Innovación en la huerta: Una lechuga que cambia las reglas del juego
La lechuga es la tercera hortaliza de hoja más consumida en todo el mundo y también en la Argentina. ¿Cuántas veces reparaste en la cantidad de tipo de lechugas diferentes que hay y en los desafíos de mejorar la lechuga? Aunque se han desarrollado variedades de lechuga a nivel nacional e internacional con diversos grados de tolerancia a enfermedades, hasta el momento no se habían podido lograr cultivares de lechuga con incrementos considerables de rendimiento.
Desde hace 15 años un equipo de Investigadores del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABIMO) del INTA se enfoca en la mejora del cultivo. Mediante el uso de la edición génica lograron una lechuga que supera el desafío de lograr mayores rendimientos.
El equipo de trabajo desarrolló una lechuga crespa que posee mayor cantidad de hojas que otras de la misma variedad. Utilizando edición génica mejoraron la variedad de lechuga crespa Grand rapids y obtuvieron una planta con mayor cantidad de hojas, casi el doble de peso y floración retrasada. Estas características hacen que, en la misma superficie productiva, se logren casi duplicar los rendimientos y se pueda extender la época de comercialización de la hortaliza. Este desarrollo impacta directamente en la productividad y en la rentabilidad del sector hortícola.
Los investigadores lograron apagar un gen que interviene en el desarrollo de la planta. Luego de evaluar numerosos ejemplares, encontraron una planta que presentaba las características que buscaban, es decir, plantas más grandes y con floración retrasada. Esta planta y sus descendientes se evaluaron durante tres generaciones en invernadero y en un sistema hidropónico presentando las mismas características. De hecho, como sobresalía a simple vista sobre las otras lechugas en el invernadero, decidieron ponerle de nombre Cisne.
Actualmente la quinta generación de estas plantas está en ensayos a campo, como etapa final necesaria para analizar su productividad y la respuesta frente a variaciones climáticas y a patógenos e insectos. Con los resultados de esta evaluación a campo se podrá realizar la inscripción de esta nueva variedad en el Instituto Nacional de la Semilla (INASE) para poder avanzar hacia su comercialización.
Este logro demuestra que se puede apagar, de forma específica y precisa, un único gen y permite pensar en aplicar la misma tecnología para mejorar otras especies vegetales de interés.
Este desarrollo podría ser utilizado tanto por PyMEs como por productores familiares y se podrá manejar bajo diferentes sistemas de producción: a campo o en invernadero, en la agricultura orgánica o también en sistemas hidropónicos.
La nueva lechuga Cisne representa un progreso significativo para la horticultura nacional, otorgando mayor flexibilidad a los productores, ya que podrían también comercializarlas en menos tiempo y con el mismo peso que la variedad convencional.
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