Compartimos un nuevo capítulo de "Vida de Campo"
En la campaña 2012/2013 San Luis fue epicentro de un grave problema de resistencia de plagas. Las condiciones presentes desencadenaron la resistencia por Diatraea en dos tecnologías Bt. Nada fue igual después de este suceso. Mirá el desenlace del "Caso San Luis", una historia realizada por el Programa MRI (Manejo de Resistencia de Insectos).
Los productores y la industria semillera: unidos para luchar contra la resistencia de plagas
La agricultura es un desafío constante: “Es como ir al gimnasio todos los días sin saber cuándo va a terminar la jornada”, dice Martín Harte responsable de la Estancia Las Lomitas (AGD) situada en la región del Norte de San Luis y Sur de Córdoba.
Sin embargo, aquellas campañas del 2012/2013 llevaron a su límite hasta a los productores más preparados de la zona.
"Temperaturas cálidas más humedad por el riego que permitía hacer dos cultivos de maíz en la misma temporada. Entonces las plagas estaban de fiesta, siempre tuvieron donde alimentarse y condiciones ideales para crecer y si siempre les sembrábamos la misma tecnología... se generó la resistencia muy rápidamente". Fabiana Malacarne es Gerente de Asuntos Regulatorios de ASA y responsable de Programa MRI.
Alejandro Cadile es Asesor Técnico y maneja un grupos de productores en la zona. "En un principio tuvimos muy buen manejo de cogollero. Nosotros de esta manera teníamos maíz verde prácticamente todo el año, hasta que en la campaña 20212/2013 empezamos a encontrar daños (para nosotros no esperados) de Diatraea".
"Nos asustamos, no lo esperábamos en esa zona y dijimos... que hacemos con esto?" comenta Fabiana. “El primer año fue un desastre”, reconoce. "Implementamos un plan de mitigación inicial imposible de cumplir para los productores, que se enojaron, y con justa razón. Entonces nos juntamos y dijimos, ok, qué podemos hacer?" y así empezaron a elaborarse soluciones.
El concepto de “refugio efectivo” cobró fuerza en esta etapa, enfatizando que no se trata solo de crear zonas de refugio, sino de asegurar que estos cumplan su función. En lugar de aplicar múltiples tratamientos para que el cultivo se vea uniforme, el refugio efectivo permite que un porcentaje del lote actúe como “protector” del resto, preservando la viabilidad de la tecnología en el tiempo.
Se decidió modificar las fechas de siembra, practicar la rotación de tecnologías, realizar controles químicos, implementar el refugio, que hasta es momento se realizaba de manera nula o parcialmente. Además, las empresas comenzaron a suministrar el suficiente material para refugio.
El productor entendió que si esta tecnología se pierde no hay otra de reemplazo en el corto plazo, entonces tiene que practicar un sistema de manejo que le permita alargar la vida útil de la tecnologías.
Las experiencias recientes en San Luis dejan lecciones claras: la preservación de tecnologías de cultivo requiere de prácticas de manejo integrado, compromiso y, sobre todo, la cooperación de todos los actores involucrados. La región avanza en ese sentido, con la mirada puesta en la sostenibilidad a largo plazo y la convicción de que, si se implementa adecuadamente, el refugio efectivo puede proteger tanto la productividad como el futuro de la tecnología Bt.