Tucumán está a la vanguardia en biotecnología
El director técnico de la Eeaoc describió los avances en los últimos años. La plataforma Biotecsur busca una soja resistente a la seca.
La biotecnología puede y aporta numerosas e importantes en el rendimiento agronómico. Algunas modificaciones genéticas permiten que las cosechas sean más resistentes a las plagas, a la falta de agua, entre otras, y algunas ya se aplican actualmente. Otras modificaciones buscan darle un mejor aspecto y homogeneidad al producto final, como el caso de los tomates, donde se introdujo el gen responsable de la tela de las arañas para que la piel de éstos tengan una linda tersura.
Otros avances están en desarrollo y Tucumán, a través de entidades como la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) no está a la saga de las instituciones de investigación más avanzadas. Sobre el tema y los avances de la biotecnología al servicio del campo, LA GACETA Rural dialogó con el director técnico de la Eeaoc, Daniel Plopler. Estos son sus principales conceptos:
-Desde la aprobación de la soja y del maíz transgénicos, ¿cuánto se avanzó a la fecha?
-Hablando estrictamente de la biotecnología moderna, a partir del advenimiento de la biología molecular, se lograron avances muy importantes. Esta disciplina trascendió el ámbito científico para incursionar en el campo de desarrollos tecnológicos con aportes trascendentes en distintas áreas, como la salud y la agricultura. En este último caso, además de varios eventos transgénicos en soja y maíz, se contabilizan desarrollos en algodón, arroz y remolacha azucarera. Hay otros cultivos en los que se obtuvieron variedades transgénicas, pero que aún no se comercializan por diversos motivos. Algunos no completaron los estrictos controles regulatorios, y otros por la resistencia de sectores consumidores. En 2009, 14 millones de agricultores cultivaron 134 millones de hectáreas de transgénicos en 25 países. Cada año se incorporan nuevas naciones al uso de estos materiales. Argentina fue un país de avanzada respecto de la regulación y adopción de estas tecnologías. En 2009 se registraron más de 21 millones de ha con cultivos genéticamente modificados.
-¿Cuál es el avance en el desarrollo de tecnologías para el Mercosur, que emprendió la Eeaoc a través de la plataforma Biotecsur?
-Se está transitando el segundo año de este proyecto denominado "Aproximación genómica integrada en el Mercosur para la prospección de genes útiles al mejoramiento de la soja, frente a estrés biótico y abiótico". Los resultados son los esperados, ya que se ajustaron las metodologías de evaluación de las tolerancias a sequía y de resistencia a dos enfermedades (roya y podredumbre carbonosa). Se generaron cruzamientos entre materiales resistentes y susceptibles y se avanza en la caracterización genética de los progenitores y de la descendencia, así como el desarrollo de marcadores moleculares. Este trabajo involucra a 14 grupos de investigación públicos y privados del Mercosur. Lo auspicioso es que están avanzadas las gestiones para seguir con el proyecto, incluso involucrando a grupos de la Unión Europea.
-¿La soja tolerante a la sequía servirá en todas las zonas productoras o en lugares específicos?
-El objetivo no apunta sólo a ampliar la zona productora sino fundamentalmente a dar estabilidad a los rindes en las regiones donde hoy se cultiva la oleaginosa. Son frecuentes los períodos de déficit hídrico que ocurren en el ciclo de cultivo, los que traen consecuencias negativas, especialmente durante el llenado de los granos. Por ello, disponer de variedades tolerantes a sequía contribuirá a asegurar niveles aceptables de cosecha. También posibilitará habilitar al cultivo en zonas que hoy están consideradas marginales para la soja por deficiencia hídrica.
-El trigo transgénico, otro aporte de la tecnología, ¿tendrá igual aceptación que la soja y el maíz?
-El trigo es el único cultivo básico importante para el cual no se desarrolló comercialmente variedades transgénicas. Si bien se logró introducir por transgénesis diversas características, incluso relacionadas con valor nutricional y calidad industrial, no se avanzó en la desregulación y posterior comercialización de las variedades. Todo tiene que ver con la resistencia que se genera en parte de la población, la que aún tiene resquemor por el consumo de alimentos derivados de cultivos transgénicos. Estimo que esto va a cambiar en unos años, ya que paulatinamente va cambiando esa situación. Hay países como China, que no se van a poder dar el lujo de desestimar variedades transgénicas que tengan por ejemplo tolerancia a factores de estrés ambientales, como sequía, o un mejor valor nutricional, con repercusión directa en la salud humana.
-¿Existe el riesgo de no poder usar las nuevas tecnologías por los derechos por las semillas que no se pagan?
-Efectivamente esto es así. Especialmente para cultivos autógamos (autofecundación), como el de la soja y del trigo. Las empresas propietarias de los nuevos eventos biotecnológicos (semillas) disponibles reiteraron que no los pondrán en circulación en el país hasta que no se modifique la ley de semillas y se protejan los derechos de la propiedad intelectual. Esta situación colocó a la Argentina en una desventaja competitiva frente a otros países, como Brasil y Paraguay, que ya arreglaron el tema de regalías y la propiedad intelectual. Merece agregarse que de aquí al 2020 se estima que en soja se van a comercializar unos 28 nuevos eventos biotecnológicos, de los cuales 16 tienen que ver con cualidades agronómicas y 12 con las nutricionales y de calidad industrial. No estarían disponibles en el país si es que antes no se solucionan aquellos temas.
-¿Tucumán está a la vanguardia en las investigaciones y avances tecnológicos?
-En muchas de las áreas del conocimiento Tucumán ocupa una posición de privilegio respecto de la investigación y el desarrollo tecnológico, particularmente en áreas de la agricultura y de la biotecnología. Además de la Eeaoc, hay grupos de excelencia en los institutos del Conicet y en la Universidad Nacional de Tucumán. Utilizan técnicas y equipamiento comparables con los países más desarrollados.
-En la competencia por la expansión de cultivos en Tucumán, ¿qué actividad la está ganando?
-Existen algunas zonas de la provincia donde se puede llegar a generar una competencia entre cultivos por la tierra disponible. Así hay áreas que pueden pasar de la caña de azúcar a cítricos e incluso a cultivos de granos, pero en la mayor parte cada cultivo tiene sus sectores bien definidos. En aquellas zonas con límites indefinidos, la preponderancia de un cultivo sobre otro varía con los años y las diferentes circunstancias económicas. Merece destacarse en la última campaña el aumento del área de maíz a expensas de la soja, algo que desde el punto de vista técnico es saludable ya que implica una mayor rotación de cultivos con todos los beneficios agronómicos que esto conlleva.
-¿Cuál será el impacto en la provincia por la producción de biocombustibles?
-Considero que será una salida importante para la provincia. Por un lado el etanol a partir de caña de azúcar, y eventualmente de sorgo, contribuirá a un ordenamiento de la producción azucarera con todas las implicancias que esto acarrea en lo social y en lo económico. Además posibilitará el complemento con los combustibles fósiles, pero cabe aclarar que no considero que los combustibles derivados de cultivos agrícolas pueden llegar a relevar al mundo de su dependencia de los combustibles fósiles, y así resolver el problema del agotamiento del petróleo. No habrá que dejar de lado el biodiesel, que se presenta como una alternativa de destino para la soja producida en la región. La posibilidad de su procesamiento en plantas de distinto tamaño abre la posibilidad de dar valor agregado a la producción local de soja y de iniciar nuevos emprendimientos de producción animal.