Para adhesivos, preguntale a los mejillones

¿Alguna vez intentaste despegar un mejillón de una roca? Es imposible. Esto es porque los adhesivos producidos por los bivalvos, como los mejillones y almejas, son extremadamente fuertes y funcionan muy bien bajo el agua. Esto los hace muy interesantes para la industria naviera, por ejemplo, permitiendo pegar partes y materiales de piezas que siempre estarán sumergidas. Por otro lado, los cirujanos también los ven con buenos ojos, ya que podrían servir como nuevos adhesivos quirúrgicos, puesto que, no solo no son tóxicas, además son biodegradables.

Los bioadhesivos son casi todos basados en proteínas. Su aspecto inicial, antes de secarse, es el de una gelatina. Cuando se añade hierro, las proteínas se conectan entre sí y el material se endurece. Los mejillones obtienen el hierro filtrándolo directamente del agua del entorno, como hacen con el resto de nutrientes. Aunque ahora los científicos saben en qué consisten estos adhesivos, resulta muy complicada y cara su extracción a partir directamente del mejillón. Es por eso que recurrieron a la ingeniería genética y demostraron que es posible producir el adhesivo del mejillón de roca Mytilus galloprovincialis en la bacteria más común de laboratorio, Escherichia coli. Los resultados presentados son satisfactorios en cuanto a la facilidad de aislamiento y purificación, así como en las propiedades adhesivas de la proteína generada en la bacteria. Tal vez dentro de unos años este material se encuentre disponible en el mercado para varias y diferentes aplicaciones.

 

Imagen: Diego Catto on Unsplash