Films biodegradables”, premiado con veinte mil euros, consiste en la elaboración de un film de material plástico fabricado con nanopartículas de almidón de maíz en una matriz de almidón de mandioca, que presenta múltiples usos para envases de la industria. La novedad tecnológica es la inclusión de los nanocristales que le otorgan al material las propiedades de ser flexible, biodegradable, biocompatible, no tóxico, comestible, translúcido, inodoro e insípido. Cuenta, además, con una buena adhesión a cualquier otro material y alta resistencia a la manipulación.
Este proyecto surgió a partir de la tesis de doctorado de Nancy García, cuya dirección comparten Goyanes y la doctora Mirta Aranguren del INTEMA (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales), que se basa en el desarrollo de nanocompuestos biodegradables. “Empezamos a sintetizar nanopartículas cristalinas de un tamaño que va de los 20 a los 50 nanómetros. Esas nanopartículas son de almidón de maíz, o sea un producto de muy bajo costo, pero con importantes propiedades. Y también desarrollamos la tecnología para poder dispersar esas nanopartículas en otro material, también biodegradable y de bajo costo, como es el almidón de mandioca. Así constituimos el film”, explica Goyanes.
Una vez que comprobaron las múltiples propiedades del nuevo material y su potencial como producto, empezaron a analizar la posibilidad de patentarlo. Se dirigieron entonces hacia Incubacen, la incubadora de empresas de base tecnológica de Exactas, para consultar a Laura Pregliasco, secretaria adjunta de Investigación Científica y Tecnológica. En base a las recomendaciones recibidas, el grupo decidió avanzar sobre una patente del Conicet y además se presentó en el concurso INNOVAR. Durante el certamen, su director, Pablo Sierra, decidió incluirlo entre los ocho proyectos seleccionados para competir en los Premio Iberoamericanos. Sólo faltaba una cosa: era necesario incluir un plan de negocios, tarea para la cual no estaba preparado ninguno de los integrantes del equipo. Surgió entonces nuevamente el apoyo de Incubacen para llevar a cabo ese trabajo. Una vez reunidos todos esos elementos, se concretó la inscripción que derivaría en el premio.
El potencial de mercado del film biodegradable es enorme debido a que puede ser utilizado en una gama muy variada de industrias, entre ellas, la alimentaria, farmacéutica, cosmética, higiene y cuidado personal y hasta el marketing. Además, dado que el proyecto cumple con estándares de competitividad y calidad internacionalmente aceptados, podría ser exportado no sólo a todos los países de Iberoamérica, sino también, a Estados Unidos y Europa.
“A este material se lo puede seguir trabajando muchísimo porque sus características pueden variar de acuerdo con la cantidad de nanopartículas que se introducen. Así puede ser desde muy poco permeable hasta muy permeable. Además uno puede funcionalizar esas nanopartículas de modo tal que adquieran propiedades selectivas, por ejemplo, para que atrapen determinados gases o moléculas”, se entusiasma Goyanes. Y agrega, “en Europa todas las normativas se dirigen a eliminar los plásticos tradicionales y reemplazarlos por plásticos biodegradables. Este material es totalmente amigable con el medio ambiente. Vos lo enterrás y simplemente se degrada con el agua”.
En este momento el grupo deberá definir entre las distintas alternativas que se le presentan para avanzar en la transformación de este desarrollo exitoso en un producto que pueda ser lanzado al mercado. “Tenemos que pensar qué posibilidades tenemos para hacer eso nosotros o si le vamos a transferir la tecnología a un tercero ¿Nosotros lo podemos hacer? Sí ¿Nos gusta hacerlo? No (risas). Lo que quisiéramos es armar una especie de empresa mixta, en la cual nosotros figuremos como asesores científicos. Y extendernos hacia una línea de bioplásticos en general, con nanopartículas de todo tipo”, proyecta Goyanes.
El proyecto “Films biodegradables” elaborado por un equipo encabezado por la física Silvia Goyanes, fue elegido como “Mejor Proyecto Innovador” en los “Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento”. Se basa en un material plástico biodegradable, obtenido a partir de recursos renovables.
