El océano guarda un tesoro escondido

El océano alberga una cantidad enorme y sorprendente de diversos microbios, señala un informe. Los hallazgos publicados provienen del proyecto del pionero Craig Venter y su expedición que dio la vuelta al mundo navegando mares y océanos, y colectando y analizando a todos los organismos marinos que encontraba a su paso. El océano alberga una cantidad enorme y sorprendente de diversos microbios, señala un informe. Los hallazgos publicados provienen del proyecto del pionero Craig Venter y su expedición que dio la vuelta al mundo navegando mares y océanos, y colectando y analizando a todos los organismos marinos que encontraba a su paso. El grado inesperado de diversidad sugiere que, a pesar de que los científicos han secuenciado el genoma de casi 200 organismos, apenas han 'arañado' la superficie del repertorio genético del planeta. Los microbios constituyen la base de la vida en la Tierra, y juegan un rol fundamental en el ciclo del carbono, entre otros ciclos vitales. Como sólo el 1% de estos microbios se puede hasta ahora cultivar en el laboratorio, la identificación y comprensión de estos microorganismos es bastante difícil. Sin embargo ahora, los métodos se secuenciación cada vez más modernos y eficientes les ofrecen a los investigadores la posibilidad de conocer el 99% restante. Los científicos pueden extraer material genético a partir de una gota, lo secuencian, y rápidamente pueden caracterizar los genomas de todos los organismos que viven en esa gota. Luego del exitoso proyecto del mar Sargasso en 2003, Venter se embarcó en una expedición aún más larga, siguiendo la ruta del buque británico Challenger, un viaje científico que pudo catalogar a 5.000 nuevas especies marinas hacia fines del siglo XIX. La tripulación navegó casi 6.000 millas a bordo del yate de Venter, y recolectó muestras de agua cada 200 millas. Los primeros resultados publicados en la revista on line PLoS Biology, revelaron la existencia de 6 millones de proteínas hasta ahora desconocidas. Los investigadores se centraron en analizar secuencias, más que de identificar microorganismos, ya que esto hubiera sido imposible dada la enorme diversidad que muestra el océano.