Logran incrementar las defensas de plantas frente a condiciones adversas

Los resultados obtenidos por un equipo de investigadores del IBR (Instituto de Biología Molecular de Rosario) abren excitantes perspectivas para la manipulación génica de plantas de interés agronómico con capacidad de crecer en suelos y condiciones actualmente no aptos para la agricultura y ofrecen posibilidades de descubrir las bases bioquímicas de la tolerancia a estrés. Los resultados obtenidos por un equipo de investigadores del IBR (Instituto de Biología Molecular de Rosario) abren excitantes perspectivas para la manipulación génica de plantas de interés agronómico con capacidad de crecer en suelos y condiciones actualmente no aptos para la agricultura y ofrecen posibilidades de descubrir las bases bioquímicas de la tolerancia a estrés. Las plantas son organismos inmóviles que para poder completar su ciclo vital y reproducirse deben ser capaces de resistir condiciones ambientales desfavorables, tales como heladas, altas temperaturas, sequías, alta luz, patógenos y excesos o defectos de nutrientes. Toda vez que los mecanismos de resistencia sean superados se produce una situación de estrés ambiental que puede ser de origen biótico (parásitos), abiótico (causas físicas) o xenobiótico (contaminantes químicos), y que resultan en retrasos de crecimiento, daños y eventualmente, muerte. El estrés ambiental, en su conjunto, representa el factor más importante que afecta negativamente el rendimiento de las cosechas. Dentro de los diversos factores mencionados, los de mayor impacto en la agricultura a nivel mundial son el estrés abiótico (fundamentalmente la sequía) y la deficiencia de hierro, que afecta a un tercio de la superficie cultivable del planeta. La importancia del tema ha motivado un gran número de programas de mejoramiento para reforzar las defensas intrínsecas de las plantas frente a estas condiciones adversas, inicialmente mediante estrategias de cruzamiento y selección, y más recientemente mediante la incorporación de técnicas de ingeniería genética. La estrategia seguida en el IBR fue intentar reintroducir genes defensivos aislados de microorganismos en los sitios de la célula vegetal donde pueden interactuar productivamente con los sistemas bioquímicos existentes. Se emplearon técnicas de ingeniería genética para expresar un gen bacteriano en varias especies vegetales, incluyendo tomate, papa y tabaco, y se obtuvieron plantas transgénicas que mostraron tolerancia incrementada a un amplio rango de condiciones ambientales adversas, incluyendo sequía, radiaciones, heladas, altas temperaturas, salinidad, patógenos y oxidantes químicos. Las plantas también fueron capaces de crecer en suelos pobres en hierro en condiciones que fueron letales para las plantas no transgénicas. Los resultados fueron publicados en dos artículos sucesivos, el primero de ellos en el número de julio de 2006 de la revista Plant Cell y el segundo en los Proceedings of the National Academy of Science de los Estados Unidos en julio del 2007.