“Nos sentimos muy contentos. No creímos que fuéramos a ganar. Para nosotros fue una gran sorpresa”, asegura Silvia Goyanes, directora del Laboratorio de Polímeros y Materiales Compuestos, del Departamento de Física de la Facultad y una de las integrantes del equipo que obtuvo el galardón al “Mejor Proyecto Innovador” en el área de productos y servicios de los “Premios Iberoamericanos a la Innovación y el Emprendimiento”.
El proyecto ganador “Films biodegradables”, premiado con veinte mil euros, consiste en la elaboración de un film de material plástico fabricado con nanopartículas de almidón de maíz en una matriz de almidón de mandioca, que presenta múltiples usos para envases de la industria. La novedad tecnológica es la inclusión de los nanocristales que le otorgan al material las propiedades de ser flexible, biodegradable, biocompatible, no tóxico, comestible, translúcido, inodoro e insípido. Cuenta, además, con una buena adhesión a cualquier otro material y alta resistencia a la manipulación.
Este proyecto surgió a partir de la tesis de doctorado de Nancy García, cuya dirección comparten Goyanes y la doctora Mirta Aranguren del INTEMA (Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales), que se basa en el desarrollo de nanocompuestos biodegradables. “Empezamos a sintetizar nanopartículas cristalinas de un tamaño que va de los 20 a los 50 nanómetros. Esas nanopartículas son de almidón de maíz, o sea un producto de muy bajo costo, pero con importantes propiedades. Y también desarrollamos la tecnología para poder dispersar esas nanopartículas en otro material, también biodegradable y de bajo costo, como es el almidón de mandioca. Así constituimos el film”, explica Goyanes.
Una vez que comprobaron las múltiples propiedades del nuevo material y su potencial como producto, empezaron a analizar la posibilidad de patentarlo. Se dirigieron entonces hacia Incubacen, la incubadora de empresas de base tecnológica de Exactas, para consultar a Laura Pregliasco, secretaria adjunta de Investigación Científica y Tecnológica. En base a las recomendaciones recibidas, el grupo decidió avanzar sobre una patente del Conicet y además se presentó en el concurso INNOVAR. Durante el certamen, su director, Pablo Sierra, decidió incluirlo entre los ocho proyectos seleccionados para competir en los Premio Iberoamericanos. Sólo faltaba una cosa: era necesario incluir un plan de negocios, tarea para la cual no estaba preparado ninguno de los integrantes del equipo. Surgió entonces nuevamente el apoyo de Incubacen para llevar a cabo ese trabajo. Una vez reunidos todos esos elementos, se concretó la inscripción que derivaría en el premio.
El potencial de mercado del film biodegradable es enorme debido a que puede ser utilizado en una gama muy variada de industrias, entre ellas, la alimentaria, farmacéutica, cosmética, higiene y cuidado personal y hasta el marketing. Además, dado que el proyecto cumple con estándares de competitividad y calidad internacionalmente aceptados, podría ser exportado no sólo a todos los países de Iberoamérica, sino también, a Estados Unidos y Europa.
“A este material se lo puede seguir trabajando muchísimo porque sus características pueden variar de acuerdo con la cantidad de nanopartículas que se introducen. Así puede ser desde muy poco permeable hasta muy permeable. Además uno puede funcionalizar esas nanopartículas de modo tal que adquieran propiedades selectivas, por ejemplo, para que atrapen determinados gases o moléculas”, se entusiasma Goyanes. Y agrega, “en Europa todas las normativas se dirigen a eliminar los plásticos tradicionales y reemplazarlos por plásticos biodegradables. Este material es totalmente amigable con el medio ambiente. Vos lo enterrás y simplemente se degrada con el agua”.
En este momento el grupo deberá definir entre las distintas alternativas que se le presentan para avanzar en la transformación de este desarrollo exitoso en un producto que pueda ser lanzado al mercado. “Tenemos que pensar qué posibilidades tenemos para hacer eso nosotros o si le vamos a transferir la tecnología a un tercero ¿Nosotros lo podemos hacer? Sí ¿Nos gusta hacerlo? No (risas). Lo que quisiéramos es armar una especie de empresa mixta, en la cual nosotros figuremos como asesores científicos. Y extendernos hacia una línea de bioplásticos en general, con nanopartículas de todo tipo”, proyecta Goyanes.