Rosario busca sacar provecho de una política a favor de la ciencia

El gobierno nacional le dio el rango de ministerio a la ciencia y la tecnología y la provincia definió la creación de una secretaría de Estado con status ministerial a partir de diciembre para esa área. El gobierno nacional le dio el rango de ministerio a la ciencia y la tecnología y la provincia definió la creación de una secretaría de Estado con status ministerial a partir de diciembre para esa área. Si la apuesta se pone en práctica, Rosario y la región serán los primeros beneficiados en función del desarrollo de la industria de la biotecnología, un sector que fue ganando terreno tanto en las aplicaciones destinadas al sector agropecuario como aquellas orientadas a la medicina y la alimentación. 'Nosotros fuimos generando redes y equipos de trabajo mucho antes de que llegaran los subsidios', reflexionó Graciela Ciccia, directora de innovación y desarrollo tecnológico de Fundación Mundo Sano en referencia a la experiencia que a nivel nacional vienen desarrollando dos empresas farmacéuticas con hospitales de Buenos Aires en proyectos destinados a combatir distintos tipos de cáncer. Esa experiencia nacional, que también se repite a nivel local, fue el eje de análisis del 4° Congreso Regional de la Producción Rosario Activa 2007, y muestra como el sector de la biotecnología fue abriéndose paso en forma casi anárquica y merced a esfuerzos de los sectores académico, privado y público, pocas veces coordinado y con escaso y dificultoso financiamiento. Y pese a eso, logró posicionarse como un área clave a desarrollar de cara a la nueva economía. Pero esa estrategia poco planificada tocó un techo y hoy el sector se enfrenta al desafío de generar redes (locales y globales) no sólo para la producción y comercialización de sus productos sino para encarar parte de las investigaciones de desarrollo que terminen en un producto. 'Rosario es un caso emblemático porque puso en un mismo espacio físico a seis o siete jugadores y al mismo tiempo por la nueva relación entre lo público y lo privado que generó', expresó Roberto Bisang, economista de Cepal quien puso a la región como un ejemplo. El concepto clave que fue desarrollando esta masa crítica en Rosario - tanto de recursos humanos como de institutos y con la participación del sector público - fue lograr la transferencia tecnológica para que la ciencia sea una herramienta aplicada a la solución de los problemas reales de la sociedad. En ese sentido, la Facultad de Veterinaria de Casilda (UNR) está aplicando el desarrollo biotecnológico para el control de los alimentos que consume la comunidad. Gabriela Levitus, directora ejecutiva del Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio), una organización que divulga información en este sentido, consideró que 'Rosario tomó un camino en el posicionamiento de una ciudad bio a través del Instituto de Agrobiotecnología (Indear)' que se está montando en La Siberia. Pese a que se trata de un sector de la innovación que genera mucho interés por parte del sector inversor - una empresa de este tipo tiene un fuerte potencial exportador si logra colocar un producto de interés en el mercado global - la Argentina está muy lejos de conformar las grandes ligas. Según explicó Bisang, existen en el país unas 95 empresas de biotecnología que facturan entre 350 y 400 millones de dólares en su conjunto con dos perfiles bien marcados: por un lado aquellas con grandes espaldas en otro negocio donde pueden encontrar una vía de financiamiento para proyectos de biotecnología (grandes brokers de cereales o los laboratorios de medicamentos), y por otro, las pymes que son los sujetos de políticas públicas ya que necesitan financiamiento para avanzar. 'Todo el sector privado gasta en investigación y desarrollo (I+D) unos 50 millones de pesos, sobre los 5.560 millones de pesos que representan los gastos totales del sector productivo. Esto es muy poco', reflexionó Bisang, quien aclaró que por otra parte 'se trata de una industria generadora de industrias, pero no de empleo' y por tanto, no puede impulsarse a través de subsidios o desgravaciones impositivas en éstas áreas. Pero además, en la balanza también es clave sopesar el papel del sector público y de los usuarios. En el primer caso, Bisang remarcó la falta de capacidad para generar un sistema armónico donde se puedan optimizar los distintos recursos que llegan por muchas vías (Fontar, Foncyt, Inti, etc) pero que no se unifican en una red y en el segundo caso, destacó la presencia de jugadores 'muy rápidos para hacer negocios' como la industria alimenticia, el sector agropecuario y el de medicamentos. Con ese escenario, la biotecnología y la industria del conocimiento tienen en el país la chance de poder trabajar en el mercado de nicho y en ese espacio es donde las políticas públicas pueden aportar lo suyo. Desde el Estado 'habría que darle una mano a la sociedad para identificar las oportunidades de nichos y hacer un esquema de coordinación independiente', dijo Bisang y aclaró: 'eso no se resuelve con más bienes de capital exentos de IVA, sino es un tema de coordinación e indentificación'.