Avances en el desarrollo de vacunas comestibles para prevenir el SIDA

Desarrollar una vacuna efectiva para prevenir el SIDA no es el único desafío al que se enfrentan los investigadores. Una vez que existe la vacuna hay que enfrentar otros problemas, especialmente en los países en desarrollo: infraestructuras insuficientes, problemas logísticos y la falta de atención médica. Desarrollar una vacuna efectiva para prevenir el SIDA no es el único desafío al que se enfrentan los investigadores. Una vez que existe la vacuna hay que enfrentar otros problemas, especialmente en los países en desarrollo: infraestructuras insuficientes, problemas logísticos y la falta de atención médica. El Dr. Ramírez, y su equipo del Departamento de Ingeniería Genética de Plantas en Irapuato, México, han encontrado una manera de vacunar a las personas y al mismo tiempo aliviar esos problemas. Crearon una vacuna fácil de administrar oralmente, simplemente comiendo un tomate transgénico. Este equipo logró modificar el genoma del tomate para que funcionara como vacuna, fabricando una proteína del virus HIV, llamada Tat. Los estudios demostraron que estos tomates transgénicos producen en promedio 1 microgramo de la proteína Tat por miligramo de extracto de tomate, una concentración bastante alta, y suficiente como para estimular al sistema inmune de las personas. Una estrategia para prevenir el SIDA es lograr que el sistema inmune ataque a una de las proteínas que permiten la replicación (reproducción) del virus, como la proteína Tat. Una característica importante de esta enfermedad es que las mucosas son los primeros tejidos infectados por el virus, por eso es importante generar una buena respuesta inmune en el sistema digestivo y reproductor. El siguiente paso fue alimentar ratones con el tomate transgénico. Los científicos observaron que estos ratones desarrollaban buenos niveles de anticuerpos, moléculas importantes para impedir que el virus ingrese a las células. Pero más importante aún, descubrieron que la inmunización generaba protección en las mucosas, así como en todo el organismo. Concluyeron que la inmunización a través de la ingesta había resultado tan efectiva como la lograda por inyección con los extractos de tomate.