“Para ser biólogo hay que tener una dosis alta de curiosidad, de resiliencia y de perseverancia”

El 27 de junio fue declarado el Día del Biólogo en nuestro país, Argentina, en conmemoración al impulso que dio el entonces presidente Bernardino Rivadavia en 1812 a la creación de un Museo de Historia Natural.

En este marco y para conocer a fondo acerca de la gran labor que llevan adelante los biólogos, charlamos con Marisa López Bilbao, investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), donde coordina su grupo de trabajo en transformación genética y edición de asteráceas (lechuga y girasol) y también, las actividades del Sector Cultivo de Tejidos Vegetales. Además, es la actual secretaria de la Asociación Civil REDBIO Argentina, luego de haber sido su presidenta por 3 períodos consecutivos. 

Desde muy chiquita, Marisa era fanática de los videos del explorador y biólogo marino Jacques Cousteau y soñaba ser como él. Durante el secundario se dio cuenta de que aquello sería un poco complicado de lograr, pero todo lo relacionado a la biología la seguía apasionando. Aunque a la hora de decidirse por una carrera tuvo bastantes dudas, finalmente siguió su deseo de niña y se anotó en Biología con la ilusión de pasar tiempo en un laboratorio.

Otra cosa que Marisa recuerda tener muy claro desde el comienzo de sus estudios universitarios es que quería trabajar con plantas y en el área de la biotecnología. “Mi camino como bióloga siempre estuvo direccionado hacia el mejoramiento vegetal. Después de vivir y trabajar un tiempo fuera del país, en el año 97 ingresé al INTA para hacer transformación genética buscando mejores plantas. Actualmente estamos usando técnicas de edición génica, que surgieron la década pasada, donde se logra realizar una mutagénesis dirigida en un único gen”, repasa Marisa sobre su recorrido profesional.

Concretamente, ¿cuál es el trabajo de una bióloga?

Hay muchas aristas en el campo de la Biología. Encontramos tanto biólogos que estudian los organismos a nivel molecular, genético o fisiológico; como otros que estudian la interacción de esos organismos en el ecosistema. También se puede estudiar el efecto de las industrias sobre el medio ambiente e incluso hay biólogos que trabajan sobre fósiles; y también están los que se dedican a asesorar a diferentes entes gubernamentales sobre medidas a tomar. 

¿Es decir que es un trabajo interdisciplinario?

En la actualidad prácticamente todos los abordajes, debido a la cantidad de técnicas nuevas que han ido apareciendo, son interdisciplinarios. Por ejemplo, en el Instituto de Biotecnología/IABIMO del INTA somos muchos biólogos, pero también hay veterinarios, agrónomos, biotecnólogos y bioquímicos. Otro ejemplo muy claro es que hoy en día los biólogos necesitamos mucho de la parte bioinformática donde participan ingenieros o físicos. Todo esto sin dudas enriqueció nuestro trabajo.

Un interrogante que también suele surgir alrededor de esta profesión es si ser biólogo es lo mismo que ser científico. 

Se puede estudiar Biología, pero después no hacer una carrera científica. Si un biólogo se dedica a la docencia, por ejemplo, no tiene por qué ser científico. Lo que sucede es que la formación en nuestra carrera nos enseña a ser científicos. La vida del científico es tratar de descubrir cosas nuevas basándose en datos. Entonces, si por ejemplo hacemos un tratamiento a una planta para que tenga tal tipo de respuesta, vamos a tener que hacer análisis y estudios basados en estadísticas para poder concluir si se llegó a obtener la respuesta buscada; y eso es un abordaje científico. Todas nuestras afirmaciones tenemos que respaldarlas y demostrarlas con resultados que avalen eso que afirmamos. 

Con las nuevas tecnologías, ¿durante su trabajo diario pasan mucho tiempo en la computadora o se sigue haciendo trabajo de campo?

Más o menos hay que calcular la mitad del tiempo de trabajo en el laboratorio y la otra mitad en el escritorio. Lo ideal sería que en la computadora estemos leyendo trabajos científicos, viendo conferencias internacionales, realizando análisis de secuencias o procesando imágenes obtenidas en lupas o microscopios; pero lamentablemente también lleva mucho tiempo realizar las tareas administrativas y burocráticas. De todas formas, por supuesto seguimos metiendo las manos en las plantas, en las cámaras de cría o en los invernáculos de bioseguridad.

