Bacterias que alimentan la soja

Desde hace muchos años es una práctica común recubrir las semillas de soja con un preparado que contiene una bacte?ria no patógena de los suelos, llamada "rizobium". Este microorganismo penetra las raíces de la planta e induce la forma?ción de nódulos en los que se instala, asimila el nitrógeno atmosférico y produce compues?tos de este elemento." Desde hace muchos años es una práctica común recubrir las semillas de soja con un preparado que contiene una bacte?ria no patógena de los suelos, llamada "rizobium". Este microorganismo penetra las raíces de la planta e induce la forma?ción de nódulos en los que se instala, asimila el nitrógeno atmosférico y produce compues?tos de este elemento."El rizobium utiliza molécu?las de nitrógeno del aire contenido en el suelo (que las plantas no pueden usar directamente) y las transforma en un com?puesto de amonio que sirve de alimento a la soja. A cambio, la bacteria se nutre de compuestos de carbono e hidrógeno que circulan por la savia. Esta relación simbiótica hace que la planta necesite extraer menos nitrógeno del suelo, disminuyendo el empobrecimiento de la tierra, y permite que tenga más alimento disponible cuando se forman los frutos o el clima es desfavorable", explica el doctor e ingeniero agrónomo Pedro Balatti, investigador de la Comisión de Investigacio?nes Científi?cas de la Provincia de Buenos Aires (CIC). Las cepas de rizobium usadas comercialmente fueron seleccionadas por su capacidad de brindar nitrógeno a la soja. Pero luego de muchos años de inoculación, los investigadores encuentran que en la mayoría de nuestros suelos hay nuevas cepas bacte?rianas descendientes de las originales, que han cambia?do por adaptación al ambiente. El doctor Balatti dirige un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP que está estudiando algunas de estas cepas `salvajes`. Buscan determinar si compiten con la inoculada, penetrando en las raíces con mayor facilidad que ella, y si son más o menos eficientes que la original. En el laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Fisiología Vegetal (INFIVI, que depende de la UNLP y el CONICET) se han desarrollado métodos para reconocer las distintas cepas de rizobium, tanto en los suelos como dentro de los nódulos. Con estas herramientas, el grupo de Balatti ya ha identificado cerca de 200 cepas derivadas de la cepa madre en muestras de suelos sembrados con soja. Asimismo, estudian terrenos no cultivados en el norte del país buscando nuevas bacterias y han encontrado unos 200 microorganismos que pueden nodular la soja. Sin embargo, no creen que sean específicas para ella, sino que evolucionaron con otras plantas leguminosas nativas de la región. Los investigadores estudian las características fisiológicas de las bacte?rias aisladas, tratando de determinar si tienen mejores capacidades que las empleadas actualmente. Determinan, por ejemplo, si son resistentes o no a los antibióticos, en qué medios nutritivos crecen, su velocidad de reproducción o su compatibilidad con otras plantas leguminosas además de la soja. Estas características son vinculadas con el ADN de las diferentes cepas, para identificar cuáles son los genes que las rigen. De esta forma, posteriormente se acelera la selección de las bacterias de acuerdo a sus particularidades, analizando el genoma. La posibilidad de identificar los genes que facilitan la supervivencia de las bacterias, tanto en el inoculante como sobre las semillas, también es una característica estudiada. Dentro de esta línea de trabajo, el grupo ha desarrollado una estirpe mutante con un gen que altera la capacidad de sobrevida, logro que abre importantes posibilidades de aplicación. Pero además de mejorar diversos aspectos genéticos, los científicos deben determinar si la cepa inoculada es más hábil que las otras cepas en los suelos para penetrar en la planta de soja y nodularla. Para ello se sirven de las técnicas desarrolladas para identificar bacterias en los nódulos. Otro factor importante que puede incidir sobre el rendimiento de la inoculación es el método de cultivo del campo. El número de agricultores que utiliza la siembra directa creció en los últimos años, pero no se conoce cómo este cambio afecta a la biodiversidad de 'rizobium' en los suelos y a la supervivencia de las distintas cepas. Por ello, los investigadores de La Plata trabajan en dos lotes estas características, comparando un suelo cultivado por métodos tradicionales con otro suelo en el que se emplea la siembra directa. Por último, la obtención de cepas de rizobio más eficaces también contribuye a evitar la contaminación ambiental, ya que disminuye la necesidad de fertilizar los campos con nitratos, que son compuestos más asimilables por las plantas. Los nitratos, además de tener mayor costo de producción, son muy solubles. Por tal motivo son lavados fácilmente de los suelos y, lo que es más grave, aumentan la contaminación de las aguas.