La agrobiotecnología realizará importantes aportes al mejoramiento productivo

La biotecnología está llamada a ser la línea de investigación que permitirá un mayor desarrollo del sector agropecuario. Y ya está encaminada en ese rumbo a partir de permanentes aportes que realizan los distintos centros de estudios de la Argentina. La biotecnología está llamada a ser la línea de investigación que permitirá un mayor desarrollo del sector agropecuario. Y ya está encaminada en ese rumbo a partir de permanentes aportes que realizan los distintos centros de estudios de la Argentina. Esta fue la conclusión que surgió de la exposición titulada 'La agrobiotecnología y sus aportes potenciales al desarrollo del sector', que estuvo a cargo de Esteban Hopp, investigador del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El especialista disertó en las Jornadas Tecnológicas de Aacrea. Las investigaciones biotecnológicas para el mejoramiento, tanto por ingeniería genética como por selección asistida por marcadores moleculares (aplicación de los conocimientos genómicos que acelera notablemente la producción no transgénica de nuevas variedades), tendrán impactos de magnitud en el mediano plazo. 'Se avizora una importante contribución de las nuevas disciplinas postgenómicas que permiten, por ejemplo, realizar perfiles de compuestos presentes en un alimento, como son los de interés nutricional o farmacéutico (llamados nutracéuticos)', dijo Hopp. 'La nueva generación de productos biotecnológicos (transgénicos y no transgénicos) apunta a estos compuestos y a aquellos tradicionalmente conocidos como responsables de la calidad', señaló. Citó como ejemplos de productos con acción mejoradora de la salud la producción de antioxidantes, glucosinolatos de acción anticancerígena, fitosteroles que regulan los niveles de colesterol y la remoción de alérgenos naturales. El investigador considera que también tiene un horizonte promisorio la producción de medicamentos (como la insulina) y vacunas orales, de las cuales hay desarrollos en vacunas contra la gastroenteritis e, incluso, contra la aftosa, con resultados promisorios en animales monogástricos. La ventaja principal de este tipo de vacunas es que no requieren de una cadena de frío, no son inyectables, ni requieren una costosa purificación y separación de toxinas y sustancias pirogénicas. Además de las ventajas económicas en la producción en plantas, se agrega la seguridad sanitaria de que no transmitirán BSE ('vaca loca'), HIV (SIDA) u otras enfermedades zoonóticas. El INTA está realizando activos desarrollos en este terreno, como son los de producción de vacunas orales contra varias enfermedades veterinarias y la del nutracéutico CLA (ácido linoleico conjugado). 'Sin embargo, para convertirse en una realidad comercial, todavía deben sobrepasar algunos inconvenientes, tales como satisfacer requisitos muy exigentes de dosificación y periodicidad de aplicación (que requiere la regulación de todo producto medicinal)', advirtió Hopp durante su exposición. El mejoramiento convencional se verá acelerado con la asistencia de la genómica (trabajando sobre el genoma) y postgenómica, y permitirá a los semilleros dar respuestas mucho más rápidas y precisas ante la aparición de factores adversos o cambios bruscos en la demanda. En este contexto, tanto en el sector público como el privado de la Argentina, se están montando las plataformas tecnológicas necesarias para dar este salto de competitividad. Como indicador, ya existe más de una decena de secuenciadores automáticos de ADN distribuidos por todo el país. 'Las novedades no sólo vendrán por el lado del mejoramiento vegetal y animal, sino también del estudio detallado de patógenos, malezas y pestes', aseguró. Pero tal vez sea en bioenergía en dónde se verán los avances más espectaculares en los próximos años -consideró Hopp-, debido a los aportes de grupos de investigación argentinos. 'Estamos hablando de fuentes alternativas: utilización de biomasa de celulosa como alternativa al almidón o al azúcar en la producción de bioetanol; utilización de bacterias de varias especies (genéticamente modificadas) como alternativa a las levaduras (que también podrán ser genéticamente modificadas) en la fermentación de alcohol; sustitutos biológicos de derivados del petróleo mediante ingeniería metabólica como el caso de los bioplásticos', mencionó. 'Desde el Estado (INTA, INTI, Secyt, Sagpya) se están implementando planes estratégicos de biotecnología. Soy optimista respecto al aporte potencial que será capaz de dar la ciencia argentina, en el área de biotecnología, al sector agropecuario', concluyó.