¿Cómo podemos ver los aportes que realizan los biólogos en nuestra vida cotidiana?

El trabajo del biólogo impacta en la sociedad en muchísimos aspectos, por ejemplo, en la pandemia del 2020 fue una época en la que se pudo ver mucho del trabajo realizado por los biólogos. Se desarrollaron los kits para detectar si la gente tenía COVID o no; se realizaron los análisis para confirmar la enfermedad y cual era la cepa del virus que circulaba, se evaluaron nuevas vacunas y se realizó el asesoramiento acerca de las medidas sanitarias a tomar. Aquí también se vio la interacción entre distintas formaciones académicas: biólogos, médicos, bioquímicos.

¿Hay algo de tu profesión que hoy en día te resulta difícil?

Me sigue resultando duro cuando explico técnicas como la transgénesis que aún haya personas que siguen diciendo que podría ser algo peligroso porque hubo muy mala prensa sobre los transgénicos. En realidad, el tema era la resistencia a los herbicidas, pero lo que la mucha gente desconoce es que hay plantas resistentes a los herbicidas que no son transgénicas. Si entendemos que toda la soja, todo el maíz y casi todo el algodón de Argentina son transgénicos y no tenemos ni un solo problema con su consumo; me parece que el tema ya quedó superado por el peso de la evidencia.

El equipo de trabajo en INTA: Dra. Marisa López Bilbao y en orden hacia atrás  las doctoras Laura Radonic, Flavia Darqui y Valeria Beracochea.

¿Qué cualidades debe tener un buen biólogo? 

Principalmente hay que tener una dosis bastante alta de curiosidad y una buena dosis de resiliencia y aceptación de los resultados negativos. En el día a día de un biólogo son muchos más los resultados negativos hasta llegar al resultado positivo, y hay que estar preparado para eso y aprender a sobrellevarlo. Además, un buen biólogo tiene un espíritu superador de uno mismo y de situaciones laborales como concursos, pedidos de subsidios y proyectos donde muchas veces “se pierde”, por lo que hay que tener muchísima perseverancia, diría que casi tozudez.

¿Y cuán importante es la divulgación del trabajo que hacen ustedes? 

Me parece que es fundamental y el primer paso para dar a conocer nuestra labor. Justamente, como siempre me gustó este tema de la difusión, también soy parte de REDBIO Argentina, una asociación científica en la que nos dedicamos a la comunicación y difusión, a la organización de eventos científicos, congresos y simposios. Todos tendríamos que ser capaces de contar y explicar qué hacemos, al menos a nuestros familiares y amigos para comenzar a difundir.

¿De qué se trata la investigación actual de tu equipo? 

Actualmente estamos trabajando en mejoramiento de lechuga y de girasol, que aunque no se parezcan pertenecen a la misma familia. El girasol es una planta que presenta una serie de dificultades técnicas y es complicada de trabajar para la transformación genética pero aún así logramos poner a punto esta técnica. En cambio, la lechuga, que usamos como especie modelo del girasol, es mucho más amigable, por eso pudimos hacer tesis doctorales y de licenciatura y llegamos a desarrollar dos líneas de lechugas transgénicas que confieren resistencia a hongos. Estas lechugas, que aún están en evaluación, permitirán el uso de menor cantidad de agroquímicos. También estamos trabajando con otra técnica que se llama edición génica, que no agrega genes nuevos sino que permite apagar un gen de la planta. Así obtuvimos una planta que casi duplica su peso y con un número de hojas mucho mayor, que empezaremos a evaluar en campos del INTA. Además, y para realizar un análisis más académico estamos modificando, también por edición, unos genes que intervienen durante un estrés hídrico. 

Para terminar, en lo personal, ¿qué significa para vos ser bióloga?

Ya es parte de mi ser y de mi vida. No es algo que hago solo en el horario laboral y después desconecto. Si encuentro un artículo de divulgación interesante durante el fin de semana, me siento a leerlo encantada. Cuando nos vamos de viaje en familia suelo sacar fotos a todo tipo de plantas y flores que veo. ¡Mis hijos y mi marido lo saben y me las van señalando!